El misterio y la promesa que guarda toda mujer

“Hagamos al hombre a nuestra imagen y semejanza…Y creó Dios al hombre, a imagen suya, a imagen de Dios lo creó y lo creó varón y mujer” (Génesis: 1,26-27)
Con este texto introductorio de la Biblia, palabra de Dios ; estoy orientándome: Ambos fuimos creados a su imagen y semejan¬za. Cabe preguntarnos ¿Para qué?
Si leemos la historia de la humanidad veremos como nos desgastamos compitiendo por ser el uno superior al otro; para ver quién domina a quién; o pendientes del “AMOR”, esclavizándose a sus atracciones y erotismos.
Se nos olvida que fuimos hechos “de la misma carne y huesos del varón” (Génesis: 2,23).El varón y la mujer hemos de estar presentes “el uno en el otro”,“el uno con el otro”, “el uno por el otro” en el ser y el hacer; profesional, político, cultural y religioso. Creo que este es el plan de Dios “…y sean prolíficos y multipliqúense, pueblen la tierra y sométala” (Génesis: 1,28)
Quiero que se lea claramente que varón y mujer tenemos la capacidad de amar y ser solidarios, talvez el ejemplo mas concreto es el de los padres (madre y padre) para con los hijos.
La mujer intenta ser integradora de dimensiones humanas; fuerza y ternura; alegría y llanto; intuición y razón. Solo un ejemplo con todas estas características la procreación, pero para no centrarme en un hecho específico de la mujer , recuerdo las mujer del campo que se interna en la montaña y carga la leña (fuerza) viene y enciende el fuego para alimentar a los suyos(ternura).
Esta misión ¡ntegradora de humanizar los procesos trasformadores, como garantía de que el AMOR es una dimensión de la vida y el cambio para responder a las necesidades y esperanzas de los pueblos.
Esa misión integradora la vive de una manera implícita, veamos mujer ( familia) maternidad; mujer (profesión) trabajo. Realidad que la cuestiona e incomoda pues espera integrar; reciprocidad( solidaridad)responsabilidad. Lo maravilloso de esta esperanza es que es para el bien común.
Como es para el bien común, las sociedades han de respetar y promover los espacios en lo político, cultural, laboral, religioso, profesional para que cada día la participación de la mujer integre un compromiso y de lugar a sociedades solidarias donde varones y mujeres con tierna iniciativa y su fuerte ternura procreen la civilización del amor.

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