Edición 5

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Editorial
A 47 AÑOS LA LUCHA CONTINÚA…

Por caminos demasiado dolorosos ha tenido que transitar la clase obrera hondureña desde su aparición allá por el año de 1869. Hay que recordar las miles de personas explotadas en las minas de oro y plata, las atrocidades que se cometían contra los obreros ferroviarios, los obreros en calidad casi de esclavitud en los campos del banano y el azúcar.

Doloroso el camino y largo el proceso de aprendizaje, pues hubo de pasar cerca de 40 años para ver las primeras demostraciones contundentes de la capacidad organizativa y combativa de nuestra clase trabajadora; como fueron las huelgas de 1916, 1917 y de 1920, y por supuesto la gran huelga bananera de 1925 en las fincas de Cuyamel, que forman parte de esa memoria honrosa de las y los obreros de aquel tiempo.

Oportunidad para recordar además, la huelga de 1932, que marcó el fin de un primer proceso organizativo clasista creciente en el país, a la cabeza de los pioneros del movimiento obrero de Honduras: Manuel Cálix Herrera y Juan Pablo Wainwright.

Las formas de organización de las obreras y obreros tuvieron que desarrollarse entonces, en condiciones de clandestinidad, bajo estado de sitio, en exilio, bajo asesinatos y torturas, pero a pesar de todo esto se logra fraguar una de las movilizaciones obreras más memorables de la historia reciente en nuestro país, la Huelga del 54, que contó con el apoyo de las masas campesinas, artesanos, estudiantes e intelectuales y logró poner en jaque el sistema productivo nacional.

A 47 años de esa gesta invaluable, las y los obreros han tenido que transitar por caminos aún más dolorosos y duros, como la represión de los años 60, la injerencia reaccionaria de la ORIT de los Estados Unidos en el proceso de crecimiento de nuestras organizaciones obreras, la muerte, el destierro y las desapariciones de los 80’ s y la compra de conciencias en los 90’ s de nuestros dirigentes, incluso de algunos que antes fueron muy respetados.

Sin lugar a dudas que todo esto marca una etapa de escepticismo en la clase trabajadora y provoca una disminución del impulso reivindicativo, de lucha, de voluntarismo, y del trabajo honesto y responsable, pero afortunadamente no es todo el sindicalismo el que está o se siente derrotado, aún quedan excepciones muy honrosas, que mantiene viva la esperanza y los sueños obreros por el recordado “camino de mayo”.

Pero ese viejo “camino de mayo” de seguir siendo una opción, debe renovarse en las formas de participación y organización de los sindicatos y centrales obreras; debe abrirse a la unidad y no evitar el debate en torno a qué modelo de sociedad queremos forjar como pueblo; e incorporar decididamente a las y los trabajadores de maquila en la lucha organizativa y popular.

Por otro lado, los viejos dirigentes, además de enfatizar en la formación de nuevos dirigentes, deben dar lugar a nuevos líderes y liderezas en la conducción de las organizaciones. Pero sobre todo, se deben cambiar las conductas verticalistas y dar paso a formas más democráticas de opinión y de participación de la clase obrera en general y sobre todo a formas mas avanzadas e inteligentes de lucha reivindicativa, articulando y compartiendo iniciativas con todas las fuerzas sociales progresistas y democráticas de nuestras patria, porque deben recordar que a 47 años de la gran huelga, la lucha continúa y hoy más difícil que nunca.

¡Salud compañeras y compañeros en el día de las y los trabajadores de la patria y el mundo!

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