“Recordamos que viviendo en la cuartería de “Cotío”, en el Barrio Guamilito, íbamos camino a la Avenida Lempira, lugar donde nuestro padre tenía un taller de herrería y acostumbrábamos ir de mirones a contemplar los cuadros de los anuncios de las películas de la semana, cuando al querer pasar por el bulevar Morazán vimos que venían corriendo decenas de personas y se oían en la lejanía algo que nos parecían eran cohetillos, y que después sabríamos que eran balazos disparados a una manifestación que se estaba realizando en la calle del comercio, ahora Tercera Avenida.
Al siguiente día fuimos otra vez de mirones y pudimos contemplar como un gentío se agolpaba en las cercanías del mercado central y vimos que eran los bomberos que lavaban las calles por estar llenas de sangre. Algunos cipotes nos enseñaban las cápsulas de las balas disparadas. Pero nosotros cipotes ingenuos no pudimos asimilar los datos que se comentaban, fue muchos años después que se nos hizo conscientes de que lo que habíamos visto a lo largo era la matanza de San Pedro Sula”.
Por Tomás Erazo Peña
Escrito en 1994, para el 50 aniversario de la masacre.
Edición No 15 Vida Laboral Julio 2004