A 21 años del vil asesinato seguimos exigiendo justicia

Moisés Landaverde un organizador incanzable, era un teatrista que creía en el teatro del pueblo como reflexión de su problemática, y no como una pieza vacía para hacer reír.

ra un dirigente magisterial, era de los partidario de elevar la calidad de educación, era un maestro no sólo en dar clase sino con el ejemplo.

Tenía un olfato que le decía que donde estuviera, tenía que estar organizando. Moisés era un organizador, un revolucionario, que tenia la fachada de maestros y teatrista. Andaba organizando el teatro, pero a la vez andaba organizando a los maestros en la lucha para hacerle frente a la situación del país.

El 30 de marzo de 1953, en Agua Blanca Sur, aldea de El Progreso, Yoro, una joven de 17 años, Ana María Recarte Iraheta, dio a luz a su primer hijo, Moisés, a la vez sétima criatura de Carlos Alberto Landaverde Cerna.

La situación de pobreza que se vivía en Honduras, también tocó las puertas del hogar Landaverde-Recarte cuando su padre tuvo que dejar de trabajar en la compañía bananera.

Según contaba el mismo Moisés, participó en los juegos comunes durante su niñez: honda, trompo, papalote, canicas, cuidar los sembradíos; pero lo que más disfrutaba era montar en los caballos propiedad de su abuelo, don Ernesto Recarte, quien a parte de tener nexos sanguíneos tenía uno de sus mejores amigos.

Tenía gran admiración por su abuelo y su suegro, Ernesto Recarte y Luís Jobel. “Por este viejo tengo un profundo respeto” confesó a su amigo Armando García. Por ese mismo tiempo Moisés comenzó a cultivar una tierna y muy respetuosa admiración por su abuela, doña Regina Iraheta.

Desde su infancia combinó el trabajo con el estudio para aportar ingreso a la economía familiar. Egresó en 1969 de la Escuela “Manuel Bonilla” de Agua Blanca Sur, al mismo tiempo que trabajó en la agricultura junto a su abuelo. Para entonces, ya había señales del futuro hombre de teatro. Participaba en casi todas las veladas escolares, sábados cívicos, conmemoración de efemérides patrias; sentía pasión por la declamación y los actos públicos.

1972 cambió radicalmente de vida al trasladarse a Tegucigalpa (en donde vivían algunos hermanos mayores) y después de cierto tiempo decidió no depender de nadie.

Inició a trabajar de lo que había lugar, desde conserje en el Correo Nacional y en Instituto Nacional de Estadística y Censo, hasta modelo de la Escuela Nacional de Bellas Artes, tenía un cuerpo perfecto, ganaba 10 lempiras durante una hora por estar parado en el centro de un grupo de estudiantes para pintar la polisemia del cuerpo. Razón por la cual en 1978 su cuerpo sirvió de base monumental a Álvaro Canales para pintar El Prometeo.

En 1972 ingresó al Instituto Luís Andrés Zúñiga, de donde se graduó de Bachiller en Ciencias y Letras en el año de 1976. Durante este tiempo no sólo se dedicó al estudio sino que a la organización estudiantil.

Se convirtió en dirigente de la Federación de Estudiantes de Segunda Enseñanza (FESE). También participó en los talleres de arte dramático sobre el nuevo teatro latinoamericano de entonces, que impartió la dirección de extensión universitaria de la Universidad Nacional Autónoma de Hondura (UNAH), para entonces, 1974 andaba con el Teatro Estudiantil y trabajaba como maestro suplente en el Patria.

En 1977, después de un examen de admisión, opta a una beca e ingresa al Área de Ciencias Sociales de la Escuela Superior del Profesorado “Francisco Morazán”. Estaba convencido de que su verdadera vocación eran las letras; decía que eran indispensables “para escribir algunas bainas que me zumban en la cabeza y que no quiero dejar de compartir con los demás en forma clara.” Sin embargo sólo estudia hasta el tercer año y abandona la carrera por exigencias económicas familiares; y se ve obligado a trabajar como docente de español en el Instituto La Independencia de Santa Bárbara.

El año de 1980 es muy representativo en su vida. En la capital había quedado su novia, una joven universitaria de la carrera de trabajo social, de quien era novio desde el 4 de enero de 1979. En una función teatral conquistó a Sandra Luz Jovel, con quien decidió hacer su vida familiar.

