El sueño de muchos empresarios que nuestro país se convierta en una enorme maquila, parece ser que se está cumpliendo. En la actualidad se registran más de 125 mil empleos en este rubro y pretende llegar a 240 mil en el año 2003.
Tradicionalmente la región norte del país se ha destacado por su desarrollo industrial. Hoy la industria de la maquila, casi toda textilera, se está extendiendo a otras zonas del país, específicamente en el valle de Amarateca.
Amarateca, una zona casi desértica, ha crecido rápidamente en apenas dos años y sin ningún control, lo peor es que un crecimiento sostenido del 16 al 20 por ciento por año en la maquila, hará crecer en unos 10 mil nuevos empleos en esa zona.
Ya hay quienes en la capital se preocupan por la capacidad de poder sostener un ritmo tan acelerado y adecuado de crecimiento de la industria maquiladora en ese sector dado los problemas de orden ecológico y ambiental que se han evidenciado en poco tiempo.
Por otro lado, el valle de Amarateca también esta sufriendo una rápida expansión demográfica, pues con la reubicación de los damnificados del huracán Mitch hay una 40 mil personas más en este sector. Esto repercutirá dramáticamente en la falta de infraestructura pública como son agua, alcantarillado, electricidad y basura, como lo que ya se está viviendo ciudades como Choloma o Villanueva.
Dado el escaso de empleo en nuestro país y los salarios de miseria, la maquila se convierte en una especie de “alternativa” gubernamental, para estos problemas socioeconómicos, pero muy poco se ha hecho o investigado para medir el impacto real de desarrollo y ambiental con dicha alternativa.
Se puede pensar que la maquila no es del todo mala, y que puede ser una real alternativa pero siempre y cuando se le controle de forma adecuada y previendo los efectos negativos que ha causa en los aspectos social y ambiental.
Es notable que cuando la maquila llegó a nuestro país, en Puerto Cortes no se imaginaron los problemas que se iban a generar, lo único que les importaba era traer empleo sin reparar en las consecuencias que ahora sufren miles y miles de obreros y obreras y el resto de la población, ese es un ejemplo claro de lo que puede suceder en la zona central del país si la población y las autoridades no ponen cartas en el asunto.
(V.M. Hermes Lazo)