Para cada lucha construyamos el instrumento adecuado

La Constituyente no es el fin, tampoco lo es el control del gobierno. Necesitamos una nueva Constitución, pero no para adorno, sino como herramienta para lograr lo que queremos.

Esos son nada mas pasos y requisitos para lograr nuestro gran objetivo: construir un país donde todos y todas tengamos satisfechas nuestras necesidades básicas y vivamos dentro de lo posible felices. Un país desarrollado, capaz de satisfacer las demandas de sus habitantes sin tener que hipotecar sus recursos y su futuro. Hasta ahí queremos llegar.

Para lograr ese objetivo hay que vencer a las fuerzas que se oponen que son fundamentalmente la oligarquía (un pequeño grupo que gran poder económico en todos los rubros económicos) y el imperio norteamericano que por ahora se personifica en la ultraderecha gringa que patrocinó el golpe de Estado contra el Presidente Zelaya.

Esas fuerzas tienen instrumentos que les permiten contenernos en el avance hacia esos objetivos: sus empresas que saquean el país, le roban al Estado y explotan a los trabajadores/as; las iglesias que pregonan la resignación y justifican la explotación; los medios de comunicación que ocultan y mienten para manipular la población; el gobierno con sus tres poderes que controlan a través de sus cinco partidos y las Fuerzas Armadas que son la garantía cuando se ven amenazados los otros instrumentos.

El Frente Nacional de Resistencia Popular debe ser la fuerza que desafíe a la oligarquía en todos los planos y obtener victorias ahora mismo, preparándose para grandes victorias a mediano y largo plazo. Para librar la batalla contra TODOS esos instrumentos de la oligarquía, el Frente debe tener el instrumento correspondiente.

Si queremos que se respeten los derechos laborales y enfrentar la sobre-explotación tenemos que organizar a los miles de trabajadores y trabajadoras de la empresa privada: trabajadores agrícolas (melón, tabaco, sandía, banano, caña, cítricos, etc), trabajadores de la industria (maquila, construcción, minería, metales, etc.) obreros de los comercios y los bancos y el sector servicios (aseo, seguridad, mensajería, transporte, etc).

Si queremos recuperar la tierra robada hay que tener verdaderas organizaciones campesinas, no recogida de gente que quiere “rebuscarse”, gente con conciencia y firmeza de lucha para que después no caigan en actos de corrupción y terminen vendiendo lo conquistado.

Si queremos defender la educación pública tenemos que hacerlo los maestros, estudiantes y los padres y madres de familia: pelear por mejores edificios, plazas docentes y de servicio, edificios y material didáctico suficiente y de calidad. Desde luego que también por los derechos del magisterio.

Si queremos que se atiendan las necesidades en nuestras comunidades (salud, calles, agua, energía, vivienda, servicios públicos) tenemos que organizarnos en patronatos comunitarios o conducir adecuadamente los que ya existen.

El Frente de Resistencia debe ayudar a organizar a todos esos sectores y otros que no mencionamos y lograr conquistas en favor del pueblo ahora mismo.

Exigimos una nueva constitución que garantice nuestros derechos, pero no esperaremos hasta que la tengamos para defenderlos o reclamarlos.

Tenemos que pelear por las necesidades ya. Para eso hay que organizarnos. La gente se sentirá representada cuando el Frente haga acciones y logre conquistas en esos aspectos. En Olanchito el Frente estuvo nueve días en la toma de la Alcaldía para revertir un plan de arbitrios con tasas o cobros abusivos y obtuvo completo apoyo de la población.

Pero si solo peleamos por esas necesidades y no quitamos a quienes controlan el gobierno, estaremos para siempre desde abajo sacrificándonos para ver que nueva “conquista” le arrancamos a los poderosos o defendiéndonos cada vez que nos quieren quitar lo conquistado.

Si no cambiamos las estructuras económicas y políticas, la pobreza que hoy combatimos mañana surge doble. Es que vivimos en un sistema que genera pobreza a diario y dentro del mismo jamás terminaremos con los grandes males que nos agobian. Necesitamos un gobierno que se atreva a construir otro sistema económico y político. Refundar el país.

En cada lucha por los derechos debe irse rescatando las aspiraciones de la gente y que esas se conviertan en contenidos para la nueva constitución y como plan de transformación en cada municipio, colonia y aldea. Desafiamos a los oligarcas y su gobierno en la lucha por la necesidad inmediata y elaboramos nuestro planteamiento para terminar de una vez con todas esas carencias.

