Cuando recibí la noticia de la muerte de Jairo Sánchez se me pasaron la interminable cantidad de dirigentes sindicales o populares colombianos que he entrevistado durante décadas, todos asesinados por que se pusieron al frente de sus compañeros de clase sabiendo el riesgo y peligro que significa eso en un país en donde el Terrorismo de Estado es justamente Política de Estado.
Y durante estos 24 días de lucha entre vida y muerte he entendido que el compañero Jairo Sánchez era de ese mismo calibre, a pesar que muchas veces sacrificaba elementos personales.
Disparado directamente a la cara
Cuando en esos días del toque de queda indefinido supimos que un cuerpo policial (se habla de DGIC) había disparado directamente a la cara del presidente de SITRAINFOP, Sindicato de Trabajadores del Instituto de Formación Profesional, nos dirigimos a COFADEH que lo tenía registrado y con los contactos que necesitabamos para cubrir la ola de víctimas que el toque de queda habría cobrado. Nos dirigimos al sindicato y Abel Morales, secretario de acta de la dirección nacional de la federación sindical nos atendió y lo entrevistamos [1]. En esos mismos instantes, los compañeros y los trabajadores del instituto estaban realizando un ‘maratón’ para recaudar dinero para poder atender su presidente sindical en el Medical Center, un hospital costosísimo en Tegucigalpa donde fue operado Jairo Sánchez inmediatamente. Dos días después llegamos al hospital para verlo. Pero el compañero fue en esos momentos trasladado a la sala para ser operado una segunda vez. La fiebre no quería bajar.
Pero estaba conciente y la nota que hicimos esa noche la terminamos con las palabras que en ese momento el compañero expresa con sus ojos hacia nosotros: “Vemos una persona consciente con una mirada firme y fija que nos dice más o menos como la canción: ¡’Nos tienen miedo porque no tenemos miedo’!”
Jairo Sánchez fue trasladado al seguro social donde lo operaron tres veces más. Pero cuando hablé con su esposa hace cuatro días ya el compañero había perdido la conciencia, estaba en coma. Los médicos luchaban contra la irreversible muerte trasladando hueso de la rodilla para el cráneo que parcialmente había sido destruido por la bala asesina. El tiro no se pudo ser sacado de la cabeza de Jairo por que estaba un milímetro al lado de la aorta.
Jairo organizaba la resistencia en su barrio
Jairo Sánchez fue baleado por una patrulla de DNIC (Dirección Nacional de Investigación Criminal) en el momento cuando se había levantado el toque de queda el 30 de septiembre. Ya la población hondureña había soportado 38 horas sin permiso de salir de sus casas, ni siquiera para comprar comida. Presos en un campamento de concentración enorme llamado Honduras. Pero sin o con toque de queda, pobladores en muchas colonias, como la San Francisco en Tegucigalpa en donde vivía el dirigente sindical, organizaba la resistencia y hasta que tomaron varias postas policiales en protesta contra la dictadura.
Fue en los momentos cuando Jairo organizaba la resistencia en su barrio cuando aparecieron los uniformados y sin decir nada abrieron fuego a la multitud, cobrando la vida de unos de los mejores hijos del pueblo hondureño.
Fiscales y periodistas, ¿que harán ahora?
Pero con la muerte del compañero no termina su lucha. Y si hay coraje y principios éticos entre los periodistas hondureños, (aunque casi 100 por ciento de los medios son controlados por los sectores que han ejecutado este golpe de estado), pues toca poner contra la pared el Ministerio Público para preguntarlo lo siguiente:
• ¿Que fiscal esta encargado el caso de Jairo Sánchez?
• ¿Hasta donde ha llegado su investigación?
• ¿Que datos tiene la fiscalía sobre la patrulla que se encontraba en el lugar y que hizo los disparos?
• ¿Qué mando estaba encargado de esa patrulla?
• ¿Qué comentario tiene el Ministerio de Educación del régimen de facto sobre este nuevo asesinato de un educador?
• ¿Hasta donde ha llegado la Fiscalía en su investigación de los tres agentes de DGIC que fueron retenidos por sindicalistas de SINTRAUNAH en septiembre del 2008 en la UNAH, que en su poder tenía una lista (¿de muerte?) de nombres y apellidos de 130 dirigentes populares, entre ellos la directiva de SITRAINFOP, cuyo presidente era justamente Jairo Sánchez?
Son interrogantes que no solamente el movimiento popular y la Resistencia se hace, sino un mundo entero que tiene sus ojos puestos a Honduras de hoy.
¡Por que ojo! 170 millones de afiliados a los sindicatos en el mundo acaba de publicar un comunicado en su reunión anual en Berlin, Alemania en donde advierte al régimen de facto por atentar contra los trabajadores y sus defensores sindicales.