CARTA A LOS TRABAJADORES Y TRABAJADORAS

A ustedes compañeros y compañeras, que al igual que nosotros sueñan con una Honduras con justicia social, les enviamos un saludo, no como una conducta retórica sino con la solidaridad de siempre en la acción.

El acto repetitivo de las elecciones cada cuatro años, con promesas que no se cumplen y con una deuda social que cada día se sumerge en las aguas de la injusticia, ha extendido la brecha entre los que no tienen casi nada y los que lo tienen todo.
A pesar de los avances que a fuerza de presión ha impulsado la sociedad civil organizada, la telaraña del poder cierra sus filas para evitar que avancemos hacia la reducción de esa brecha, para lo cual debe hacerse reestructuraciones profundas a un sistema de opresión donde las oportunidades sólo existen para aquellos que se han quedado con los dineros de la deuda externa y se han enri­quecido ilícitamente a costillas del pueblo.
Sin embargo, el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH), impulsa a través de sus diferentes ejes de trabajo acciones para lograr un avance significativo y considera que la asfixia social es peligrosa, por lo que la delincuencia no debe analizarse aisladamente de las desigualdades sociales y debe actuarse generando cambios estructurales vinculados a una Política de Seguridad Humana.
En nuestras oficinas a nivel nacional a diario llegan obreros y obreras que denuncian violación a
sus derechos laborales a vista y paciencia de la Secretaría del Trabajo que no asume su rol de esta­blecer una relación de justicia entre el capital y el trabajo.
En el 2001 el CODEH atendió solamente en la Regional de San Pedro Sula, unos 4,000 casos de vio­laciones de ese tipo a las trabajadoras de la maquila, donde la Ley Laboral se irrespeta a diario al igual que las disposiciones de las autoridades del Trabajo, so pretexto que debe fomentarse la inver­sión, la cual no tiene ningún sentido si la vida humana está en detrimento.
Los empresarios se resisten a compartir sus ganancias con los obreros y obreras que hacen posible el
crecimiento de su capital. Al contrario, los salarios que pagan quieren recuperarlos al menor tiempo
posible, aumentando los precios de los productos.
Se ha vuelto costumbre que todos los años se tensen las relaciones obrero patronales cuando se nego­cia el ajuste al salario mínimo, los empresarios se las ingenian para buscar pretextos y evitar el mejoramiento de la calidad de vida de los obreros y obreras.
Esa situación debe acabarse y establecer una reforma laboral que permita que los obreros y obreras no tengan que estar en este peregrinar peligroso para sus pobres economías. Esta reforma debe fijarse de acuerdo al costo de la vida de cada año, sin tomar en cuenta cifras inflacionarias que maliciosa­mente se manipulan.
Sabemos que esta propuesta no será aceptada voluntariamente por los empresarios, pero vendría a estabilizar las raquíticas economías de los miles de trabajadores y trabajadoras, pero esto sólo lo lograremos con unidad y fuerza en la búsqueda de una justicia social.

LUCHAMOS POR LA PAZ DEFENDIENDO LOS DERECHOS HUMANOS Y LA JUSTICIA ¿

Directorio Nacional
Comité para la Defensa de los Derechos Humanos en Honduras (CODEH)
01 de mayo, 2002

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