Contrajeron matrimonio el 13 de junio de 1980 en San Pedro Sula. De dicho matrimonio nació Danahe Alejandra y Pablo Moisés, su mayor orgullo y parte vital de la razón de su ser.

Cuando estaba en Santa Bárbara dirigió su primer taller de teatro, y monta la obra “Cuentos, Mimos y Otras Cosas”, aquí pone en práctica toda la experiencia asimilada en su vida artística asistida en su participación en diversos talleres.

Seis meses antes de llegar a Santa Bárbara, había estado trabajando como profesor de español, en el “Instituto 19 de Diciembre De 1881”. Ahí también se desempeñó como coordinador del departamento de orientación.

A principios de marzo de 1981 llegó al Instituto Patria de la ciudad de La Lima, a trabajar como profesor de español e instructor de teatro. A parte de esto imparte cátedras gratuitas de actuación teniendo como resultado final la creación del Teatro Infantil “Los Campeños”, nombre que según él, debía dejar de ser peyorativo, pretendía redescribir la dignidad del hombre que producía la riqueza social en las zonas bananeras.

Siempre combinó el trabajo de cátedra con el artístico y gremial. En artístico como miembro prominente de la Comunidad Hondureña de Teatrístas (COMHTE); en el gremial como miembro y activista del Colegio de Profesores de Educación Media (COPEMH) del que fuera presidente regional en el momento de su muerte.

En 1981 durante el primer semestre fue nombrado profesor de teatro libre, adscrita a la subdirección de extensión universitaria CURN. Para entonces vivía en la ciudad de El Progreso, de donde viajaba a La Lima y a San Pedro Sula.

Desde 1986 comenzó a recopilar datos para elaborar su trabajo de tesis. Así fue como dejó grabados en casetes entrevistas a cerca de la Danza del Jorobo, del Baile de los Diablillos, (Comayagua) y el Baile del Guancasco (Yama, Santa Bárbara).

La vida de Moisés se puede separar del Moisés padre, del Moisés maestro, del Moisés teatrista, del Moisés esposo, compañero y ciudadano. Por que nunca hizo deslinde entre sus actividades y en ninguna había dispersión: en todas conjugó el amor y el compromiso con los desposeídos, por humildes marginados.

Hubiera querido resolver toda la pobreza del mundo, fue por eso que siempre unió sus esfuerzos con los esfuerzos de otros hondureños, y así como él decía, ir creando el paraíso de leche y miel, en el área de nuestros 112, 500. Km. cuadrados.

Una Quijotada
En 1981 fundó la Librería Don Quijote en El Progreso. Sus amigos se burlaban porque parecía una locura querer vender libros en una ciudad que contaba para entonces con el 59% de la población analfabeta.

Era una quijotada le decían sus amigos, y de ahí su nombre. No se achantó, siguió luchando contra los molinos de ignorancia hasta que por falta de tiempo tuvo que venderla. Posteriormente se dedicó exclusivamente al teatro, a la docencia y a la organización gremial, actividades que desempeñó hasta su muerte.

El Moisés impuntual
Recuerda su mejor amigo, Armando García, que una vez que iba acompañado de varios compañeros de Las Vegas, Santa Bárbara, se conducían a la altura de Cañaveral, cuando de repente el carro en que se dirigían comenzó a estornudar y a trancársele el motor. Moisés iba a impartir el taller de teatro.

Se encaramó en el primer camión que pasó por aquel camino verdoso, y una hora después de la hora prevista en la programación llegó Moisés a Las Vegas con las pestañas llenas de polvo y el galillo seco pero sonriente.

Resulta que por su cargada agenda de trabajo, el tiempo se le constreñía, por esa razón se daba el caso que se fuera apareciendo con algunos minutos de retraso. Todos se quejaban de la tardanza de Moisés, y lo paradójico es que ese día precisamente, Moisés había salido mucho antes de tiempo para llegar por primera vez en su vida, a tiempo.

Cuando llegó a Las Vegas, le dijeron sus amigos “No jodas” vos siempre sos impuntual, y el pobre Moisés iba derrengando por el zangoloteo del camión.

En otra ocasión, viajaba con unos amigos cuando se les arruinó el carro, y tenían que limpiar los chisperos, pues Moisés se fue a la parte de atrás del carro y se quitó el calzoncillo para limpiar las piezas del carro.

