A diez años de la partida del defensor de los derechos humanos
Jorge Sierra aún vive
Su mirada irreverente, su libro en mano, su cigarro encendido y sus palabras llenas de verdad, y valentía; parecen no haber partido hace diez años y se entremezclan con la actualidad de sus ideas, la contemporaneidad de su visión y la inspiración que aún provocan sus actos.
En una época donde se cometían crímenes contra aquellos que alzaban la voz ante a un régimen de opresión. Jorge Sierra, con 27 años de edad y en compañía de Miguel Ángel Pavón, se ofreció, como voluntario para trabajar en la defensa de los derechos humanos, encontrando un espacio de lucha en el Comité para la Defensa de los Derechos Humanos (CODEH).
En los años 90, su compromiso le orilla a desarrollar una ardua lucha en la denuncia y defensa de los de hombres y mujeres que trabajan en la maquila.
Hoy sus palabras, cada día cobran vida al analizar la problemática de la maquila. El Estado hondureño se encuentra en una situación de debilidad frente a la maquila, porque no tiene un proyecto de desarrollo alternativo que genere empleo. Para el gobierno esto es una especie de aspirina que le permite mantener la mínima gobernabilidad.”, manifestó.
Hasta su muerte física, Jorge Sierra, nunca abandonó sus luchas y utopía; y nunca dejó de conectar su trabajo con la esperanza, tal y como lo expresó: “A nivel personal las huellas que deja el trabajo por los derechos humanos, son muy profundas. Sin embargo, hay una dosis enorme de esperanza y de que hacemos algo para que la esperanza se vuelva realidad. Este camino para que se logre una sociedad donde se respetan los derechos humanos, se camina todos los días y se avanza milímetros, pero se avanza y cada vez somos más”.