Años de lucha y experiencia, acumulados colectivamente por el movimiento popular hondureño, que ha logrado un espacio de resistencia inédito en la región centroamericana y del Caribe, nos ha dado una ventaja considerable para aumentar cualitativamente nuestra visión de los problemas del país.
La Coordinadora Nacional de Resistencia Popular, ha logrado mantener esfuerzos de lucha a nivel nacional, haciendo de su plataforma el referente inequívoco de espacio de reivindicación, protesta y lucha del pueblo. Nos hemos conocido, y por medio de nuestras experiencias locales a lo largo y ancho del territorio nacional, nos hemos
apropiado de cada situación, conflicto o miseria que enfrentan nuestros compatriotas.
Hemos desarrollado método de análisis, de diálogo, de debate y de lucha. No es poco lo que hemos conseguido aunque nuestras metas demoren en ser cumplidas, no es mucho tampoco, porque nuestras utopías para el país son tan altas como las estrellas, pero ha
criterio del Bloque Popular, ha llegado el momento de dar un salto cualitativo, trascendental e histórico.
Harto demostrado ha quedado ya la incompetencia de la clase dominante de Honduras para ejercer gobierno en un país en el que su población padece de condiciones materiales dramáticas para su subsistencia, y en el que el desamparo y la desesperanza redundan en su propia miseria. Esto acompañado de la invariable burla de la oligarquía que se pavonea diariamente de su injusta y vacua prosperidad, de su derroche inhumano, del deleite de los frutos del trabajo ajeno, del trabajo nuestro, del trabajo del pueblo.
Toda riqueza producida y acumulada en un país no proviene sino del empeño y el sacrificio de los trabajadores. Nada de lo que ellos puedan jactarse ha sido generado de sus esfuerzos, sino de un pueblo trabajador y penosamente dominado, explotado y mancillado en sus esperanzas de una vida mejor.
Logramos entender cuando se plantearon los 12 puntos de la Coordinadora ( que ahora son 14 y mañana serán decenas más) que el problema no solamente es de incompetencia, es también de desinterés pleno de todos los problemas del pueblo. Hemos listado lo que ya constituye una propuesta general de gobierno en los puntos planteados
y es por eso que no basta la protesta, el movimiento debe pasar de inmediato a la propuesta y a la acción no solamente reivindicativa, sino también política.
Es imperativo que el movimiento popular tome posición dentro de todos los espacios que la democracia formal abra y de todos aquellos espacios legítimos, que por ser la representación más digna del pueblo y sus trabajadores, le pertenece.
Nuestro deber consiste ahora en plantearle al pueblo hondureño una verdadera propuesta de transformación nacional, en la que verdaderamente estén incluidos todos los sectores del país, en la que todos podamos opinar, coincidir, debatir, descubrir y construir
nuestro propio camino como pueblo.
Al interno debe desarrollarse pensamiento amplio, debemos comprendernos, escucharnos, acompañar todos los procesos tendientes a edificar un movimiento popular con criterios de lucha, solidaridad y futuro. Ninguna división es productiva para el movimiento; la unidad de todos los sectores populares es posible.
Bajo los criterios de tolerancia, claridad política e ideológica, en Honduras es posible y necesario plantearse, hoy más que nunca, la toma del poder mediante todos los espacios que se planteen, siendo nuestra intención clara la de rescatar el país del vacío que ha
dejado por muchos años la oligarquía, y con ello poder sustituirla en iniciativa y priorizar así los problemas que son imperativos de resolver para pueblo.
Basta de miramientos, de temores, de sentirnos oposición. El pueblo organizado también puede ser el poder, el pueblo organizado debe ser el poder, esa es la democracia del futuro, esa es la lucha que nos dará la liberación.
¡Venceremos!
Bloque Popular
Comunicación Comunitaria COMUN
27 de enero 2009