El teatro de Moisés
La comunidad hondureña de teatrista dio una importancia primordial al desarrollo del teatro en la zona norte, así que en 1985 se impartió el taller de Teatro de Juegos Dramáticos, en el que junto a un nutrido grupo de teatristas y personas interesadas participó Moisés; y él mismo promovió la continuidad del taller, la supervisión y seguimiento hasta el año siguiente.

Año en que se reunieron los teatristas para pasar a un nuevo curso; es así como Mario Jaen y Karen Matute imparten a nombre de la comunidad hondureña de teatrista, y el Ministerio de Cultura, el taller “Técnicas de Dirección Teatral.

Moisés no sólo recibía los talleres sino que los multiplicaba, por eso queda bajo su responsabilidad más de 40 talleres servidos en los departamentos de Colón, Yoro, Santa Bárbara, Atlántida y Cortés.

Moisés combinaba su vida de maestro, con la de investigador, con frecuencia sacaba una libreta y hacía apuntes de palabras, giros, acciones, chascarridos y dicharrachos del pueblo, después en la soledad de su gabinete de estudio, o en el centro de enseñanza, donde laboraba, vaciaba estas frases.

De esta forma no sólo adaptó y escribió obras de teatro sino que las nacionalizó. Como él decía, que sus obras eran la esencia de la realidad del pueblo pasadas por el drama.

Sí le gustaba una canción, un poema o un cuento, un artículo de periódico, no vacilaba en hacerlo obra dramática. Cuando adaptó el cuento, El Torrupán de la Flor, escrito por Edilberto Borjas.

A ese teatro se rebautizó como un camino hecho de sol para mi pueblo, decía que era necesario que en Honduras un artista pasara el cuento a teatro, que otro artista hiciera canción del mismo tema, otro una pintura o un poema, así nuestro pueblo, aunque no supiera leer, llegaría de múltiples maneras el arte.

La fundación de un grupo de teatro o el inicio de una nueva obra artística, eran motivos para que él reseñará algo, siempre se ocupaba de que siempre quedara constancia escrita de todo lo que se debe ser del arte popular.

Armando García amigo fiel de Landaverde, recuerda que para junio de 1982, una mañana le dijo que era necesario hacer un seminario proyecto experimental sobre diagnóstico diferencial; a la semana siguiente ya estaba montado el seminario.

Agosto del mismo año, Tercer Festival Nacional de Teatro, en la ciudad de Tegucigalpa, ahí estaba Moisés con una obra de calor infantil, Cuentos Poemas y Otras Yerbas, con el teatro Garuba, de la ciudad de El Progreso.

Moisés no paraba ya que en abril de 1982 había fundado el Teatro Infantil Los compañeros, pero desde marzo había comenzado a trabajar en el montaje de “Hasta Nunca Sangre Azul” primera obra teatral que escribía el poeta Juan Ramón Saravia, para el teatro universitario, Medardo Mejia.

En su intervención en la primera muestra regional de teatro, así como en el manifiesto inicial, teatro Garuba, o en la conferencia para el Día Internacional de la Mujer, hay pruebas suficientes de ello, también queda constancia de que su paso por la vida no era como un inquilino del mundo sino como un hombre verdadero en su crónica.

La preocupación de este prometeo del teatro hondureño iba más allá de lo que se esperaba de un mentor de las veleidades de un artista.

Creía en el teatro del pueblo como reflexión de su problemática, y no como una pieza vacía para hacer reír. Creía que la lucha organizativa de nuestro pueblo debía ir a la par de la expresión estética y de cada centro de trabajo, sindicato, liga campesina, o movimiento estudiantil debían contar con talleres de poesía y pintura, así como su grupo de actores teatristas.

El arte para él debía cumplir con un placer estético de cambiar la sociedad, era un apasionado de la organización. Su vida estaba dedicada a eso. Era un infatigable de las causas justas y nobles.

Su vida era organizar y organizar, para luchar por los derechos que les correspondían al pueblo, en cualquiera de las instancias. Por eso era un defensor de los Derechos Humanos y de la paz, no de esa paz superficial y cómoda, sino de la paz conquistada como derecho digno del pueblo organizado.

