La delegación escuchó, desde el primer al último día, testimonios acerca de ejecuciones extrajudiciales, represiones violentas, amenazas de muerte y acosos dirigidos a individuos y a sectores sociales que se oponen al golpe y al actual régimen ilegal liderado por Porfirio Lobo.
Desde nuestra primera mañana (cuando un cuerpo fue arrojado frente a la sede de un sindicato de maestros y maestras en paro) hasta horas antes de nuestra partida (cuando supimos de la muerte de un campesino en una de las comunidades que habíamos visitado) cada día transcurrió como una letanía de tragedias. Simplemente no alcanzaban las horas del día para reunirnos con todas y todos los individuos y organizaciones que querían compartir, con nosotros y nosotras, sus preocupaciones y miedos.
Mientras nos preparábamos para partir, nos encontramos sumidas y sumidos en una profunda preocupación por el aumento de las violaciones a los derechos humanos, el involucramiento en las mismas de fuerzas oficiales de seguridad, y la total impunidad que reina en el país. La severidad y el alcance de la represión del régimen de Lobo han excedido en los últimos meses aquellas de los primeros días después del golpe, bajo el régimen de Micheletti.
Nos preocupa particularmente la clara complicidad entre las fuerzas de seguridad del gobierno y las fuerzas de seguridad privadas, que protegen a los grandes terratenientes y corporaciones.
Las y los ciudadanos más ricos del país están literalmente atrapados en una batalla contra las y los más pobres, y utilizan a las fuerzas de seguridad hondureñas para hacer el trabajo sucio.
Todo esto es posible gracias a las armas, gases lacrimógenos, tanques y municiones adquiridos por el ejército y policía hondureña con ayuda de los Estados Unidos.
Finalmente, nos vamos con el asombro que genera el extraordinario coraje y el profundo compromiso de la comunidad de activistas por los derechos humanos en Honduras. Sentimos un compromiso renovado, como movimiento por el cierre de la Escuela de las Américas, de acompañar al pueblo hondureño en su lucha por la dignidad y la vida. Los dos hombres que dirigieron el golpe militar de junio de 2009 en Honduras (el ex Jefe de la Fuerza Aérea, Romeo Vásquez Velásquez, y el actual Jefe de esa fuerza, el General Luis Prince Suazo) son graduados de la Escuela de las Américas.