Creo firmemente en la pluralidad de los espacios e ideologías, se de su avidez intelectual y no me sorprendió encontrarle en el evento. Lo que si me sorprendió, fue su toma del micrófono durante el programa pronunciando un discurso casi “resistente”, alabando un trabajo intelectual producto de “los sucesos del año pasado”, si no supiese lo que usted hizo luego del golpe en el Centro de Investigaciones Históricas de Honduras, le hubiese aplaudido.
Lamentablemente usted demostró una actitud que solo puede producir decepción y pena entre quienes le conocimos, respetamos y quisimos. Quiero expresarle que guardo respeto hacia usted como académico e intelectual, pues su trayectoria en investigación y sus aportes a la historia de Honduras son innegables, sin embargo me siento profundamente decepcionada y dolida por su accionar después del golpe:
En julio pasado durante la reunión con la usurpadora Myrna Castro, usted la reconoció como autoridad legítima, mientras la mayoría de nosotros como Directores recitamos el artículo 3 de la Constitución de la República y la desconocimos.
Usted como Director del Archivo Nacional, durante los meses de julio, agosto y septiembre, ejecutó acciones de persecución y acoso sistemático en contra de los jóvenes historiadores que laboran en el Centro de Investigaciones Históricas de Honduras y que son simpatizantes o militantes en la resistencia, llegando al extremo de expulsarlos de las salas de investigación, sus oficinas y espacios de trabajo, humillándolos verbalmente.
Accedió a las solicitudes del Sindicato de la Secretaría de Cultura, plenamente identificado con Myrna Castro, y contribuyó a la cacería de brujas de colegas en SCAD.
En agosto, durante una reunión del equipo del CDIHH, usted agredió verbalmente a varios colegas, entre ellos la entonces Coordinadora del Centro Yesenia Martínez, además de expulsar de la reunión a varios historiadores del Centro identificados con la resistencia.
A finales de agosto y principios de septiembre, durante las reuniones secretas del Consejo Directivo de Instituto Hondureño de Antropología e Historia, usted de forma lamentable se abstuvo de pronunciarse sobre el despido del Dr. Darío A. Euraque, quien fungía como gerente.
Su accionar durante los últimos meses no ha sido distinto, la persecución y acoso sistemático a colegas en el CDIHH ha continuado y usted la ha respaldado.
Por estas razones, me indignó muchísimo su discurso. Confieso que dejé de leer El Heraldo desde el Golpe y a usted unas semanas después. Pero leeré su prometido artículo de la próxima semana, para saber ¿cuáles son sus 20 preguntas sobre el golpe de Estado? Y cuál es su apreciación sobre la producción intelectual compilada en la obra de Salgado, pero me gustaría que respondiera también estas cinco preguntas que muchos nos hacemos:
Si su nombramiento decorativo fue producto de amistad con el ministro Pastor, como usted lo admitió durante su toma de posesión del cargo, ¿Por qué no renunció luego del golpe?
¿Por qué guardó silencio ante el intento de militarización del CDIHH?
¿Por qué promovió el acoso a los jóvenes historiadores del CDIHH?
¿Por qué guardó silencio cuando persiguieron y despidieron injustamente a sus colegas y compañeros de trabajo?
¿Cómo puede pararse a dar un discurso casi “pro-resistencia” luego de haber hecho todo esto?
Como le dije, la pluralidad de espacio e ideología se respeta, sin embargo considero que el discurso debe ser consecuente con el accionar, sino se cae en la falsedad…
Resistentemente
Natalie Roque
Profesional de la Historia
FNRP – Colectivo de Arte y Cultura