Moisés era medio tartamudo, tenía dificultades para hablar, luego con la práctica fue perfeccionando su dicción.

Moisés Maestro y dirigente
Era bien estudioso e incasable lector, la lectura tenía que funcionar para algo, una puesta de vida para ponerla al servicio para lograr la liberación del pueblo. Era un supremo de la pedagogía nueva (1988), leía a Casaldalia, a Iván Ileshe, a Juan Jacobo Rosut, enciclopedista francés, leía a los mejores pedagogos del mundo, la teoría y la pedagogía de la liberación.

Tenía una metodología para trabajar muy particular, era todo lo que fuera contestatario. Su clase era viva, se paseaba en el aula, y siempre que uno se asomaba lo iban a ver con un puntero, y un libro descuadernado entre las manos y hablando y reflexionado sobre eso. Cada clase era una reflexión.

Era de los partidario de elevar la calidad de educación, era un maestro no sólo en dar clase sino con el ejemplo.

Mesés antes de que lo asesinaran después de que un grupo de dirigentes del COPEMH entre ellos Aldubin Díaz bonilla. Dijera que Moisés era de izquierda a los miembros de derecha del COPEMH, y que era de derecha a los de izquierda.

En 1980 participó en el tercer seminario de orientación del Ministerio de Educación Pública. Es claro que su participación en esa oportunidad se basó en la visión educacional que siempre mantuvo, la necesidad de ligar la orientación científico-técnico del estudiante en los aspectos culturales y artísticos.

Esa perspectiva lo llevó a integrar el primer seminario de orientación educativa a nivel internacional patrocinado por el Ministerio de Educación Pública y el Instituto Patria.

Siempre estuvo convencido de que la lucha del ser humano es de carácter integral. Concebía la lucha estudiantil pues en todos los niveles como una lucha que nunca debe de ser ajena a la dignidad entre maestros y estudiantes.

En 1982, dijo en una jornada de capacitación estudiantil, a cargo del Instituto de Desarrollo Rural en la ciudad de La Lima. “Los trabajadores de la educación nos debemos a nuestros estudiantes, su lucha es nuestra lucha”, En otras palabras Moisés Landaverde nunca se constituyó en verdugo de los estudiantes. El creía que la lucha de los maestros por alcanzar niveles de vida superiores pasara por la lucha de los estudiantes.

Es necesario recalcar que fue en esa asamblea en donde por primera vez, maestros y estudiantes trabajadores se unen por desarrollar temas organizativos en igualdad de conciencia.

Fue la fundación del Movimiento Brecha, anterior del COPENH, su mejor obra, movimiento del que fue por unos años dirigente a nivel nacional. El Movimiento Brecha fue nacional, y fue creado para imprimir al Colegio de Profesores de Educación Media una dirección colegiada; ese Movimiento tiene la impronta y la mística así como el trabajo y el estilo de Moisés, el mejor militante de la costa norte de Honduras.

En 1983 siempre en la ciudad de La Lima, la Dirección de Extensión Universitaria (CURN) impartió el seminario taller sobre Diseño de Proyectos Educacionales en donde Moisés fue uno de los participantes más destacados por la valoración crítica en torno a los proyectos y diseños que se discutían. Asimismo evaluó el tema de la programación educativa sin diagnostico, a contrapelo de las programaciones oficiales.

En 1984 el famoso Plan Jackson comienzó a funcionar a todo vapor; plan de estudio con políticas neoliberales dirigidas desde los Estados Unidos. Una de las primeras voces en oponerse a las ideas de educación antipatriotas fue Moisés, quien dijo que era indignante, demencial y lesivo proyecto antinacional.

A mediados de 1985 se incorporó en Tegucigalpa un curso de información gremial para actividades del COPEMH. A través de la mecánica del trabajo se detectó una serie de fallas en la organización de los maestros. Tomando en cuenta el diagnóstico se recomendó implementar enmiendas en todo el país, uno de los encargados de hacerlo en San Pedro Sula fue Moisés quien sin darse cuenta visitó cada subseccional para multiplicar el taller que el y otros habían recibido en Tegucigalpa.

