Desde el inicio los sectores sociales y populares libraron una lucha de carácter patriótico en contra de la ocupación militar extranjera, a pesar de la fuerte represión que produjo cientos de asesinados, desaparecidos, encarcelados y exiliados.
El secuestro de Mata
El martes 5 de abril de 1988 a las 5:30 de la mañana en la Colonia Las Américas de Comayagüela, fue capturado el hondureño Juan Ramón Mata Ballesteros, por más de cincuenta agentes cobras de la Policía Nacional, miembros del ejército hondureño y agentes de la Drug Enforcement Administration (DEA) de Estados Unidos, hasta donde fue trasladado, para que posteriormente fuera condenado a tres cadenas perpetuas, que equivalen a 650 años de prisión, acusado de narcotráfico y asesinato de un agente antidroga de la DEA, ocurrido en 1985 en México.
La forma dramática, relámpago e inconstitucional en que se produjo el traslado de Mata, se convirtió en la gota que derramó el vaso, pues causó un profundo repudio en todos los sectores sociales y amplia cobertura de los medios de comunicación, sobre todo la radio. La agitación generada provocó que la gente realizara marchas improvisadas para repudiar la violación de la Constitución de la República, el servilismo descarado del gobierno entreguista de José Azcona y de las Fuerzas Armadas hondureñas, por prestarse al juego de la administración de Ronald Reagan.
Queman el Consulado Norteamericano
El jueves 07 de abril, a las 4:30 de la tarde salió una movilización de la Universidad Nacional Autónoma de Honduras, UNAH, mientras otra salía de la Escuela Superior del Profesorado con rumbo a el Congreso Nacional, concurrida aproximadamente por unos cuatro mil estudiantes del Frente Estudiantil Popular, de la Fuerza Universitaria Revolucionaria (FUR), del Movimiento Estudiantil Progresista (MEP) y del Frente Reforma Universitaria (FRU). Otro grupo de estudiantes salió de la Colonia Miraflores hasta el Estadio Nacional y luego hacia la Embajada estadounidense. La gente de las colonias aledañas se fue sumando en el recorrido por las calles hasta nutrirse de unas seis mil personas que rodearon el Consulado y la Embajada Norteamericana.
5:50 p.m., los vehículos que vienen en sentido contrario a la manifestación rápidamente se regresaron, pues el número de personas había aumentado al unírseles la gente que se encontraban en las cercanías del mercado San Miguel, del barrio el Guanacaste.
6:30 p.m., los manifestantes llegaron a la Embajada gritando: “Azcona Regalado son unos Cul…” “patria sí, gringos no”, frente a ellos una unidad de sonido. Empezaron a lanzar piedras y palos quebrando algunas ventanas del edificio del consulado.
6:47 p.m., un número aproximado de mil manifestantes más, estudiantes de secundaria de varios colegios se unieron a la manifestación. Quienes hicieron un recorrido por las calles y avenidas principales de la ciudad de Tegucigalpa. La movilización había sido espontánea, la gente estaba indignada con el gobierno de Estados Unidos que en marzo anterior había desembarcado cientos de Marines sin la autorización del gobierno hondureño, para apoyar en combate a los mercenarios de la contra nicaragüense.
7:20 p.m., el número de manifestantes que estaban tirando piedras va aumentando continuamente. Al mismo tiempo que soldados guardas de seguridad se retiran por miedo a la agitación de la gente indignada. Minutos más tarde le dan vuelta a un carro y le prenden fuego en la calle enfrente de la Embajada.
7:20 p.m., llega otro grupo de estudiantes de la UNAH, coreando consigna como “pueblo unido jamás será vencido”. Un grupo de estudiantes de los que estaban dirigiendo algunas acciones, trataron de parar las acciones violentas, pero fue imposible, la gente estaba agitada y reclamaban por violación a la soberanía nacional.
7:40 p.m., volvieron a lanzar piedras y botellas de vidrio con gasolina a todos los ventanales de los dos primeros pisos del edificio. Toda la muchedumbre paró de lanzar piedras, pero en el centro de la calle sigue un carro en llamas. Un grupo de estudiantes gritaba: ¡En el parqueo hay más carros! y se dirigieron a quemarlos, quebraban primero los vidrios, le abrían el tonó e incendiaban los asientos.
7:45 p.m., los manifestantes entonaron el Himno Nacional, al tiempo que otro grupo de personas retomaron a lanzar piedras contra los vehículos que estaban estacionados en el parqueo del edificio.
8:00 p.m., una persona le prendió fuego a la grama de frente a la Embajada, luego quemaron una caseta de vigilancia; mientras otros lanzaron piedras a las cámaras de video (seguridad) que estaban en las paredes del frente del edificio. Los manifestantes forzaron los portones de la entrada a la Embajada, pero sólo lograron romper el primero porque el siguiente era de mayor seguridad, a base de vidrio blindado.
8:20 p.m., los manifestantes apedrearon los vehículos que estaban estacionados en el parqueo privado del Consulado, y los incendiaron. Mientras, varios manifestantes intentaban escalar por las paredes del edificio. Minutos más tarde estalla una bomba lacrimógena en el portón posterior del edificio y la gente retoma lanzar piedras.
9:15 p.m., comienzan a arder las oficinas del primero y segundo piso.
9:45 p.m., llegaron las primeras unidades de bomberos, pero la masa de gente los detuvo.
10:00 p.m., la efervescencia de los manifestantes se calmó cuando llegaron los primeros miembros del ejército y antimotines a reprimir la protesta. Los manifestantes se retiraron de la parte posterior del edificio porque del último piso empezaron a dispararles al azar. Al momento se vio caer a Henry Napoleón García. Habían golpeados y heridos, la policía capturó a unos 70 estudiantes.
10:10 p.m., trasladaron a los heridos a centros asistenciales cuando al interior de la sede diplomática se reportaron los primeros dos muertos.
10:40 p.m., la mayoría de los manifestantes se retiraron a sus casas, y en las calles sólo se reflejaba la sombra de la nube de humo. Los bomberos se quedaron apagando el fuego y la policía resguardando el edificio del Consulado y la Embajada Norteamericana.
En los disturbios se quemaron más de 20 vehículos propiedad del Consulado. Se reportaron cinco personas muertas a causa de los disparos hechos desde el interior del edificio: Henry Napoleón García Marcía, Fredy Alberto Pineda, Rolando Erazo, Amílcar Agüero Cruz y Yolani Medina. Sin embargo, sólo se pudo comprobar la muerte de dos.
Al día siguiente, el Presidente de la República, José Azcona, por medio de decreto estableció “Estado de Emergencia” para las ciudades de Tegucigalpa y San Pedro Sula, las que amanecieron militarizadas. Durante todo el mes de abril se desataron manifestaciones por toda la ciudad para exigir la liberación de los detenidos.