En un reciente video que filmó para los ciudadanos ecuatorianos, Assange afirma que las acciones emprendidas por el gobierno de Correa han permitido disuadir las persecuciones en su contra, aunque denuncia que la NSA lo ha estado investigando durante este tiempo. “La situación es difícil para mí, personalmente, y mucho más aún para mis hijos (…) Gracias a la fuerza del gobierno ecuatoriano y su pueblo, he podido trabajar. Si, en circunstancias difíciles y con una amplia vigilancia policial alrededor del edificio. Si, incluso con el espionaje de la NSA”, afirma Assange en el video difundido.
Luego, en una conferencia de prensa ante diversos medios, el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño afirmó que “protegeremos a Assange el tiempo que sea necesario”, dando a entender que el apoyo del gobierno de Correa al periodista continuará en el tiempo, a la espera de poder negociar finalmente el tan esperado salvoconducto que permita el viaje a Quito. Patiño lamentó que el caso “este estancado”, responsabilizando al Reino Unido por que no hayan podido avanzar las negociaciones, y recordó que un año atrás se planteó conjuntamente la creación de una comisión de juristas que pudiera avanzar en una solución diplomática. El grupo, hasta el día de hoy, no se ha conformado.
¿A qué se debe el silencio de algunos medios masivos privados sobre el momento que vive Assange y sus condiciones de vida desde hace ya dos años? Llama la atención ya que, como ha afirmado el propio Patiño, han sido estos mismos medios los que durante 2010 reprodujeron las “revelaciones” de Wikileaks. El silencio puede obedecer a ciertas presiones políticas-empresariales para que el tiempo y el olvido contribuyan a una solución adversa a la pretendida por Assange y el gobierno de Ecuador. Algunos medios han apuntado a hacer mermar la solidaridad internacional que Assange ganó hace un tiempo atrás, intentando que los periodistas no opinen más sobre el caso.
Este no es un mal momento para recordar el “porqué” del asedio a Assange: fue Wikileaks quién dio a conocer documentos de la política exterior norteamericana en Irak y Afganistán –donde constaban, entre otras actitudes de parte de las tropas estadounidenses, asesinatos selectivos y torturas a detenidos a fin de interrogarlos-. También filtró cables referidos a Guantánamo, y la existencia al interior de la prisión de ancianos con demencia senil, adolescentes y enfermos psiquiátricos graves.
Sin dudas Assange constituyó un primer momento de “alumbramiento” internacional sobre elementos que Estados Unidos pretendía ocultar –acá hay que decir que Snowden completó el segundo momento en cuanto a las revelaciones sobre la institucionalidad norteamericana-. ¿Será por estas revelaciones que el Reino Unido y Suecia no han hasta el momento respetado los derechos de asilo del periodista en América Latina? ¿Hasta allí han llegado las presiones del Departamento de Estado norteamericano?
Dos años después, y sin haber sido acusado de crimen alguno –ni en Estados Unidos, ni en otro país-, Assange continúa en una situación inestable para su propia vida. Sin embargo, es consciente de que “cuando uno tiene un principio, hay que luchar por ello y simplemente no ceder”, tal como manifestara en estos días sobre los peligros que pudiera correr de acá en más. ¿Se podrá lograr una solución negociada para el caso en torno a la comisión de juristas que se debió conformar hace ya un año? Como se vislumbra, hay más dudas que incertidumbres en cuanto al futuro del fundador de Wikileaks.