Hombres armados con motosierras subieron al cerro a eso de las 10 de la mañana de este miércoles para echar abajo el bosque, pero entre 600 a 700 personas de las comunidades decidieron ir a defender su bosque, desencadenando en un enfrentamiento donde se registró un muerto de los hombres enviados por la familia Raudales Urrutia y los pobladores Carlos Raudales (50) quien tiene impactos de bala en sus piernas y José López (45), que presenta balazos en su brazo izquierdo.
Mientras otro hombre de los enviados por la familia en mención hasta el miércoles en horas de la noche estaba desaparecido.
Carlos Amador del Comité Ambientalista del Valle de Siria denunció la irresponsabilidad tanto de la Fiscalía del Ambiente como del ICF, que dilataron las soluciones para detener a los depredadores del bosque que ya estaban denunciados que desde hace seis meses pretendían realizar sus actividades contra el medio ambiente del sector.
Amador informó que la fiscal Lorena Fernández de la Fiscalía del Ambiente, llegó allá, pero no tomó acciones contundentes para detener la deforestación.
Hace un mes se conformó una comisión tripartita integrada por las comunidades, el ICF y la familia Raudales, pero integrantes de esta institución estatal y representantes de la familia antes mencionada, fueron solos sin incluir a la comunidad, por lo que se sospecha que podrían estarse dando tráfico de influencias.
Antes de este hecho lamentable, hombres armados habían estado hostigando a los pobladores y estaban ejerciendo una fuerte presión sicológica.
Para Amador, después de lo que ha pasado, se teme un clima peligroso para los pobladores y pobladoras de la zona, que al descombrarse el bosque estarían siendo afectado en un número de entre seis mil a siete mil personas y además se teme represalias por parte de la familia Raudales Urrutia.
Este nuevo hecho de violencia evidencia que los poderosos en Honduras están con mucha prepotencia desde que el 28 de junio de 2009 se llevara a cabo el golpe de Estado contra el presidente Manuel Zelaya Rosales y que la institucionalidad del país fuera echada por la borda.
El Aguán, Zacate Grande y otras comunidades están siendo hostigadas por terratenientes poderosos que pretenden despojarlos de sus recursos naturales.
Ante la falta de respuesta estatal, las comunidades del Valle de Siria están decididas a defender su medio ambiente.