Esta empresa coreana ha funcionado en Honduras durante 14 años ubicada en Choloma en el ahora llamado Parque Industrial Real, el cual inicialmente se llamó Chip Choloma y luego Parque Industrial Concord.
Prima funciona con unos 500 trabajadores que confeccionan ropa, gabachas y pantalones de personal médico para las marcas Dickies Medical y Emmanuel Húngaro.
Prima ha utilizado las suspensiones para eliminar la antigüedad del personal y destruir la organización sindical.
Desde el 2001 se organizó un sindicato de trabajadores de Prima afiliado a la Central General de Trabajadores, CGT. El 8 de febrero del 2002 la empresa suspendió operaciones, adelantándose a un anuncio de que suspendería a partir del 17, sin hacer ninguna solicitud ante el Ministerio de Trabajo.
El 6 de febrero unas 400 trabajadoras bloquearon el acceso al parque industrial protestando por la suspensión y la negativa de la empresa de pagarles semanas trabajadas. Además exigían garantías que la empresa no cerraría operaciones definitivamente. En un acuerdo firmado por la empresa con la intervención del Ministerio de Trabajo, el sindicato, representantes de la CGT y la Asociación de Maquiladores, lograron que la suspensión se rebajara de 60 a 30 días, el pago de lo adeudado y el compromiso de reabrir la empresa.
Durante esa suspensión, el jefe de personal, Ramón Lagos, presionó a los trabajadores para que aceptaran sus prestaciones laborales. De 500, sólo 12 no aceptaron y la mayoría fueron recontratados como nuevos.
En agosto de 2003, 18 meses después, la empresa suspendió operaciones nuevamente, esta vez por sesenta días, argumentando falta de materia prima. Presentó la solicitud en el Ministerio hasta siete días después de interrumpir labores. Para los trabajadores y el sindicato, se trataba en realidad de una nueva acción para destruir la organización.
Las obreras temieron que esta vez Prima cerrara definitivamente y unas 150 personas prefirieron buscar otro trabajo, sólo les pagaron las dos semanas de salario que les debían. A algunas embarazadas les pagaron una parte de los derechos de maternidad y a otras nada.
Con las suspensiones Prima logró destruir la organización sindical y ha continuado acciones represivas contra quien reclame por los atropellos a los derechos laborales. En agosto de 2005 despidieron a un trabajador de nombre Marco porque anduvo promoviendo un paro de labores para exigir que les pagaran el aumento retroactivo al salario mínimo desde enero, aprobado por el gobierno. La empresa pagó el retroactivo.
Les niegan hasta el agua y sanitarios
Hasta hace apenas un año los trabajadores de Prima reciben atención del Instituto Hondureño de Seguridad Social, durante 13 años estuvieron privados de este servicio. Las trabajadoras reclaman que cuando van al Seguro les rebajan el promedio salarial y no les pagan el séptimo día. Dentro de la empresa funciona una clínica asistida por una enfermera y una doctora que atiende 5 personas por línea de las 9:30 hasta las 11 de la mañana.
Se quejan de que no hay insuficiente agua purificada, les colocan un bote para 120 trabajadoras. Al acabarse el bote asignado, si van a otras secciones a buscar agua la jefa de supervisoras de nombre Juana les llama la atención. Además, les restringen el uso de los servicios sanitarios. Asimismo se quejan del mal funcionamiento del aire acondicionado porque no tiene capacidad para todo el personal.
Esta empresa presenta la modalidad de contratos temporales de cinco meses a un año, sin el reconocimiento de sus derechos. Ha establecido de hecho periodos de prueba de cuatro meses. Han sido frecuentes las denuncias por malos tratos, insultos, y hasta de acoso sexual por parte del jefe de personal Carlos Ramón Lagos.
“Las viejas son parásitos”
En Prima sólo han quedado ocho trabajadoras que tienen mas de ocho años de antigüedad, a quienes el jefe de personal hostiga para que se retiren.
Una de esas ocho trabajadoras, con 11 años de antigüedad, denunció que estando embarazada fue hostigada por el jefe de personal, al asignarle tareas que dada su condición se consideran como castigos. La asignaron como cortadora de hebras (manual) parada todo el día, a pesar de presentar dolencias e inflamaciones en los pies. La amenazaba con aplicarle amonestaciones de 5 días de suspensión. El jefe de personal le dijo o que a su regreso de la maternidad la iban a poner a lavar servicios sanitarios. Lagos dice que “Las viejas son parásitos”, refiriéndose a las obreras con antigüedad.
Las obreras con antigüedad temen el cierre de la empresa o su despido sin el pago de derechos, han escuchado comentarios que a final de año les llamarán a negociar prestaciones.