Después de quinientos años de saqueo de recursos naturales y la explotación desmedida de nuestra población, todavía desde Norteamérica y Europa se nos ve como una región donde se puede sacar más riquezas a cambio de regalías para grupos de poder local y de supuestas ayudas para llevarnos hacia la civilización mundial.
En 1524 ningún europeo se hubiera interesado en adentrarse en nuestras selvas y montañas, de no ser por el oro y la plata que buscaban en los ríos y bajo tierra. Con el mismo propósito llegaron en 1879 cerca de 200 empresas mineras estadounidenses que escarbaron por todo el país buscando más metales preciosos. Desde inicios del siglo XX las bananeras se apropiaron de las tierras fértiles en la costa atlántica, sobornando, asesinando, extorsionando y promoviendo guerras internas para poner gobiernos a su gusto y antojo.
Esas tierras fueron concesionadas hasta el año 2000.-Se las legalizaron con la aprobación de la Ley de Modernización Agrícola, promovida por los organismos financieros que defienden los intereses de las transnacionales. Esos mismos organismos chantajearon a los alcaldes para presionar a los diputados, a fin de que el Congreso Nacional aprobara la Ley Marco del sector Agua Potable y Saneamiento; favoreciendo y acelerando la privatización. De igual manera fue evidente la presión para que se aprobara la Ley de Minería. Es de esperarse que también sigan presionando para aprobar la Ley General de Aguas que ellos mismos elaboraron y han distribuido en todos los Congresos Nacionales de América Latina.
El negocio del agua se ha vuelto altamente lucrativo y aumenta cada día con la escasez real, y a veces la ficticia provocada en campañas de mercadeo por quienes se aprovechan de esta calamidad.
Nadie puede vivir sin agua. Tener el control del vital líquido significa poder controlar naciones y hasta al mundo entero. Los países latinoamericanos cuentan con una gran reserva de agua y muchos europeos y norteamericanos que vienen con el cuento de que debemos cuidarla y preservarla, en realidad lo que buscan es que les cuidemos la mercancía hídrica de la cual hacen su negocio.
En ese orden el agua deja de ser un bien de la humanidad y se convierte en una simple mercancía al alcance de quien pueda pagarla. En Sudáfrica una empresa comenzó a utilizar contadores que funcionan con tarjetas de prepago, como las de los celulares, para entregar exactamente el agua prepagada. Tenemos el deber de luchar por garantizar que agua de calidad se mantenga al alcance de todos y todas. Eso implica derrotar las políticas privatizadoras y las leyes que promueven. Hay que recuperar los servicios de agua privatizados. Ser cuidadosos con esas ayudas malintencionadas a fin de llevarse nuestras aguas. Debemos trabajar a conciencia por la preservación de nuestras fuentes y denunciar a quienes las amenazan y contaminan.
Que no nos confundan con sus discursos engañosos de generación de empleo o de desarrollo nacional. Aprendamos a cuidar el agua, no derrocharla ni matarla. Difundir información verdadera a toda la población es parte de esa gran tarea. Pero debemos garantizar que la preservaremos para que disfruten de ella las nuevas generaciones y no para que las transnacionales se hagan más ricas comercializándola.