“Dando nuevamente espacio de reflexión al señor Zelaya, el presidente Micheletti ratificó el día de hoy su disponibilidad a reconocer que es importante un compás de espera durante este fin de semana para lograr concretar el Gobierno de unidad y reconciliación”, indicó el régimen de facto en un comunicado.
Zelaya rechazó de nuevo, en declaraciones telefónicas a Efe, la propuesta del régimen golpista y dijo no tener “ningún deseo de volver a dialogar con quien no quiere dialogar y realmente manifiesta posiciones de intransigencia y deshonestidad”.
Desde la Embajada de Brasil, donde permanece desde el 21 de septiembre pasado, reiteró que sigue “siendo el presidente de Honduras”.
“No voy a renunciar a ese mandato del pueblo hondureño, porque sería traicionar el principio básico de que la Presidencia sigue en vigencia antes y después de las elecciones (del 29 de noviembre) y hasta el 27 de enero”, recalcó.
En cuanto a la conformación del Gobierno de unidad que se establece en el Acuerdo Tegucigalpa-San José, dijo que él, como “presidente legítimo” tampoco pretendía elegirlo, sino delegar esa responsabilidad a la Comisión de Verificación de dicho pacto.
El anuncio hecho por Micheletti de lo que denominó un “Gobierno de unidad y reconciliación” se produjo al filo de la medianoche del jueves, cuando se cumplía el plazo establecido en el Acuerdo Tegucigalpa-San José para la instalación de dicho Gabinete.
Sin embargo, tanto el presidente de facto como Zelaya se atribuyen la legitimidad para encabezar dicho Ejecutivo.
El acuerdo no establece explícitamente quién debe presidirlo, pero la mayoría de la comunidad internacional dio su respaldo al mandatario derrocado y criticó la decisión de Micheletti.
El secretario general de la Organización de Estados Americanos (OEA), José Miguel Insulza, recalcó que “naturalmente” corresponde presidir el Gobierno de unidad y reconciliación “a quien detenta legítimamente el cargo de presidente de la nación hondureña”, en referencia a Zelaya.
Insulza “deploró” la interrupción del proceso de implementación del Acuerdo Tegucigalpa-San José e instó a las partes a cumplir lo pactado “sin más subterfugios”.
También la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) condenó la posición de Micheletti de “conformar unilateralmente” el Gobierno de unidad e indicó que “la restitución inmediata del presidente constitucional José Manuel Zelaya, en su legítimo cargo, es el elemento central” del pacto.
Por su parte, el subsecretario chileno de Relaciones Exteriores, Alberto Van Klaveren, reiteró que no reconoce al Gobierno de Micheletti e indicó que éste, al no contar con el reconocimiento de casi ningún país de la región es casi “imposible” que pueda seguir gobernando en Honduras.
Más ambiguo fue Estados Unidos, que a través del portavoz de su Departamento de Estado, Ian Kelly, se manifestó “decepcionado con ambas partes” y las instó a retomar “inmediatamente” el diálogo para formar el Gobierno de unidad.
Para Washington, lo que pasó la noche del jueves “es que no hubo un acuerdo sobre el Gobierno de Unidad y Reconciliación Nacional”.
“Fue un Gobierno decidido unilateralmente y un Gobierno que se decide unilateralmente no es uno de unidad”, añadió.
El Gobierno de Micheletti aseguró hoy que fue Zelaya quien incumplió el Acuerdo Tegucigalpa-San José al no presentar propuestas para un Gobierno de unidad y pidió a la Comisión de Verificación que así lo establezca.
“Tendrá que expresar que hasta las doce de la noche (de ayer) se esperó respuesta del señor Zelaya para integrar el Gobierno de unidad”, afirmó el ministro de la Presidencia de facto, Rafael Pineda.
El movimiento popular hondureño que exige la restitución de Zelaya volvió a concentrarse hoy, visiblemente reducido y desanimado, en Tegucigalpa frente a la sede del Congreso, que es quien debe decidir sobre la restitución del presidente depuesto, según el Acuerdo Tegucigalpa-San José.
El Frente de Resistencia contra el Golpe de Estado calificó la decisión de Micheletti de conformar sin su rival un Gobierno de Unidad como “burla” y “segundo golpe de Estado”.