“El acuerdo contiene elementos muy importantes para avanzar, que son todavía verdaderamente aplicables”, indicó el vicesecretario de Estado adjunto para América Latina, Craig Kelly, durante un debate en el centro de análisis Wilson Center.
El acuerdo fue firmado el 30 de octubre para resolver la crisis producto del golpe de Estado de junio, pero luego de que no se conformara en el plazo establecido un gobierno de unidad nacional, el mandatario Manuel Zelaya lo dio por fracasado.
El acuerdo prevé, además de ese gobierno de unidad nacional, una comisión de la verdad, un elemento que le permitirá avanzar a Honduras, afirmó Kelly.
El funcionario estadounidense, que viajó en repetidas ocasiones a Tegucigalpa durante las negociaciones del acuerdo, afirmó que ese pacto “fue lo mejor que podía alcanzarse” en medio de la fuerte polarización de Honduras, y que hoy en día “sigue siendo muy popular”.
“Es nuestra política continuar enfocados en el futuro, trabajar con los hondureños (…) para permitir que el país restaure el orden democrático”, dijo.
Saludó que el ganador de las elecciones reconocidas por Estados Unidos del 29 de noviembre, Porfirio Lobo, haya destacado la importancia del Acuerdo Tegucigalpa/San José y convocara a un proceso de reconciliación nacional.
Pero Lobo, que asumirá el 27 de enero, enfrentará “unas instituciones del Estado fuertemente debilitadas, muy controladas por los partidos políticas y muy cuestionadas desde la sociedad”, estimó en el debate la directora de la ONG hondureña Centro de Documentación de Honduras (Cedoh), Leticia Salomón.
Salomón se declaró “bastante pesimista” con el futuro de Honduras por la falta de instituciones fuertes y la existencia de “partidos políticos anquilosados y desfasados, que necesitan reformarse”.