En la fábrica Netex lo primero es cumplir con las metas de producción; no importa que laboren con altas fiebres, que se desmayen las embarazadas o que el médico haya dictaminado incapacidad.
En esta empresa el jefe de personal, Fredy Figueroa, y su asistente actúan como verdaderos capataces que obligan a las obreras a trabajar hasta el cansancio extremo.
Netex está ubicada en ZIP San Miguel VI, en Río Nance, carretera de Choloma a Puerto Cortés y emplea unos 600 trabajadoras y trabajadores. Confeccionan camisetas, pijamas y otras prendas de vestir para Key Mart, lC Penny y otras marcas.
Las obreras denuncian que la asistente de personal, Esther Ochoa, les niega las hojas del Seguro Social y aunque estén en la oficina les pide a las supervisoras que digan que no han venido para evitar que las obreras falten al trabajo por ir a consulta ellas o llevar a sus hijos.
El jefe de personal desatiende los dictámenes médicos y obliga a continuar laborando a obreras que han incapacitado. “No les haga caso, ellas fingen porque tienen ganas de ir a dormir”, le dice Fredy al Médico.
Se han dado varios casos de incapacitadas que las han obligado a seguir trabajando y luego han tenido que llevarlas de emergencia al Seguro Social.
Asimismo las supervisoras aseguran que las regañan si dan mucho pase a las operarias para ir a la enfermería, por eso algunas obreras “se quedan dobladas en las máquinas o se recuestan en los bultos con grandes fiebres y dolores”. El jefe de personal hasta se burla cuando alguna obrera dice sentirse mal “es que no la dejaron dormir anoche”, dice.
Las presiones incluyen a las que están embarazadas. A veces se les tiene trabajando de pie hasta el último día de su retiro prenatal, sin considerar su condición especial. Asimismo se les obliga a trabajar horas extras hasta las nueve de la noche “y las mujeres salen con los pies hinchados”, dijeron las denunciantes. “Quien las manda a preñarse, si aguantaron que le pusieran el hijo, que aguanten a trabajar”, dice Fredy cuando alguna se queja.
En Netex hay una supervisora Coreana por cada línea y si a las embarazadas que laboren de pie el médico les recomienda que se sienten, ellas las regañan y les mandan levantarse.
Hay atención médica dos horas al día, pero sólo dan la receta o algún analgésico porque el gerente coreano Byn Sung Lee se niega a suplir el botiquín porque son muy caros los medicamentos.
A pesar de que laboran 10 horas diarias, de 7:30 a 5:30, a veces las obligan a trabajar los sábados sin reconocerles lo debido en horas extras. Ello sin considerar las horas extras hasta las nueve de la noche en día de semana.
Los castigos en Netex se dan por la menor falta y a veces sin justificación, como por no hacer horas extras. Hay quienes nunca han sido amonestadas y de una sola vez se le suspende por ocho días sin goce de salario para después despedirle sin prestaciones.
Las obreras llegan a Netex desde Choloma, San pedro Sula y Cortés. Hay quienes llegan a sus casas hasta las ocho de la noche.
Hace un año hubo intento de organización pero fueron despedidos todos los involucrados. El jefe de personal dice que contra él no pueden porque fue empleado del Ministerio de Trabajo y “se las sabe todas”, se ufana de tener allí muchos amigos.