En 2007, un jurado en la Corte Superior de Los Ángeles declaró culpables a dos empresas transnacionales estadounidenses (Dow Chemical Company y Dole Fruit Company Inc.) por haber producido y aplicado el Nemagón.
El fallo benefició con una cantidad de 3.3 millones de dólares a seis de los doce demandantes, al reconocerles el estado de esterilidad causado por el contacto directo con el químico.
En un segundo histórico fallo, la Dole fue también sentenciada a pagar 2,5 millones de dólares adicionales a cinco de los seis demandantes por daños punitivos o ejemplares, pero esta segunda sentencia fue posteriormente desechada por la jueza Victoria Gerrard Chaney.
Actualmente, el bufete norteamericano de Juan José Domínguez y de su colaborador en Nicaragua, Antonio Hernández Ordeñana, ha apelado esta decisión.
Ante estos históricos resultados, los abogados decidieron presentar otras demandas en Los Ángeles, pero lo que pasó fue catastrófico.
Para tratar de intender esta situación muy complicada e inesperada, que podría acabar con las esperanzas de miles de afectados, conversamos con Vicent Boix, periodista y escritor, quien recientemente publicó el libro “El parque de las hamacas”, lucido relato sobre la que fue la dolorosa y combativa historia de los ex trabajadores bananeros de Nicaragua y de Centroamérica.
-La semana pasada la jueza Victoria G. Cheney decidió desestimar dos juicios sobre el caso de los bananeros afectados por el Nemagón, aduciendo fraudes e intento de extorsión, presentación de pruebas falsas y la organización de una verdadera maquinaria para falsar la realidad en la que estaría involucrado el sistema judicial nicaragüense ¿Qué consideración amerita esta decisión?
-La decisión de la Sra. Chaney es importante porque crea un precedente dentro del caso DBCP. Fomenta el escepticismo entre otros jueces que puedan estar tramitando litigios sobre este agrotóxico, y en general, también puede influir en otros casos diferentes al DBCP en donde los demandantes sean de países del sur. Por eso creo que esta sentencia no puede mirarse como algo particular, sino que deben tenerse en cuenta las connotaciones en futuros casos.
Hasta el momento, numerosas demandas relacionadas con el DBCP fueron iniciadas en Estados Unidos desde los años 80. Todas se desarrollaron con normalidad y con respeto hacia los supuestos afectados y sus países.
En los 90 se llevaron a cabo demandas en Estados Unidos, introducidas por más de 20.000 afectados y nunca, ningún juez estadounidense vio “los fantasmas” que ha visto la jueza Chaney. Sin embargo esta señora, en dos demandas que incluyen a solamente 80 supuestos afectados, lo ve todo como una gran conspiración.
-¿Le miras algo extraño en todo eso? Como por ejemplo los ataques a la Ley Especial 364…
-Una de las cosas que más llama la atención es que la jueza no sólo archiva dos causas en su corte de Los Ángeles, sino que además ataca otros procesos abiertos en Nicaragua y falta al respeto a algunos de sus jueces llamándolos corruptos. No sé hasta que punto tiene competencia y pruebas para llegar tan lejos.
Su interpretación sobre los hechos alrededor de la Ley 364 son erróneos y me hace pensar que no leyó las sentencias emitidas por la jueza Socorro Toruño en el Tribunal de Chinandega, Nicaragua. Si las hubiera leído, se hubiera dado cuenta que las empresas pudieron defenderse, que no depositaron fianzas, que las pruebas pudieron presentarse durante meses y que la tramitación del caso se prolongó durante años.
Otra cosa que sorprende es que una de las dos causas en su corte se archivó en 2004, se sentenció en 2007 a favor de 6 trabajadores y lógicamente, se apeló por parte de Dole ¿No es extraño que la jueza tarde cinco años en darse cuenta de que todo es un fraude? ¿Por qué toleró que el proceso avanzara con total normalidad?
-Se habla de 27 testigos que testificaron a puertas cerradas por motivos de seguridad porque recibieron amenazas. Todos dijeron que fueron preparados y entrenados para rendir declaraciones falsas en los juicios, que nunca fueron bananeros y que todos los análisis eran falsos…
-Este es otro aspecto curioso del caso. Hay que mencionar primeramente que este procedimiento ha sido secreto, debido a que las empresas convencieron a la jueza de que los 27 testigos estaban amenazados. Esto implicó que se les guardara el anonimato y también que el abogado Juan José Domínguez y sus socios no pudieran defenderse en condiciones normales.
Me sorprende que se les de tanta credibilidad a estos desconocidos. Es fundamental conocer quienes son, porque los intentos de Dole por “engatusar” a supuestos afectados de Nicaragua son públicos y notorios.
-¿De quiénes estamos hablando?
-Uno de los casos más conocidos fue el cambio de actitud de la cúpula de la ASOTRAEXDAN , la organización de afectados que en el pasado fue la más combativa y comprometida. Pasaron de organizar grandes marchas y acampadas, a sentarse en una misma mesa con Dole.
