43 años de la masacre del Jute

Rufino López combatió por la tierra para dársela a los campesinos
Rufino López nació el 02 de julio de 1932, originario del pueblo de Coray, Valle. Se destacó en la lucha por la recuperación de la tierra para que los campesinos tuvieran donde cultivar y que comer.
Poco se sabe de la infancia de Rufino, pero parte de ella la dedicó al trabajo de campo junto a su padre, Roberto López Agüero, y a sus hermanos. Desde pequeño perdió a su madre, Francisca Canales, en un parto. Fue un muchachito aventurero, capaz de idear grandes trastadas y declararse inocente.

Estudió hasta tercer grado de La educación primaria en la Escuela Tiburcio Carias Andino; no continuó estudiando porque su padre no tenía suficientes recursos económicos para mandarlo a estudiar fuera de aquel recóndito pueblo.

Tenía 14 años de edad, cuando junto a sus dos hermanos se aventuraron caminando a pie desde Coray hasta San Pedro Sula. A los tres les decían “los terrores” por su forma de vestir que era bien pulida. Él siempre andaba los zapatos brillantes y su sombrero bien encorvado. Cuando cumplió quince años de edad se fue a La Fragua, campo bananero de la Tela Rail Road Company. Unos años se dedicó a comprar y vender ganado.

Tres años después entró a trabajar en la Tela con el objetivo de hacer la lucha con los campesinos más explotados de aquel entonces, y así abrirles la mente de que merecían vivir en mejores condiciones humanas. Todos sus compañeros lo querían mucho por demostrar capacidad de liderazgo y conducción de las luchas.

Su vida familiar
En 1954 conoció a Benicia Izaguirre a quien enamoró dedicándole serenatas tocadas por el mismo, y con quien hizo vida familiar hasta su muerte. La conducta dócil de su esposas sirvió para criar a los cinco hijos que engendró: Odely, Leticia, Elsa, Teodoro y Javier; estos últimos tres actualmente viven en los Estados Unidos buscando el tan codiciado sueño americano. Tuvo una relación de pareja agraciada con Benicia, a quien constantemente le decía: mirá que vas a quedar bien, mis amigos te van ayudar a que nuestros hijos puedan estudiar. Siempre se interesó por la lectura, a su esposa le llevaba las novelas bohemias y paquines populares, mientras que a él, le fascinaba leer el Código del Trabajo, por su condición de líder sindical.

También fue un hombre dedicado a sus hijos, le gustaba cargar a sus hijos en hombros por todo el campo. Fue estricto con sus hijos, siempre quería que todo estuviera bien, sino el mismo se encargaba de hacerlo. Perennemente iba al mercado a comprar la comida de la semana. Silbaba al llegar a su casa para que todos supieran que ya había llegado.

Su liderazgo y su lucha en el Sitraterco
Con el pasar del tiempo se incorporó al Sitraterco. Por el cual fue perseguido por ser uno de los sindicalistas más combativos. Trabajó para que los obreros tuvieran tierra y así poder cultivar, y de esta manera el campesino viviera cómodo. Una de sus ideas fue luchar para que los demás estuvieran vivos y fueran de un solo gremio para el bienestar de los obreros y campesinos. En 1965 llegó a ser fue Secretario General de Sitraterco.

Era un líder campesino, un hombre popular, de sangre cien por ciento hondureñas, introvertido, de pocas palabras, pero bien amistoso, liberal de pensamiento pero de práctica socialista. Físicamente era bien recio, de estatura alta, robusto, tez clara, y de ojos verdes.

Si bien su infancia no estuvo sembrada de hallazgos intelectuales, siempre planificó batallas infinitas y triunfos prodigiosos dentro de las organizaciones campesinas en las que participó.


Se incorporó a la lucha revolucionaria

En noviembre de 1963 se unió a las filas unitarias de un grupo de guerrilleros que emergieron luego del golpe de Estado de Oswaldo López Arellano. Fue parte de la organización de resistencia contra la dictadura militar. López y todos sus miembros se denominaban militantes revolucionarios, pero jamás lanzaron un disparo. Siempre pensó que el gobierno no hacía nada para favorecer a la clase obrera, que si se ponía a resolver los problemas sociales no le quedaría tiempo para gobernar.

En 1965 un vecino de la comunidad de La Fragua, le puso unos documentos (literatura comunista) en una rendija del barracón donde vivía, horas más tardes llegó la policía a buscarlo para llevarlo preso. En ese momento Rufino andaba en el centro de El Progreso comprando la comida de la semana, cuando su esposa le envió un comunicado (una nota) contándole lo sucedido, para que no regresara a la casa. Desde entonces se fue a vivir a un hotel de su suegra. Por varios meses anduvo huyendo clandestinamente, días en su casa, temporadas en la calle y en el Sindicato.

Tenía 33 años de edad cuando lo asesinaron. Quienes lo conocieron le guardan mucho respeto. Era un hombre intelectual, un comunista honesto, un joven luchador, leía literatura comunista, le gustaba el casino y las cartas. Parte de los frutos de sus luchas son las cooperativas agroindustriales que afiliadas, hoy conforman la empresa de manteca y aceites, Hondupalma.
El líder campesino fue asesinado por ir en contra del sistema de gobierno de entonces y por defender la clase obrera campesina ya que soñaba con una patria de justicia y llena de valores democráticos.
Su familia asegura que amó más a los campesinos que a su propia vida porque tomó el camino más riesgoso por defender a su patria, hasta que le llegó la muerte.

BOCON

Dejar una respuesta