Accidente automovilístico de Moisés
El 2 de diciembre de 1986, Cristóbal Pérez Alfaro y Moisés regresaban a San Pedro Sula, después de una jornada de visitas a la sub regional de Yoro del COPEMH. A la altura de la Comunidad de Santa Rita, se volcó el automóvil en que se conducía. Sufrió un estado de semi-coma durante 16 días, los resultados evaluativos revelaron fractura en el parietal.

Se recuperó paulatinamente, recibió ayuda del COPEMH para su restablecimiento, y viajó a la ciudad de México, en busca de un tratamiento médico especializado. Aunque la ciencia médica hizo todo lo posible por su mejoría, quedo sufriendo de dolor en la cabeza y en la columna vertebral. Perdió el sentido del paladar, el sabor de las cosas. A pesar del accidente no tambaleó en continuar con la lucha por desarrollar el COPEMH.

Su personalidad
Era de una personalidad encantadora y arrolladora, no por que lo hayan matado, en los momentos más difíciles nunca perdía la dulcera del carácter. Era bien sofrenado, no ofendía a los demás, era eternamente jodedor, la vida de moisés era estar en el escenario. A la edad que tenía, había alcanzado una madurez a base de la crítica y del sacrificio.

Honesto, justo, eterno bromista, el ejemplo de lo que debe de ser un dirigente, no era engreído. Tenía un olfato que le decía que donde estuviera, tenía que estar organizando, aunque fuera de manera clandestina. No aceptaba paga de nadie. Siempre compraba tres libros a finales de mes.

Siempre daba los regalos más raros, poco comunes para cuando la gente estaba cumpliendo año, siempre regalaba cosas como: una vajilla de barro crudo, dos botellas de miel, tres naranjas, un cumbo ceñido de calabaza, un juego de mueble labrada a puro machete, tres piedra. Decía que era mejor ir a robar flores y no comprar algo en una tienda.

Legado de Moisés
Primero fue teatrista, y por eso entró a estudiar Ciencia Sociales, ya que se hacía un teatro coyuntural, cuando se hacía teatro de conciencia como herramienta ideologizadora.

Moisés no dejó riqueza material para sus hijos, pero eso jamás le quitó el sueño, pero sí, grandiosa herencia, su ejemplo de hombre integro, vertical, dejó a sus hijos Danahe Alejandra y Pablo Moisés, una transparente hoja de servicios en la bitácora del pueblo.

En todas sus actividades se caracterizó por su modestia y sencillez, por su observación de hombre comedido. Sus observaciones tenían el peso y la sabiduría de los que como él se educan en el pueblo en su ejemplo y lucha, el reconocimiento a su labor no se hizo esperar por las personas que en verdad valoraban a este hijo del pueblo hondureño. Que herencia mejor para sus hijos que este ejemplo dignificador.

Tenía una enorme capacidad de organizar, de hacer que la unidad y la solidaridad prevaleciera en las organizaciones fraternas, sindicales, campesinas y estudiantiles.

En fin hablar de Moisés, es hablar del hombre nuevo, del compromiso hecho acción, del padre ejemplar y amante esposo, del hombre cargado de libros.

Moisés era un organizador, un revolucionario, que tenía la fachada de maestros y teatrista. Andaba organizando el teatro, pero a la vez andaba organizando a los maestros en la lucha para hacerle frente a la situación del país.

Lo que amaba
Amaba a su familia, a la gente sencilla, a los niños y a las flores, su flor favorita era el clavel rojo. Siempre fue un apasionado de la música, disfrutaba a Vivaldi y sus Cuatro Estaciones, y daba cualquier cosa por el Pájaro Campana, de los Andes. Se extasiaba al escuchar la cantata de Santa María de Inquique, en la versión de los Quilapayun. No sólo una vez se detuvo a escuchar las marimbas trasnochadoras del mercado.

Lo persiguieron
Fue perseguido durante varios meses por tres miembros de la Dirección Nacional de Investigación (DIN), los tres guardias se subían todos los días en el mismo autobús, desde donde lo tomaba Moisés hasta el Instituto Patria, donde se bajaba.

Moisés pasó a la inmortalidad del pueblo
El 14 de enero de 1988 a las 6:30 de la tarde, en la Colonia Villa Florencia, frente a su casa de habitación, cuando regresaba de hacer unas deligencia , fue asesinado junto a otro defensor de los Derechos Humanos, Miguel Ángel Pavón.