Pero hay otro caso que clama al cielo. El 9 de junio de 2006, Gary Sandeson, juez del Tribunal del Distrito del Condado de Jefferson (Texas), emitió una orden para detener los contactos que Dole mantenía con afectados de Nicaragua que firmaron con el bufete de Provost & Umphrey, a los que alentaban a retirar las demandas, sugerir la derogación de la ley 364, etc.
El juez Fischer reconoce a grandes rasgos, que Dole no puede negociar con afectados que ya tienen abogados que les representen ¿Y si alguno de estos 27 anónimos está en esta situación? ¿Y si son parte de la ASOTRAEXDAN ?
En definitiva, la jueza Chaney no ha tenido en cuenta estos hechos que demuestran hasta donde es capaz de llegar Dole con tal de salirse con la suya. Hasta hubo denuncias de los afectados en Nicaragua de que Dole mantenía contactos con ellos. Estas omisiones son increíbles y la jueza no puede despreciar estos hechos.
-¿Crees que hay una estrategia bien definida por parte de Dole para salir de un caso que la está atormentando desde hace decadas?
-Esto no es más que una sospecha, ya que no se puede corroborar. Evidentemente Dole se encuentra con el agua al cuello. La batalla judicial del caso DBCP estaba prácticamente perdida en la década pasada, pero en los últimos años los trabajadores y sus abogados fueron logrando avances importantísimos tanto en Nicaragua como en Estados Unidos. Además hay que tener en cuenta que existen demandas de afectados costarricenses, hondureños, africanos, panameños, etc.
Por este motivo, la sentencia de Victoria Chaney tiene implicaciones transnacionales.
Todos los hechos, si se analizan, guardar una secuencia lógica y un objetivo único: torpedear y hundir los procesos judiciales.
-La jueza Cheney ha comenzado a enviar reportes a otros jueces que están trabajando en otros casos relacionados con el Nemagón en otras ciudades, como en Miami, donde se suspendió el juicio. ¿Acaso con esta sentencia se puso punto final a las demandas?
-Yo espero que no. Es más, yo lo veo como una muestra inequívoca de que Dole siente como está perdiendo la batalla del DBCP. Supongo que se podrá apelar porque como digo, esta primera declaración contiene aspectos muy raros.
-¿Cuánto ha pesado el hecho de que en los últimos años la lucha de los bananeros ha quedado en mano de abogados y no de los afectados como en el pasado?
-Yo creo que el éxito en el caso DBCP siempre se fraguó gracias a dos ejes. Uno el formado por los abogados que mantenía la lucha en los despachos y en los juzgados. El otro frente era el de la lucha obrera, cuyo objetivo era mantener la cohesión, llegar a los medios de comunicación, internacionalizar la lucha y sobre todo, mantenerse alerta por si los intereses de la lucha corrían riesgo. En este escenario, los trabajadores en Nicaragua defendieron, por ejemplo, la Ley 364 de los intentos de derogación.
Desgraciadamente, ahora no hay ningún grupo de afectados organizado y eso se nota. En caso de existir, se hubiera podido dialogar y presionar al gobierno para que éste reaccionara ante la sorpresiva y denigrante declaración de la jueza Chaney. También se hubieran podido recabar apoyos de la sociedad civil.
-La lucha de los bananeros nicaragüenses dio vuelta al mundo, pero ahora parece que no hay mucho interés ni en los medios, ni en la sociedad, ni en el mundo político por lo que acaba de ocurrir en los Estados Unidos…
-Es lamentable como los bananeros se quedaron solos en su propio país. Nicaragua está viviendo un periodo de catarsis colectiva, debido a una fuerte confrontación entre el Frente Sandinista y el resto de fuerzas políticas. Esta disputa fraticida esta dañando la imagen del país y alimenta declaraciones como la efectuada por la jueza Chaney.
Me sorprende el silencio de la sociedad civil, cuando antes dio su apoyo a la lucha del DBCP. Temo que ciertos sectores de la oposición, especialmente algunas organizaciones sociales, guarden silencio ante las manifestaciones de Chaney, precisamente porque lo que declara la jueza californiana va en la misma dirección que lo que denuncian ellos. Sin embargo, las víctimas de todo este embrollo son los afectados por el Nemagón. El silencio los condena a ellos.
-¿Qué papel debería jugar el Estado nicaragüense en este momento?
-La administración de Daniel Ortega tendria que saltar como un resorte, ante la decisiones de una jueza que no sólo entierra las opciones de justicia de miles de nicaragüenses que fueron expuestos silenciosamente a un veneno constatado, sino que además, descalifica gravemente instituciones nicaragüenses, leyes, etc.
-El subtitulo de tu libro es “El químico que golpeó a los pobres”. ¿Son los pobres los que salen más golpeados en este nuevo capítulo de la historia del Nemagón?
-Así es. Una vez más, los afectados pobres fueron los máximos perjudicados en esta historia.
En los años 90, el senador estadounidense Patrick Leahy, que conoce el caso del DBCP, dijo públicamente que los países del sur eran tratados como basureros y sus gentes como conejillos de indias. A partir de hoy y gracias a la jueza Chaney, aparte de conejillos de indias, los afectados también son estafadores y corruptos.
{nicaraguaymasespanol: www.nicaraguaymasespanol.blogspot.com}
Vicent Boix
Comun Noticias, 23(05)09