Aún más directo fue Enrique Ortez Colindres, nombrado como canciller de la República por el presidente golpista, quien aseguró que las marchas eran promovidas por los profesores cubanos asignados en Honduras para asesorar la campaña de alfabetización “Yo Si Puedo”, impulsada por la Secretaría de Educación. Colindres no presentó ninguna prueba de sus aseveraciones.
Pero esta situación provocó que este jueves 9 de julio saliera del país casi un centenar de pedagogos cubanos ante el temor de ser agredidos. Hasta el momento la campaña de alfabetización ha logrado enseñar a leer a unos ciento cincuenta mil hondureños y hondureñas.
Las brigadas médicas cubanas se mantienen en el país, pero según fuentes vinculadas a las mismas no descartan retirarse si continúan las acusaciones y hostigamientos en los medios de comunicación que puedan animar a agresiones de parte de partidarios del golpe de Estado.
Desde el momento del golpe de Estado los médicos, maestros y demás personal cubano solidario en Honduras se ha concentrado y es totalmente falso que tengan vinculación con las protestas populares, ha declarado un directivo de la Asociación de Amistad Honduras – Cuba.
El gobierno impuesto ha anunciado controles en las fronteras y los aeropuertos para detener la supuesta llegada de los extranjeros que se sumarían a las protestas. Sin embargo, las autoridades no han presentado ni un tan solo extranjero como participante en las actividades antigolpistas, y tampoco han indicado en que comunidades han actuado los activistas que según la propaganda golpista andan con mucho dinero contratando gente para que vaya a las marchas.
Los casi diez detenidos que han presentado insinuando que son parte de los agitadores extranjeros, se trata de algunos migrantes nicaraguenses que vienen a Honduras para trabajar o vender productos caseros elaborados en su país.
Por lo menos unos quinientos nicaraguenses están en Honduras trabajando en la maquila en el norte del país y en tiempo de zafra pasan de mil los que llegan a cortar caña a Choluteca en el sur del país, a Cantarranas en las cercanías de Tegucigalpa y a los ingenios en el Valle de Sula, en la costa atlántica hondureña.
En años anteriores migración ha detenido a cientos de nicaraguenses y los ha deportado por no tener permiso de trabajo.
Los miles de migrantes nicaraguenses pobres que llegan al país en busca de un empleo mejor remunerado que en su país, serían en realidad las víctimas de la campaña xenofóbica mantenida en los periódicos, la radio y la televisión. Los venezolanos en Honduras son apenas un pequeño grupo que más bien son afines a los golpistas.
9 de julio 2009
11:30 p.m.
Bartolo Fuentes
Comun-Noticias
www.honduraslaboral.org