Con el intento de dictaminar auto de prisión al director del periódico EL Libertador, el periodista Johnny Lagos, el régimen fascista amenaza con usurpar su libertad de expresión.
Desde la asonada castrense después del 28 de junio, este medio de comunicación a criticado las acciones violatorias a los derechos humanos, que el gobierno ilegitimo de Micheletti a perpetrado en Honduras.
La oposición del periódico El Libertador, causa molestias en la oligarquía que financiaron el golpe de Estado puesto que sus nombres han sido publicados en las investigaciones periodísticas que efectúa este medio independiente.
Recientemente en una de sus ediciones realizan un perfil político de la funcionaria de facta Marta Lorena de Casco, ocasionando que resaltara su irritación.
Casco quien pertenece a la facción reaccionaria del opus dei intenta exhaustivamente mantener una falsa honorabilidad ante la opinión pública, sin embargo el pueblo hondureño está enterado de su participación directa en las atrocidades que comete la dictadura.
Dictaminar una orden judicial hacia Johnny Lagos confirma el furor que les produce a los mercenarios de la información, Jorge Canahuati Larach y Carlos Flores Facusse quienes pertenecen a la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP).
Ambos empresarios golpistas arguyen defender los principios de libre expresión y emisión del pensamiento pero su postura está alejada de la ética de este derecho universal.
La ausencia de la ética se refleja en los diarios El Heraldo cuyo propietario es Jorge Canahuati Larach y la Tribuna, perteneciente a Carlos Flores Facussé.
Tanto Canahuati como Flores desconocen la voz del pueblo puesto que sus medios escritos, se desgastan en la creación de una Honduras banal que gira alrededor de sus intereses millonarios.
Nuevamente estos seudo burgueses utilizando a su pieza Micheletti, atacan al periodismo independiente que ejerce El Libertador cuyo contexto periodístico representa el decir y el pensar del pueblo.
El Libertador nace hace cinco años como respuesta a las campañas mediáticas que desinforman a la población, debido a las publicaciones de la prensa tradicional de Honduras.
Los atentados hacia el equipo de trabajo del periódico, se han hecho presentes desde hace un buen tiempo, ya que su estilo desnuda el enriquecimiento ilícito de las 10 familias sociópatas que observan a Honduras como una gran hacienda de su erario.
La última amenaza fue la que vivió el reportero gráfico de El Libertador Delmer Membreño quien fue secuestrado y torturado por sicarios, que rondan desde el inicio de la dictadura militar, político-empresarial y eclesiástica.
Membreño fue raptado cuando se dirigía a brindar cobertura al cierre de la emisora radio Globo y el canal 36 de la televisión, el afectado describió a Prensa Latina que los sicarios le quemaron el cuerpo con cigarrillos y advirtieron con matar al director del periódico.
Pese a la derogación del decreto que prohibió la libertad de expresión, pensamiento y circulación, la dictadura fascista insiste en establecer medidas arbitrarias contra la prensa y ciudadanos que se oponen al régimen.
Ante estos hechos el Colegio de Periodistas de Honduras (CPH) ha enmudecido su escaso pensamiento, puesto que mantienen su costumbre de hablar cuando lo dictamina la oligarquía retrograda que ha encarnado en un renacido fascismo.
El ataque a El Libertador es un hecho repudiado por los miembros de la Resistencia puesto que es uno de los escasos medios escritos, que representan los intereses de las mayorías.
De nuevo, el pensamiento progresista es reprimido por la dureza inhumana de la seudo burguesía ascendiente del desierto, sin embargo la fuerza que desata la lucha popular prolongada los mantiene atemorizados.