Por eso estamos convencidos que debemos conquistar también el control del gobierno y desde ahí continuar fortaleciendo la organización popular e impulsar medidas que beneficien al pueblo y lo ayuden en su lucha por construir una sociedad justa. La nueva sociedad no la construye ningún gobierno, la construye el pueblo; pero para cumplir ese objetivo el pueblo necesita tener un gobierno a su servicio.

Si logramos el control del gobierno y no tenemos un pueblo organizado y convencido que tiene que impulsar cambios profundos, es posible que hasta el mismo pueblo confundido y manipulado por los oligarcas y sus instrumentos se conviertan en enemigos de las medidas por el cambio que impulsemos.

Del otro lado, si logramos tener una fuerza política social capaz de movilizarse y presionar, tendremos logros parciales, podemos hasta botar gobiernos uno tras otro; pero seremos la eterna oposición que sólo logra poner parchecitos pero que sostiene y legitima el sistema y el gobierno de los oligarcas. Resulta después que muchas de esas organizaciones que creamos y estuvieron juntas en la pelea por una necesidad, son después aval de los poderosos y opositores a los cambios profundos. Del movimiento sindical, magisterial, campesino, estudiantil, iglesia y pobladores han salido grandes luchadores que ahora son peones de la oligarquía.

El FNRP debe preparar, impulsar o acompañar las luchas del pueblo desde hoy mismo porque se atiendan sus necesidades; pero simultáneamente TAMBIÉN prepararse para disputar el gobierno a la oligarquía y asumir la conducción del país, no solamente para ganar unas elecciones.

Dentro del Frente hay agrupaciones de los diferentes sectores para dar la batalla por las necesidades inmediatas, hay que fortalecerlas y mejorarlas para que logren organizar a los cientos de miles que están desorganizados. Muchos pobres que piensan con la cabeza de los grandes ricos.

De igual manera, si queremos dar la batalla para arrebatarle el poder a los oligarcas tenemos que tener el instrumento específico para ello. Como esa disputa por el gobierno hasta ahora está claro que tiene que ser en el terreno electoral, entonces no hay duda que necesitamos tener nuestro movimiento político electoral.

Organicemos a todos los sectores para dar la batalla por sus necesidades en cada sector y de manera unificada alrededor del Frente Nacional de Resistencia Popular. Y organicemos al pueblo en un movimiento político que rompa con el tradicionalismo a lo interno, derrote a los tradicionalistas en las contiendas electorales, asuma el control del gobierno y con el respaldo del pueblo organizado, consciente y movilizado impulse medidas de beneficio para las mayorías.

El gobierno es una poderosa fuerza, ahora al servicio de los grandes ricos que defienden su poder; queremos esa fuerza al servicio del poder popular que miles de hondureñas y hondureños ya comenzamos a construir, aunque nos falta muchísimo. Un gobierno inspirado y dirigido por los principios de la nueva constitución que pacientemente iremos desde ahora construyendo con el pueblo en lucha, primero aprobada solo por nosotros, legítima pero “ilegal”, pero que luego buscaremos convertirla en Ley de la República.

Garantía de que ese gobierno no perderá el rumbo será el mismo FNRP que se mantendrá al par pero independiente, crítico y beligerante: para que no se olvide que el objetivo no era solo llegar: sea a la alcaldía, al congreso, a casa presidencial o a cualquier otra estructura gubernamental.

Un movimiento que sirva en ese propósito no debe ser para negociar “cuotas” sino para sacar a los golpistas del gobierno, no para reconciliarse sino para pedir cuentas, no para olvidar las violaciones a los derechos humanos sino para exigir justicia y controlar a las fuerzas represivas, no para sumarse al sistema y legitimarlo sino para enfrentarlo.

La gente verá la diferencia, eso nos llevará a tener mayor respaldo popular, lograr más organización y más fuerza para empujar las transformaciones profundas, desde el pueblo y con el decidido apoyo del gobierno. Se dará más impulso al proceso, construyendo el cambio, no esperando que se haga por decreto.

Ojalá, y tenemos que hacerlo posible, en este esfuerzo puedan participar directamente el compañero Manuel Zelaya y todos los exiliados y exiliadas.

¿No es eso pensar y trabajar por la refundación de Honduras?, o como dijo un compañero en Olanchito: “Arrancar los horcones podridos y colocar unos nuevos y fuertes para reconstruir la casa”.

Bartolo Fuentes

Coordinador Departamental de Yoro

Miembro de la Comisión Política Nacional

Fuente: Comun-Noticias

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