El 8 de diciembre de 2006, Reina estaba apresurada por alcanzar su meta de producción en la empresa Silk Road, cuando el ventilador voló la tijera que colgaba de su cuello y la insertó en su ojo izquierdo.
Al ver la sangre incontenible un grupo de compañeras la condujo a la enfermería de la fábrica a pedir autorización para movilizarla de emergencia al seguro social. La enfermera a cargo negó la salida diciendo que no se podía ir porque tenía que terminar la producción y maltrato a la joven de 24 años.
“Vos si sos chillona, deja de llorar”, le manifestó mientras le restregaba una gasa con agua oxigenada, ignorando que esa acción le destruiría la retina del ojo.
A pesar del abundante sangrado, a Reina Quintanilla le ordenaron regresar a su puesto de trabajo. Ella desobedeció y se trasladó a la emergencia del seguro social donde le informaron que se había tardado demasiado y que la acción de la enfermera de la fábrica le había quemado la retina del ojo y que era imposible que recuperara la vista.
La obrera no recibió ningún apoyo económico de parte de la empresa a pesar de haber sufrido un accidente en el lugar de trabajo.
Reina recibió apenas un 35% de daño permanente, de acuerdo al dictamen médico del Instituto Hondureño del Seguro Social, aunque debió recibir según el Código del Trabajo un 50% por el daño y la negligencia de la empresa. “Apenas recibí 35 mil lempiras, eso incluía la indemnización, prestaciones y vacaciones. Con eso pagué una operación en San Salvador para que reconstruyeran el globo del ojo”. La empresa no se responsabilizó por los gastos médicos, actualmente sigue necesitando costosos medicamentos.
“Estuve incapacitada casi un año y no recibía pago durante ese tiempo. El seguro social me da 900 lempiras al mes por la invalidez del ojo, (47 dólares), con eso no puedo sostenerme y alimentar a mi hijo”.
La vida de Reina ha cambiado totalmente, además de la pérdida de la vista, su oído está dañado como consecuencias del accidente y estuvo a punto de sufrir un derrame por los coágulos de sangre que le quedaron adentro infectándole el ojo.
La obrera solicitó apoyo a CODEMUH para que la representase ante la empresa, esto provocó amenazas en contra de Reina para que no defendiera sus derechos, pues le aseguraron que tendría consecuencias si buscaba quien la defendiera.
El daño emocional sufrido y la nueva situación de discapacidad a la que se enfrentaba provocó que Reina, prefiriera no seguir laborando para la empresa. Aunque la Colectiva de Mujeres no estaba de acuerdo, Reina decidió retirarse de la fábrica por la experiencia negativa de los maltratos recibidos y el accidente que le hace perder la mitad de su capacidad de visión.
“Los maltratos se incrementan constantemente, he trabajado en varias empresas, recibimos manotadas en los hombros con furia en la mayoría de las fábricas; coreanas, americanas, cubanas, colombianas, hondureñas, todas en general sin distinción”, expresa la obrera.
Asegura que en todas las fábricas ha sido víctima de maltratos, hostigamientos y humillaciones, desde; golpes en las mesas de trabajo, hasta insultos de parte de los jefes, como: “los hondureños son gente con cerebro de pollo, por eso siempre van a comer m…”, “las mujeres sólo sirven para parir y lavar pañales”. La coreana se tapaba la boca cuando pasaba cerca de las trabajadoras como si ellas hedieran. Estas empresas fabrican para Wal-Mart, Nike, Coca Cola, Jerry Leigth.”
En su último empleo en la empresa MATEX, de capital Norteamericano, según el testimonio de Reina, el ingeniero Giovanni Monge las insultaba y les decía que no servían para nada, “que mejor nos fuéramos a limpiarles las nalgas a los hijos que es para lo único que servimos”.
Reina Quintanilla sueña con terminar sus estudios de secundaria para continuar en la Universidad, aunque dentro de la fábrica encontraba resistencia y a pesar de las altas metas de producción que debía alcanzar diariamente, lograba llegar al colegio nocturno, esto causaba incomodidad en la jefe de personal; “La licenciada Blanca Ochoa jefa de personal me decía que para que estaba estudiando si ya los que estaban arriba no los íbamos a alcanzar, que no podíamos aspirar a nada más porque la mente pobre que tenemos no nos va ayudar a alcanzar algo mejor”.
“Siempre voy a seguir estudiando, quiero estudiar Arquitectura, aunque no era lo que inicialmente quería. Soy madre soltera, mi hijo va a cumplir tres años. Vivo con mis padres que son de bajos recursos”. “Yo conozco mis derechos sé lo que me conviene, por eso no me dejo maltratar, compañeras embarazadas son despedidas, hay discriminación por preferencias sexuales. Los despidos son constantes, no les pagan lo que corresponde en sus prestaciones”
Por necesidad, muchas trabajadoras (es) se quedan dentro de las empresas aunque reciben maltratos verbales y físicos y no se atreven a denunciarlos. Codemuh les brinda asesoría y apoyo legal, en el caso de Reina, la empresa no quería pagar la indemnización, estas cifras son insuficientes para compensar el daño permanente que reciben las y los trabajadores ya sea por accidentes de trabajo o por enfermedades provocadas por el trabajo, como los daños irreversibles en los músculos y huesos.
Es urgente la Reforma al Título V del Código del Trabajo para prevenir enfermedades y accidentes de trabajo, para que la clase trabajadora no esté expuesta a quedar incapacitada de por vida sin opción a servicios médicos. Con ésta reforma preventiva, el Estado no tendrá que atender a una población joven y enferma en los hospitales públicos, las empresas tendrán menos ausencias por incapacidad y menos pago de indemnizaciones por enfermedades ocupacionales o accidentes de trabajo y las hondureñas y hondureños prevendrían daños a su salud y por ende tendrían calidad de vida en el trabajo. El accidente de Reina podría haberse evitado con una legislación preventiva.
Difusión CODEMUH