Al ser consultado por la prensa sobre si Brasil reconocería al gobierno de Honduras que resultará de las cuestionadas elecciones, Amorim fue bastante sucinto: ““No, no lo va a reconocer””.
Washington –que condenó el golpe– no ha anunciado una posición oficial sobre las elecciones, pero ha sugerido que apoyará el resultado debido a su postura de que el reconocimiento de los comicios no depende del restablecimiento de Zelaya.
Ni Micheletti ni Zelaya –quien ha estado refugiado en la embajada brasileña en Tegucigalpa bajo amenaza de arresto desde que volvió a escondidas al país centroamericano en septiembre pasado– se presentaron a los comicios.
““Un golpe de Estado no puede ser legitimado como forma de cambio político””, agregó Amorim esta semana, antes del comienzo de una cumbre sobre clima de naciones amazónicas que se celebró en la ciudad de Manaos.
El asesor especial para Asuntos Internacionales de la presidencia de Brasil, Marco Aurelio García, dijo esta semana que Estados Unidos se arriesga a mancillar las relaciones con gran parte de América Latina si reconoce las elecciones hondureñas. Los latinoamericanos no respaldarán al ganador de los comicios, afirmó.
Zelaya, en tanto, reiteró que las elecciones hondureñas de este domingo son ““ilegales”” y culpó al gobierno de Estados Unidos y al régimen de facto que preside Roberto Micheletti de haberse puesto de acuerdo para dejarlo fuera de la contienda electoral.
El gobierno de facto maquina atentados para sacar de calles a opositores
Arturo Cano
Enviado Especial
Tegucigalpa, 28 de noviembre. En la República Oriental del Uruguay este domingo ocurrirán las elecciones más cuestionadas de la historia del país. Y no se refiere esta nota al encuentro en las urnas entre José Mujica y Luis Alberto Lacalle, sino a la escuela primaria que lleva el nombre del país del sur y donde este domingo podrán ejercer su voto unos 20 mil habitantes de la colonia Hato del Medio, uno de los bastiones de la resistencia, según reconocen incluso tres militantes del Partido Nacional, que vigilan el lugar desde un día antes.
La imagen que ofrece la escuela República Oriental del Uruguay es un retrato del país. Afuera, unos siete militares y cuatro policías están a cargo ““del resguardo”” desde hace varios días. Junto a la puerta, la pared izquierda luce una lámina que presume la remodelación del edificio escolar, con cargo al ““presidente constitucional José Manuel Zelaya Rosales””. En la pared de la derecha, detrás de dos soldados, una gran pinta dice: ““No a las elecciones””. Sólo faltan los heridos y unos cohetes.
Ah, y la voz de un locutor como la que bombardea todo el día a los hondureños: ““¡Qué bonito ambiente prelectoral! ¡Amigos radioescuchas, en la calle parece que fuera Nochebuena!”” Está feliz el locutor con la ““fiesta de la democracia””. Tanto, que cuando lee un mensaje ofensivo, dice: ““¡Qué bonito, gracias que nos dicen golpistas!”” Los reporteros de canal 7 usan una muletilla antes de decir sus nombres: “Por una Honduras en libertad y democracia, reporta desde Intibucá, fulanito de tal…”
La tarde de sábado cierra con dos reportes de bombazos, sin víctimas. Una en un autobús de la norteña San Pedro Sula y otra en una escuela del departamento Lempira. También se sigue reportando una supuesta explosión, la noche del viernes, en la estación de la ““Nochebuena””.
El hecho más grave ocurre la noche del viernes, cuando militares disparan contra un vehículo que no respeta el alto en un retén, cerca de las oficinas del Estado Mayor de las fuerzas armadas. La policía confirma dos heridos de gravedad. Uno de los heridos, Angel Salgado, de 33 años, conducía el vehículo. El retén no contaba con señales suficientes y al toparse con él, Salgado hizo derrapar su auto. Los militares dispararon entonces. El hombre recibió un tiro en la cabeza. ““Es un crimen premeditado y los doctores nos dicen que ya no se puede hacer nada””, afirman sus familiares en el hospital Escuela.
Una delegación de Amnistía Internacional demanda que se investigue el hecho y que los responsables respondan ante la justicia. De lo contrario, ““éste será otro impactante caso de cómo los hondureños pueden perder sus vidas en manos de la policía y de los militares, que actúan sabiendo que nunca tendrán que rendir cuentas””, dice Javier Zúñiga, jefe de la delegación que visita el país.
Falsas vacaciones de Micheletti
Por la tarde, la mayoría de los medios hondureños –mientras la antigolpista Radio Globo sólo transmite música –empiezan a difundir el reporte del ““desmantelamiento de una célula terrorista””. La policía informa haber hallado mechas, dinamita, un manual para fabricar bombas y otra para usar lanzacohetes RPG-7. En primer plano, convenientemente, colocan una bandera de Venezuela.
