Dictaré sentencia porque venden al inocente por dinero” (Amos 1.6)
El Obispo y su presbiterio de la Diócesis de Santa Rosa de Copán, reunidos en Asamblea Extraordinaria, en unidad de pensamiento y voluntad, alertamos a todo el pueblo hondureño sobre la gravedad del Tratado de Libre Comercio (TLC) que el gobierno está negociando con Estados Unidos y que atenta contra la vida de las grandes mayorías de la población.
Por lo que ya se conoce de tratados similares con México y otros países, el TLC con Estados Unidos implicará la privatización de los servicios públicos como el agua, la educación, la salud, las comunicaciones y otros, que al pasar al
control de las grandes empresas se encarecerán en forma alarmante fin de elevar las ganancias de dichas empresas Acosta de incalculables sufrimientos explotación humana grave deterioro ambiente
El TLC implicará eliminación de los productos de importaron de los Estados Unidos y la reducción de los ingresos del gobierno, lo provocara un despido masivo de los trabajadores (maestro enfermeras y otros empleados públicos) menos inversión social, nuevos impuestos al pueblo y mayor endeudamiento externo
El tratado también provocará la ruina casi la ruina total de la pequeña agricultura nacional y cientos de pequeños y medianos negocios, que no podrán compartir con las gigantescas empresas. La poca tierra de los campesinos y los que ella se produce, pasara hacer propiedad de las transnacionales y sus aliados en el país.
Otro daño del TLC será la perdida casi total de nuestra soberanía que nos a costado 180 años de lucha, ya que en las empresas de Estados Unidos tedian el derecho legal, por encima de la constitución de la republica, de demandar al Estado Hondureño ante tribunales privados que operan en secreto, sin considerar que en alguna medida nacional les afecta sus ganancias.
Este saqueo, conquista y extensión del dominio contra Honduras y Centroamérica de parte de imperio norte americano, es parecido alas acciones de muerte que se realiza mediante el bloqueo económico y la agresión militar contra el pueblo de Irak, que lleva acabo el rechazo del mundo entero.
Estamos ante un momento histórico de enorme trascendencia para le presente y futuro de nuestra patria. En nombre del dios de la vida hacemos un llamado urgente a quienes integran los tres poderes del estado para que eviten el sufrimiento y la explotación que conduce ala muerte de nuestro futuro pueblo y no pasan ala historia como futuros traidores a su patria. Y urgimos a la unidad nacional frente a este mal que nos amenaza.
Nosotros al igual que Jesucristo, que sufrió entre los pobres y excluidos caminamos hoy con ellos, defendiendo la vida, con la plena seguridad que mas temprano que tarde se cumplirá lo que proclamo la virgen Maria madre de Jesús, en la magnificat: ”Saco a los poderos de sus tronos y puso en su lugar alos humildes; repleto alos hambrientos de todo lo que es bueno y despidió a los ricos vacíos”. Lucas1, 52-53
Siguatepeque 11 de marzo de l 2003.