Radio Progreso, Historia de Lucha

La historia de Radio Progreso está ligada al servicio y las luchas del pueblo hondureño y de las causas justas. Por eso sus slogan “La voz de un pueblo en marcha”, “La Voz de los sin voz”, como se identificó desde los años setenta.

Radio Progreso ha sido en algunos momentos más combativa y beligerante y en otros ha bajado su perfil, de acuerdo a la época y de quien ha estado dirigiéndola; pero siempre ha mantenido su compromiso con los pobres y puede considerarse la principal experiencia de radio alternativa popular en Honduras.

Como surgió
En 1956 en Santa Rita, Yoro, empezó a funcionar una emisora (HRPL) con una potencia local de 1km a la redonda, la cual había sido fundada como vocera de un partido político tradicional de Honduras.

En el año 1961 se constituye la sociedad “Estación Radial Progreseña”, la cual con los equipos de la HRPL salen al aire con el nombre de Radio Progreso. Se planteaban contribuir con el adelanto y la superación de los diferentes valores cívicos, morales y cristianos del pueblo progreseño.

En 1968, la iglesia de esta zona a cargo de la Compañía de Jesús (Sacerdotes Jesuitas), decide evangelizar por medio de una emisora y alfabetizar a través de las “Escuelas Radiofónicas”.

El sacerdote José Fisher, vicario Episcopal de Yoro, y el reverendo Felipe Pick no lograron conseguir una frecuencia radial. Entraron entonces en sociedad con la “Estación Radial Progreseña” y utilizaron la Radio Progreso.

Los jesuitas adquirieron nuevo equipo y es así como el 15 de noviembre de 1970, sale al aire la nueva Radio Progreso, con modernos transmisores, mucho mas potencia, transmisión en onda corta y su estudio provisional en el Instituto San José, en donde el 19 de diciembre del mismo año, es inaugurado el primer curso de las Escuelas Radiofónicas.

En el año de 1975, la frecuencia fue traspasada en forma definitiva a la Iglesia Católica, a través de la Institución Educacional Yoreña. Cambia la programación y se inicia el proyecto de radio popular.

Mordaza contra la voz del pueblo
Para los años setenta en Honduras hay gran convulsión social, el pueblo se vuelca a reclamar tierras, salud, educación y otros derechos. También hay acciones violentas represivas del Estado. Radio Progreso acompañó esas luchas con su voz editorial, sus noticieros, las transmisiones y hasta los espacios de entretenimiento.

Esa beligerancia le costó a Radio Progreso que el 13 de marzo de 1979, el gobierno dirigido por los militares ordenara su cierre. Se le acusa de incitar al rechazo de los proyectos del gobierno de Oswaldo López Arellano.

Las organizaciones sindicales, campesinas, magisteriales, profesionales, el pueblo hondureño en conjunto con organismos internacionales, protestaron por la medida.

Luego de largos trámites, Radio Progreso funciona nuevamente el 21de mayo 1979. Pero con menos potencia, fue cancelada la autorización para transmitir en onda corta y su programación quedó mutilada y bajo vigilancia. Tuvo que cambiar su estilo de programación, pero continuó siendo “La Voz de los Sin Voz”.

En los últimos diez años
De otra forma, los grupos de poder de la región siempre han pretendido someter a Radio Progreso mediante el boicot económico, amenazas y atentados contra quienes laboran en ella.

El 26 de abril del 2000 dos hombres intentaron asesinar al periodista Julio César Pineda Alvarado, jefe de prensa de Radio Progreso, se supone que a consecuencia de denuncias realizadas sobre aumentos al transporte, asesinato de jóvenes y sectores opositores a la presencia de médicos cubanos. Hasta la fecha el crimen sigue impune.

En ese periodo los empresarios locales amenazaron a la Radio con asfixiarla económicamente y tomar otras medidas, molestos por las múltiples denuncias sobre atropellos a los derechos laborales en la industria de la maquila.

Al celebrar su aniversario le deseamos éxitos a Radio Progreso y les recordamos que siempre que se tenga una actitud crítica y beligerante, que se enfrente a los poderosos y que en forma decidida se acompañe las luchas del pueblo; habrá amenazas, presiones y chantaje económico. Pero es nuestro deber seguir en la ruta por construir un país de pleno respeto a los derechos de las personas.

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