También en horas de la tarde, la resistencia informa del allanamiento de la sede de la Red Comal, una comercializadora solidaria ubicada en Siguatepeque, dos horas al norte de Tegucigalpa. Según el testimonio de miembros de la resistencia, unos 45 soldados entraron a patadas, catearon a los ocho empleados presentes y les leyeron una nota que informaba que harán cateos en ““todos los lugares considerados peligrosos””.
““No están llamando a un proceso electoral sino a una guerra””, dice el líder magisterial Eulogio Chávez, frente a la escuela República de Uruguay, y recuerda que en días recientes la televisión ha machacado con mensajes sobre la ““seguridad”” de los comicios mientras muestra imágenes de soldados ““tirados en el piso y apuntando””.
““Un grupúsculo está tratando de que no vayan a votar, por eso están lanzando granadas””, dice por la mañana el candidato liberal Elvin Santos, empresario y vicepresidente de Zelaya, quien aparece en estos comicios a la derecha del también derechista aspirante del Partido Nacional, Porfirio Lobo, y para demostrarlo anuncia que sacará a Honduras de la Alternativa Bolivariana de la Américas, a la que pertenece desde agosto de 2008. ““No soy partidario de que se mantenga esa alianza, que sólo nos ha creado un enorme problema que hoy nos tiene polarizados””.
En la misma línea anda Roberto Micheletti, quien teóricamente está fuera del gobierno, pero que declara en la radio que ““don Hugo Chávez no se va a detener, ni en este momento ni más adelante, él va a continuar tratando de boicotear el derecho que tenemos los hondureños de ser libres””.
El presidente de facto dice a la emisora HRN que en estos días se ha dedicado a recibir a los ““visitantes de varias partes del mundo”” que han llegado a la gran ““fiesta electoral”” hondureña.
Aunque organismos calificados, como la Organización de Estados Americanos y el Centro Carter, no enviaron observadores a los comicios hondureños, el embajador estadunidense, Hugo Llorens, da la bendición final: ““Sabemos que el proceso electoral tiene mucha legitimidad, porque fue adoptado desde antes del 28 de junio, que tienen candidatos legítimos que fueron escogidos en procesos de primarias el año pasado””.
La bendición anticipada difícilmente será retirada, aunque los mismos líderes liberales y nacionales reconozcan que ““siempre ha habido fraude en las elecciones””.
Ahora, aunque ““muy poca gente salga a votar, los golpistas van a decir que hubo gran participación””, dice el profesor Chávez, quien asegura que el gobierno de facto está ““trayendo gente del interior para que se hagan largas filas este domingo en la capital, porque es donde va a estar concentrada la prensa internacional”.
El presidente y los astrólogos
La dirección del Frente Nacional de Resistencia contra el golpe de Estado ““bajó la instrucción””, a sus miembros, de no salir de sus casas este domingo. ““Decidimos no arriesgar a la gente””, dice Eulogio Chávez, quien evade referirse al llamado del presidente Zelaya para que sus seguidores salgan a las calles, pese a que, desde hace al menos dos días, los dirigentes del frente decretaron el ““toque de queda popular””.
Zelaya llama a la protesta callejera desde la embajada de Brasil. Se comunica por teléfono a la asamblea de la resistencia y es ovacionado. Varias organizaciones de San Pedro Sula, la segunda ciudad en importancia del país, llaman a una marcha de la resistencia para este domingo. Y lo mismo hacen grupos en barrios y colonias.
La dirección del frente, sin embargo, no cambia su decisión.
Ya por la noche, Zelaya insiste, en una llamada a Contacto Latino, programa radiofónico de Los Ángeles, California, que también se escucha en Honduras.
““En estas elecciones, los únicos informes que vamos a tener son de la dictadura, pero yo anticipo un abstencionismo de 50 por ciento, lo que va a hacer ilegítimo este proceso””.
A saber, en la pasada elección, el abstencionismo fue de 48 por ciento. Y a los 4.6 millones de electores hay que restar, de entrada, entre 850 mil y un millón de hondureños que residen en Estados Unidos.
Con todo, las fuerzas armadas están haciendo una intensa labor de promoción del voto, y lo mismo hacen las asociaciones de empresarios. En los últimos días se han multiplicado las denuncias de trabajadores que dicen haber sido amenazados con el despido si no llegan con el dedo entintado el próximo martes.
–¿Qué llamado hace al pueblo hondureño para este domingo? –le preguntan a Zelaya.
–Que salgan a enseñar sus manos limpias, a mostrar que sus manos no se manchan con una dictadura –dice el presidente cautivo.
