La huelga de 1,954 fue trascendental para la clase obrera hondureña, antes de ese movimiento en Honduras no existían leyes con carácter laboral, es decir en el país no había derecho obrero.
Los trabajadores eran sometidos a largas jornadas de trabajo que comenzaban con la salida del sol y terminaban al atardecer. No existían límites para la explotación de la fuerza del trabajo más que la resistencia física del obrero, era común que se registraran accidentes ferroviarios debido al cansancio de maquinistas y fogoneros que se dormían trabajando, después de 72 horas continuas de labor.
No se permitía la organización de los trabajadores y los que intentaron formar sindicatos fueron perseguidos y capturados por los órganos represores del Estado y de la compañía bananera. Muchos murieron a manos de los comandantes y lanzados a las caudalosas aguas de los ríos Ulúa y Aguan atados a una piedra en el cuello.
Al comienzo de la década del ’50 los obreros seguían sin poder legalizar sin¬dicatos, el primero de mayo lo celebraban clandestinamente, escondidos en las plantaciones bananeras, en las playas y en alguna aislada hacienda de un amigo progresista, en locales cerrados donde se hacían mítines para conmemorar el día.
Las condiciones del pueblo cada día eran más angustiosas mientras los monopolios extranjeros enviaban millones de dólares a Estados Unidos y las oligarquías recibían su parte de la plusvalía distribuida por ellos.
En esta época las compañias bananeras comenzaron a pagar el impuesto sobre la renta que se convirtió como un pago disimulado del soborno que se otorgaban para nuevas concesiones. La situación económica para ellos era de bonanza pero propagaba la miseria en la clase obrera, los campesinos y otras capas medias de la sociedad.
La difícil situación en que se encontraba el pueblo hondureno y en primer plano los trabajadores, debido a la explotación y esclavitud que ejercía en nuestro país el imperialismo yanqui con la colaboración de los círculos olígárquicos, puso en manifiesto el atraso económico, social y cultural que mantenían los dominadores para perpetuar el neocolonialismo.
El Sometimiento a un régimen tirano e injusto que negaba los más elementales derechos de organización, el pago de miserables salarios, despidos arbitrarios, malos tratos y la propagación de enfermedades ocasionadas por la insalubridad de los barracones en que vivían, hizo que los trabajadores acumularan la fuerza necesaria para desatar la gran huelga de 1,954.
Este movimiento no solo involucró a los trabajadores bananeros sino a toda la clase obrera hondurena y a otros sectores del pueblo alrededor de una serie de reivindicaciones económicas que los enfrentó directamente contra el Estado oligárquico neocolonial y la burguesía imperialista bananera, gestándose así un amplio y masivo movimiento popular antiimperialista