Su muerte fue perpetrada por dos hombres encapuchados, a bordo de una motocicleta. Uno de los individuos bajó de la motocicleta, caminó hasta la ventanilla delantera izquierda del carro estacionado les disparó. Sí algún día hay que pensar en los mártires de la sociedad hondureña, indudablemente habrá que pensar en Moisés Landaverde Recarte como uno de los más grandes.

Ya han pasado 21 años de su asesinato y el pueblo sigue exigiendo justicia.

El primo Moisa (Moisés), como le llamaban sus amigos, dejó las siguientes obras.

1.Adaptación de Casita de Chocolate, obra para teatro de títeres con muñecos hondureños que reflejen nuestra mescolanza étnica y no con pichingo a los disney, decía.

2.Adaptación de cuento de Edilberto Borgas, El Torrupán de la Flor, vaciando con una obra de títeres, con el nombre de “Un Camino Hecho De Sol Para Mi Pueblo”.

3.La Resurrección de Lázaro, adaptación del clásico anónimo español del siglo 20, El Lazarillo de Tormes, dialogo especie de monólogo leído por primera vez en la segunda muestra regional de teatro de Santa Bárbara, 1986.

4.Hombres del Sol, obra escrita en 1986 y dedicada a Central Nacional de Trabajadores del Campo (CNTC).

5.Palabras Prohibidas, 1987.

6.Prometeo Liberado, trabajo experimental de fin de curso de los alumnos de arte dramático de la Escuela Superior del Profesorado, 1987.

7.El Estudiante Estudioso, 1982. Sus amigos andaban tras una obra escrita porque no se sabe nada de ella.

Cursos en los que participó:
1.Taller de Teatro Infantil “Títeres y Máscaras” impartido ese mismo año por el Teatro Experimental Universitario La Merced (TEUM) bajo la dirección de Rafael Murillo Selva, 1975.

1.Técnica de actuación impartido por el Teatro Experimental Universitario “La Merced” (TEUM). Tegucigalpa, 1976.

2.Taller de Expresión Corporal, impartido por la Academia de Arte Dramático, Tegucigalpa, 1978.

3.Taller de Máscaras de Yeso, impartido por el Teatro Popular Universitario (TPU) Tegucigalpa,

4.Seminario de Literatura Centroamericana, Teatro Hispanoamericano, Literatura española, Análisis de Texto, impartido por la Escuela Superior del Profesorado, 1978.

5.Seminario Taller sobre el Montaje Teatral, (método la candelaria) dirigido por el Colombiano Santiago García, Culiacán Sinaloa, 1979.

6.Seminario sobre el Teatro y Sus Corrientes en América Latina, dirigido por el brasileño Augusto Boal, también en Culiacán, 1979.

7.Por esa misma época participó en el VI Encuentro Latinoamericano de Teatro que se celebro en la Ciudad de Culiacán.

Todas estas experiencias hacen de Moisés un hombre sensible ante el dolor humano, él se resiste a observar simplemente, no quiere ser un simple espectador sino un infatigable y comprometido transformador de esa realidad. Donde quiera que Moisés pusiera su humanidad florecía el teatro, la alegría de vivir y la esperanza. Por esa cualidad, para cualquier centro de enseñanza, era un legítimo orgullo contar entre sus profesores a Moisés.

Moisés actuó en innumerables obras:

1.Alicia en el País de Reyes y Reinas, Teatro Experimental Universitario La Merced. Tegucigalpa 1976.

2.Los Que Van Quedando en el Camino, Teatro Experimental Universitario La Merced, Tegucigalpa 1976.

3.El Rabo, Comedia Española, Teatro de la Escuela Superior del Profesorado. Tegucigalpa, 1977.

4.La Caldera, creación colectiva sobre problemática educativa del país, primer lugar en el tercer festival estudiantil, del Instituto Hibueras, Tegucigalpa, 1977.

5.La Muerte de X, Teatro Popular Universitario. Tegucigalpa 1978.

6.Las Pancartas No Repican, Teatro Universitario Testimonio. Tegucigalpa, 1978.

7.La Guerra de los Pasteles, obra ara niños, 1978. Obra presentada en el Cuatro Encuentro Latinoamericano, Sinaloa, Culiacán, 1979.

8.Cuentos, Mimos Poemas y Otras Yerbas, El Progreso Yoro, 1983.