Al final, al parecer, cada contingente de la resistencia decidirá lo que crea mejor.
A Zelaya también lo cuestionan sobre la versión de que tras las elecciones saldrá al exilio: ““Estamos firmes; un político no habla del futuro, sino del presente. Los astrólogos hablan del futuro”
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Los temores de los nacionalistas
Los militantes del Partido Nacional temen que en estas elecciones, como en las de hace cuatro años, ““haya fraude”” contra su candidato Porfirio Lobo.
Lo dicen tres militantes de ese partido que desde un día antes vigilan la escuela ““República Oriental del Uruguay””.
–¿Y qué van a hacer si les hacen fraude?
–Pelear el gane –dice Olga Marina Cruz, ya preparada para, este domingo, recorrer la colonia lista en mano para traer a los ““nacionalistas que tengan miedo”” a depositar su voto.
Los tres militantes que vigilan son nacionalistas convencidos, es decir, de derecha sin rubor: ““Aquí nadie quiere vivir con la izquierda””.
Saben que su candidato estudió brevemente en la Unión Soviética, pero juran que no tienen nada de ñángara, como se les dice aquí a los izquierdistas (ñángara es una llaga en la piel). Y juran que se pondrían en contra de él si diera un viraje estilo Zelaya.
También son realistas. ““Aquí todos han violado la Constitución: Pepe (Lobo) no podía ser candidato y lo fue; Micheletti no podía ser candidato y lo fue; Elvin (Santos) no podía y lo fue. Aquí todos violan la Constitución””, admite Javier Alexis Flores.
Según los artículos intocables o pétreos de la Constitución hondureña, no pueden aspirar a la presidencia durante el ejercicio de sus cargos, ni el presidente del Congreso ni el vicepresidente. Micheletti y Lobo eran presidente del Congreso y fueron candidatos. Y Santos era vicepresidente.
Por eso, Flores está de acuerdo en reformar la intocable Constitución hondureña para abrir la puerta a la relección presidencial (existe para todos los demás puestos públicos).
–¿Y trabajarían por la relección de Lobo si gana esta vez?
–Habría que ver cómo trabaja y si le parece a Estados Unidos –dice Olga Marina.
–¿Cómo?
–¿Qué no saben que a los presidentes de Honduras los pone Estados Unidos?
Y, a como pintan los sucesos de los últimos meses, también los quita.
La ““fiesta electoral”” y la fiesta de la resistencia
Café Guancasco junta más gente que la resistencia en sus últimos mítines frente al Congreso. Es quizá una prueba de cómo el movimiento de resistencia no se limita a las acciones convocadas por su dirigencia central, sino se extiende a lo largo y ancho del país (la primera movilización realmente nacional, que ha rebasado en duración a la mítica huelga de 1954 contra las compañías bananeras, que dio lugar al Código del Trabajo).
Café Guancasco toma su nombre de una fiesta de los indios lencas y está integrada por varios jóvenes que han participado una y otra vez en los toquines de la resistencia, en las marchas.
La noche del viernes presenta su primer disco, con muchas de las rolas que se han vuelto himnos en los cinco meses desde el golpe de Estado.
““Nos piden una canción dedicada al cardenal (Óscar Rodríguez) y al pastor Evelio Reyes (ambos con el golpe de Estado) y aquí va””. Y entonces los muchachos cantan Votos de santidad, su negativa al diezmo: ““Y para qué dar/ si al final van a sacarme en cara/ mis noches y alboradas,/ me van a mandar al hondo infierno/ por profesar versos izquierdos/ que les llaman blasfemar””.
La fiesta es un mitin de la resistencia, nocturno, con cervezas y baile sin parar.
Se prenden los chavos con El club de los idiotas, dedicada a todos los golpistas, en un concierto que Guancasco arma a pesar de las amenazas recibidas y también de las comedidas advertencias de gente de la misma resistencia que señala que ““no es el momento””, por el clima de terror creado desde el gobierno de facto.
Los jóvenes hacen su concierto y cantan: ““este es el club de los idiotas/ donde los idiotas se olvidaron de vos”” (www.youtube.com/watch?v=MoRIZpeEOLo&feature=related).
Y también, claro, hacen su último llamado a no votar: ““¡No vamos a decir la palabra esa que comienza con e, la cosa esa del domingo!””, grita Pavel Núñez, compositor y cantante del grupo, antes de que 250 jóvenes salten largos minutos al ritmo de la ““trova experimental”” de Guanacasco y se cierre la noche con las cabezas de arriba abajo al grito de: ““¡El que no brinque es golpista!””.
http://www.jornada.unam.mx/2009/11/29/index.php?section=mundo&article=021n1mun