La Coordinadora inició su labor haciendo denuncias sobre el cierre de las fábricas por los inversionistas de las empresas bajo la excusa de suspensión de contratos, para fugarse del país sin haber cumplido con sus compromisos laborales.
Esos acontecimientos hicieron sentir la frustración entre las personas trabajadoras afectadas, por este motivo los integrantes de las organizaciones llegaron al convencimiento de que en forma aislada no podían enfrentar y resolver tales problemas y así se llegó a la conclusión de aglutinarse alrededor de objetivos y acciones conjuntas.
La misión ha sido lograr la protección de las y los obreros cuando cierran las empresas donde laboran y con este objetivo surge una propuesta de ley para garantizar el pago de las prestaciones laborales, sin que hasta el momento el gobierno hay a puesto interés en aprobarla.
Ya no se puede ocultar que la legislación nacional no da una respuesta concreta a esta problemática, las autoridades del Ministerio de Trabajo actúan con lentitud, se podría decir que hasta con parcialismo a favor de los empresarios.
En la búsqueda de justicia, la Coordinadora de Protección Laboral constituye un apoyo importante para los y las obreras de la maquila, sin embargo, la fuerza del reclamo y la denuncia pierden su valor si no hacen uso de ella, los y las afectadas directamente por el problema.
Frente a las constantes violaciones, las y los obreros no deben guardar silencio ni sentirse inferiores ante el poder de las empresas, por el contrario, deben mostrar más participación e interés para reclamar sus derechos a la par del esfuerzo que realizan las organizaciones.
Las actividades que realiza la Coordinadora de Protección Laboral deben ser apoyadas por las y los trabajadores, ya que representan sus mismos intereses y beneficios porque la aprobación y el cumplimiento de las leyes que contribuyan a sancionar y prevenir el irrespeto a la dignidad laboral, es una acción urgente para que Honduras pueda alcanzar un desarrollo humano y económico con dignidad.
Fuente: Vida Laboral, Edic. # 16, Agosto de 2004