En zonas misquitas como Cocovila, Belén, Raista, Curí, Batalla y Plátano o garífunas como Plaplaya, se puede constatar que contar con un sistema de agua que sea apta para el consumo humano, un elemento básico para cualquier persona, es un sueño para sus habitantes. La mayoría de los 67,384 habitantes del departamento no disponen de un sistema de pozos o cloración del líquido.
Sus necesidades básicas como beber, cocinar y bañarse tienen que ser suplidas por alguna laguna o río que también funciona como depósito de todo desecho. Al no contar tampoco con proyectos de letrinas, los afluentes son utilizados con ese fin. A las pocas comunidades en donde se han implementado estos sanitarios rurales, no se les involucró en el proceso y el resultado fue un fracaso.