Ha llegado el momento de limpiar, fumigar y fertilizar las fincas. Sin embargo, muchos productores, sobre todo los pequeños que son la mayoría enfrentan dificultades para la compra de los insumos y para el pago de la mano de obra, pues el dinero de la cosecha anterior no fue suficiente para el pago de las deudas que afrontaban.
Esta situación es aprovecha por los intermediarios y los exportadores quienes ofrecen financiar la inversión, siempre y cuando el productor ofrezca venderle el producto de la siguiente cosecha. Los préstamos son otorgados a con altas tasas de interés y en su mayoría no entregan el dinero para que el cafetalero decida donde comprar, sino los insumos.
Con esta actitud el intermediario o exportador se beneficia en tres sentidos: En primer lugar gana en la tasa de interés, luego en el precio de los insumos y finalmente el precio del café que le entrega el productor. También hay que sumarle el hecho de que muchos intermediarios cargan de plomo las pesas de las básculas alterando a su favor la medida de peso.
Hasta la fecha no hay nadie que se interese en favorecer a los productores, pues son estos quienes sufren las consecuencias.
En Honduras existen organizaciones como AHPROCAFE, ANACAFE, IHCAFE y Fondo Cafetero, entre otras, que desarrollan proyectos desde los escritorios, pues es raro encontrar en el campo a un técnico que brinde asesoría a los caficultores, situación que ayuda a profundizar la crisis.
También es lamentable la falta de espíritu de organización que tienen los cafetaleros, pues se han conformado con las organizaciones que les han sido impuestas desde arriba y que siempre son manejadas por políticos de los partidos tradicionales quienes únicamente buscan el provecho personal.
Un claro ejemplo es la retención de once dólares aplicable a cada quintal de café que hacen a los productores al momento de facturar el producto, el dinero que debería ser entregado al momento de necesitarlo para la fertilización y limpia de las fincas, lo vienen a entregar cuando inicia la próxima temporada. Esto obliga a los productores a enjaranarse con los bancos y a pagar altas tasas de interés, mientras por el dinero retenido no reciben ningún beneficio.
Es asombroso ver a quienes producen la riqueza en la zona rural haciendo largas filas para llenar papeleos y que se les pueda entregar el dinero que les retuvieron de sus cosechas, muchos de ellos tienen que viajar de largo, porque el Instituto Hondureño del Café no tiene oficinas ni suficiente personal en las zonas productoras.
En tal sentido es necesario que los productores de café que representan un sector económico importante busquen la manera de elegir a sus verdaderos representantes en los cargos de dirección de cada una de las instituciones.
Gerey