Los pasajeros corrían desesperados de un lugar a otro del barco, exigiendo al capitán que les habilitara salva vidas en caso de que el barco zozobrara, el Capitán al ver que en su barco se podía generar un motín, ordenó que todos los migrantes fueran ubicados en el camarote 9 y que se le pusiera llave a la puerta de madera para asegurar que nadie saliera de dicho camarote.
Los marinos cumplieron con la orden del Capitán y los doscientos italianos fueron encerrados. Sin luz y solo una ventanilla que filtraba el escaso oxigeno que entraba al camarote; al transcurrir los minutos las personas comenzaron a desplomarse uno a uno. Era tan estrecho el lugar que los cuerpos se desvanecían por la falta de aire, quedando sostenidos por los demás cuerpos, que empezaban a convulsionar y que expulsaban grandes cantidades de sangre por su nariz y boca.
Al cabo de una hora, de los doscientos migrantes solo quedaban una docena, la puerta de madera cedió ante la presión de los que todavía estaban vivos, el Capitán al enterarse de lo ocurrido, en una fría exclamación dijo: “yo fui la tormenta que mató a esta gente…”. Al día siguiente, el sol comenzó a salir y ya se distinguían las primeras aves en el cielo, en el mar un rastro enorme de migrantes que nunca llegaron a ver el final de la tormenta.
El aire:
Es la primera necesidad de vida que tiene el ser humano, pues sin él en pocos minutos podríamos morir.
El Aire Puro:
No solo nos provee de oxigeno necesario para darle vida a nuestras células, que es el organismo básico de la vida del ser humano al contener proteínas, sales, agua, hidratos de carbono y grasas. El aire puro nos permite a través de la piel la regulación de la temperatura del cuerpo y estimula todas las funciones de nuestro organismo.
Lo que les pasó a los migrantes italianos, en la historia que acabamos de leer, fue que al carecer de aire, oxigeno limpio, comenzaron a asfixiarse, a perder calor corporal, sus células comenzaron a morirse y por lo tanto perder el control de parte de su organismo, comenzaron a tener derrames y a desmayarse.
El efecto saludable del aire puro y fresco se traduce en una sensación de bienestar, en un mejor color y mayor capacidad de reacción de la piel, con mayor defensa a resfríos y enfriamientos, funciona mejor nuestro sistema nervioso, se traduce además en un sueño más profundo y reparador, en el estimulo del apetito y el tono de los músculos.
Las enfermedades relacionadas con el aire impuro
Existen en nuestra sociedad innumerables ejemplos de enfermedades relacionadas con aires sucios, la falta de oxigeno o ambientes cerrados que afectan nuestra salud.
Por ejemplo: nuestro hogar, normalmente pequeño, un cuarto y donde vivimos varias personas, durante la noche la falta aire puro provoca que no tengamos un buen sueño, que las enfermedades virales como los resfrío sean transmitidas frecuentemente entre las personas que viven en el cuarto.
También son repetidas las enfermedades en las fábricas donde laboramos, sobre todo aquellas donde no existe ventilación y donde el polvo de los productos textiles los respiramos a diario. Entre las enfermedades más frecuentes, por la falta de aire puro en las fábricas, esta la Rinitis Alérgica, la Rinofaringitis, el Asma Bronquial, las enfermedades dermatológicas, como alergias, el estrés, la tuberculosis y otras.
¿Qué hacer para mejorar nuestro aire y ambiente?
Debemos empezar por la casa, tratemos de limpiar a diario el piso, lavar la ropa de cama y la nuestra, botar la basura lejos del lugar donde vivimos y depositarla en lugares cerrados. Periódicamente limpiar paredes y ventilar los rincones de los cuartos, etc.
¿Qué podemos hacer en la fábrica ante la falta de aire puro e higiene ambiental?
Muchas empresas se niegan a mejorar el ambiente de trabajo de las y los obreros por eso debemos reunirnos con otros trabajadores y conversar sobre este problema, las leyes del país y los tratados internacionales nos favorecen.
Debemos informarnos acerca de las condiciones necesarias de ventilación. En la maquila son inaceptables los ventiladores, los cuales pueden aliviar el calor pero hace circular enormes cantidades de tamo que es prácticamente tragado por quienes allí permanecen.
Si después de informarnos nos damos cuenta que en nuestra empresa no hay la ventilación adecuada podemos acudir al departamento de higiene y Seguridad del Ministerio de Trabajo para que intervenga y se corrija la situación.
Si en el Ministerio no somos atendidos podemos acudir a otros organismos a hacer nuestra denuncia, hasta que se atienda nuestra petición.
Informémonos y organicémonos para exigir respeto a nuestra salud. No olvidemos que la falta de aire puro es la causa de enfermedades peligrosas y que pueden llevarnos a una muerte prematura o algún padecimiento grave de por vida.
Recordemos a esa gente del barco, que obedeciendo la voluntad de una sola persona fueron arrastrados a la muerte. Aún estamos a tiempo de exigir respeto a nuestro derecho de disfrutar de un ambiente sano para trabajar.
Fuente: Vida Laboral Edic. # 7. Febrero de 2002