9.Adivina, adivinador, teatro de la Guardería Infantil, El Progreso, Yoro 1983.

10.El Cantaclaro, teatro de la Escuela Superior del Profesorado, en el Festival Nacional de Teatro San Pedro Sula, 1986.

11.Las Marionetas, Teatro Los Campeños, del Instituto Patria de La Lima, en el marco del Quinto Festival Nacional de Teatro, San Pedro Sula, 1986.

12.Socorro de Invierno, Teatro La Comuna de la Escuela Superior de Profesorado, Sexto Festival Nacional de Teatro San Pedro Sula, 1987.

Grupos que formó:

1.Teatro Popular de la Escuela Nacional de Bellas Artes, 1976.

2.Teatro Infantil del Instituto Aplicación de la Escuela Superior del Profesorado, 1977.

3.Taller de Teatro La Independencia, Instituto La Independencia, Santa bárbara, 1980.

4.Teatro Taller Garuba, El Progreso Yoro, 1983.

5.Teatro Los Campeños, Instituto Patria, La Lima, 1983.

6.Teatro Cantaclaro, de la Escuela Superior del Profesorado, San Pedro Sula, 1985.

7.Teatro Universitario Medardo Mejía, CURN, San Pedro Sula, 1982.

8.Teatro Infantil de Títeres, Manantial, San Pedro Sula, 1983.

9.Teatro la Comuna, de la Escuela Superior del Profesorado, San Pedro Sula. 1986.

10.Teatro los Matasanos, Centro de Salud, San Pedro Sula, 1986.

Reconocimientos que más valoró por su sinceridad

1.Coordinador del Teatro Dramático Tepoemba. Diciembre de 1976.

2.Diploma del Ministerio de Educación, Escuela Nacional de Bellas Artes, Tegucigalpa.

3.Honor al Mérito por Proyectar el Teatro a la Comunidad, Instituto Patria. La Lima 1983.

4.Reconocimiento del Comité Cívico Pro Fiestas Patrias, San Pedro Sula, 1983.

5.Honor al Mérito por Cooperación, Instituto Patria, La Lima, 1985.

6.Reconocimiento de la Guardería Infantil, #6, Ministerio del Trabajo y Previsión Social, El Progreso, 1986.

7.Cooperación en las actividades Teatrales de la costa norte, Comunidad Hondureña de Teatristas, regional norte, San Pedro Sula, 1987.

8.Homenaje por Apoyo al Teatro, Frente Estudiantil de Renovación, Escuela Superior de Profesorado, Francisco Morazán, 1987.

Bibliografía:

Revista número 19 Tragaluz, San Pedro Sula. 18 marzo 1988.

Entrevista con su mejor amigo, el profesor Armando García.
Entrevista con el profesor Gonzalo Valle.
Entrevista con el profesora Fanny Suaso.
Conversaciones con Luis Jovel, suegro de Moisés.

Por qué los mataron?

Tres disparos le pusieron término al silencio de la tarde
Con ello llegó la muerte.
Dos vidas quedaron segadas.

Los juventud, los sueños, las esperanzas se escaparon
por las heridas abiertas.
Fue aquel un instante terrible.
Mataron a dos hombre que no se pertenecían
A dos hombres que vivían para los demás
Para los tristes.
Para los perseguidos.
Para los torturados
Para los arbitrariamente detenidos
Para los secuestrados.
Fue impresionante la despedida final
Se entonó en su homenaje, del Himno Nacional,
Mientras las lágrimas humedecían los ojos de todos o se deslizaban por el rostro de todos.

Después se pronunciaron palabras de elogio y reconocimiento
Mientras una pregunta volaba como una mariposa en el corazón de los presentes.
Porque los mataron?
Estaba presente esa pregunta en los sollozos.

Estaba presente en las maldiciones.
Estaba presente en las promesas.
Se quedó prendida esa pregunta en la soledad del cementerio
en las brisas fresca de la tarde en el calor de las flores
sobre sus tumbas y dentro de ellas en toda la longitud de
los cadáveres.

Porque los mataron?
A quien le habían hecho daño?
A quien habían destruido
A quien combatieron sin razón
A lo mejor la respuesta jamás llagará como tantas otras.

Por Gautama Fonseca

Autor: Bladimir Ocón

Miércoles 14 de enero 2009

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