La empresa canadiense fabricante de camisetas Gildan Activewear enfrenta una vez más acusaciones de violaciones a los derechos de los trabajadores en sus fábricas de Honduras. Hace un año, Gildan fue objeto de una revelación en un programa de la cadena canadiense de televisión CBC, en el cual se acuso a la fábrica de pruebas forzosas de embarazo y otras violaciones de los derechos de sus trabajadores hondureños.
Un año después Gildan es noticia nuevamente, esta vez por acusaciones de violaciones a la libertad de asociación.
El 24 de noviembre de 2002, diez días después de la presentación de registro de un sindicato de su personal, 38 trabajadores que firmaron la solicitud fueron llamados uno a uno a la oficina de personal, donde se les dijo que estaban despedidos y se les envió fuera de la fábrica acompañados de un guardia de seguridad.
Según los trabajadores, ninguno de ellos recibió una explicación escrita de las razones del despido. Un trabajador informó que el Director de Personal le preguntó varias veces si era miembro del sindicato. Luego de preguntar por qué era despedido si no habían quejas sobre su trabajo; otro trabajador dijo que el Jefe de Personal replicó: “Usted sabe por qué lo estamos despidiendo.”
Los trabajadores que continúan empleados en Gildan informan que los supervisores les dicen que habían despedido a los trabajadores por firmar por el sindicato, y que el Jefe de Producción había declarado que no se permitiría la organización de un sindicato en la fábrica.
Unos 23 de los trabajadores despedidos han presentado un reclamo ante la Oficina Regional del Ministerio de Trabajo, acusando a Gildan de no pagarles la indemnización plena correspondiente.
El 4 de diciembre, una inspectora del Ministerio de Trabajo intentó visitar la fábrica para investigar récords de pagos, pero los guardias de seguridad impidieron su entrada al parque industrial. Ella presentó luego tres citaciones a Gildan, que la empresa ha ignorado hasta ahora.
Cuando la RSM (Red de Solidaridad de la Maquila) presentó estas acusaciones a Gildan a principios de diciembre del 2002, la empresa negó haber recibido notificación oficial de que los trabajadores habían formado un sindicato o saber algo del trabajo de organización. Gildan se negó a contactarse con el
Ministerio de Trabajo para confirmar que se había presentado una solicitud de registro de sindicato. En Honduras no se permite a los empleadores despedir a miembros de un sindicato cuando están en proceso de buscar reconocimiento legal de un sindicato.
Cuando se enteraron de los despidos de noviembre, compradores mayoristas de camisetas Gildan, incluyendo Oxfam Canadá, Amnistía Internacional y el Festival Folk de Winnipeg escribieron a la empresa instándola a hacer circular una declaración entre sus empleados actuales y los miembros del sindicato despedidos, reafirmando su compromiso con la libertad de asociación y ofreciendo reincorporar a cualquier miembro del sindicato que quisiera volver a trabajar. La Universidad de Toronto también envió una carta a Gildan cuestionando los despidos.
Gildan está también cuestionado por volver la espalda a compromisos anteriores de fortalecer su código de conducta y lograr la certificación SA8000 de sus fábricas fuera de Canadá. En el número de diciembre de 2002 de nuestro Boletín “Revisión de la Campaña contra la Explotación, la RSM reconoció a Gildan por haber dado dos pasos hacia el compromiso de auditorias externas de SA8000 en sus fábricas y por dar a conocer públicamente los informes de auditoria. Desde entonces, Gildan ha renunciado a estos compromisos. La RSM recibió informes de los despidos de noviembre poco después de la impresión del Boletín.
Gildan está, sin embargo, en el proceso de lograr certificaciones de fábricas bajo el Programa de Certificación de WRAP (Responsabilidad Mundial en la Producción de Indumentaria), una iniciativa bajo control de la industria con estándares laborales débiles y poca transparencia.
En la reunión anual de accionistas de Gildan, el 6 de febrero pasado en Montreal, un representante de la firma de administración de fondos éticos, Real Assets, cuestionó al CEO de Gildan, Greg Chamandy sobre los despidos de noviembre y sobre la falta de cumplimiento del compromiso de la empresa con la certificación SA8000 de sus fábricas.
Chamandy negó haber hecho algo injusto y apuntó a un premio recibido por Gildan un día antes otorgado por la Agencia Canadiense para el Desarrollo Internacional (ACDI) por “excelencia en responsabilidad corporativa social y ética” en sus operaciones en Honduras y por lograr las certificaciones de WRAP. El Grupo de Acción sobre Comercio Ético (ETAG) y el Congreso Laboral Canadiense han escrito cartas a la ACDI criticando el otorgamiento del premio a Gildan en momentos en que Gildan estaba sospechada de violar los derechos de sus trabajadores en Honduras.
El Fondo Solidario de la Federación Laboral de Québec, importante inversionista en Gildan, ha pedido una investigación independiente sobre las prácticas laborales de Gildan en Honduras.
Tomado del Boletín de la RSM, Marzo 2003, editado en Canadá.