En estos tiempos las nuevas tecnologías nos han puesto en los últimos 15 años en condición de analfabetas hasta a los más altos profesionales universitarios. Los instrumentos tecnológicos cambian cada mes, no se ha terminado de asimilar una tecnología cuando ya ha sido superada por otra.
La computadora se ha vuelto una herramienta muy útil en casi to¬das las actividades productivas y cotidianas. Sin embargo es muy escasa la población hondureña que está accediendo a las mismas. Según investigaciones en el 2007 menos del 0.1 por ciento de la población contaban con una computadora en su casa.
Si esto es así incluso para quien egresó de la universidad y se ve imposibilitado de sacarle provecho a la computadora, navegar en internet o utilizar las distintas aplicaciones de la tecnología digital; mucho más lo es para quien no sabe ni siquiera leer y escribir.
Pero la condición de analfabeta o iletrado no tiene nada que ver con la capacidad o la inteligencia de los hondureños. El analfabetismo es consecuencia de la marginación, de la exclusión social que niega a miles de niños la oportunidad de asistir a la escuela. En muchos casos es porque definitivamente no hay escuela, en otras está la escuela pero no hay maestros y en muchos otros casos los niños abandonan las aulas por que se ven obligados a buscar la tortilla de cada día.
Afirmamos que el pueblo es muy inteligente, que tiene grandes potencialidades y sólo necesita que se le dé la oportunidad de desarrollarlas. De nuestras aldeas y barrios marginales pueden salir los más grandes científicos, si generamos las condiciones para ello.
Para respaldar esta afirmación nos propusimos en Comunicación Comunitaria que mujeres y hombres recién alfabetizados aprendieran el manejo de las computadoras y a partir de ahí accedieran al mundo de las nuevas tecnologías en comunicación y a la inmensa biblioteca de la internet.
Para desarrollar esta experiencia se seleccionó a 20 personas que en dos grupos de diez recibieron capacitación un día a la semana durante cuatro horas, hasta completar aproximadamente 40 horas de clases.
Cada uno de los y las participantes tenía una computadora para su clase. Desde luego que ninguno de ellos había por lo menos encendido un aparato de esos, si embargo aceptaron el desafío con entusiasmo.
Las clases fueron completamente prácticas y estaban a cargo de dos instructores a la vez que siguieron la guía de temas para el curso básico de computación definido en la Escuela de Comunicación “Graciela García” de Comunicación Comunitaria. Desde la primera hora se trabajó con la computadora. No hubo dictado de teorías, conceptos, ni definiciones. En varias ocasiones se tuvo la visita de los pedagogos cubanos asesores del Proyecto de Alfabetización “Yo sí puedo” para conocer el desarrollo del curso.
Se inició con más o menos cuatro horas en ejercicios para familiarizarse con la máquina, dominar el ratón y conocer el teclado. Para ello se utilizó el material interactivo “Un tal Jesús” que presenta cualidades idóneas para tal propósito con imágenes, texto, audio y diversos juegos como rompecabezas, sopas de letras y otros.
A partir de la segunda jornada de cuatro horas se enseñó el manejo de un procesador de texto conociendo las herramientas fundamentales para dar formato a un texto.
Seguidamente se enseñó a navegar en internet buscando y bajando información de su interés y guardándolo en sus carpetas. Quizás lo que más les entusiasmó fue cuando abrió cada quien una cuenta de correo electrónico y practicaron enviándose mensajes entre sí.
Las edades de los participantes están entre los 17 y los 61 años. Doña Blasina Villalobos (54) encontró utilidad inmediata a lo aprendido enviando mensajes a su hijo en Canadá. De igual manera doña Antonia Banegas de 53 años envió mensajes a sus hijas en Estados Unidos a quienes hacía mucho tiempo sólo veía por fotos y lloró cuando estaba chateando con ellas y pudo verlas en la computadora utilizando la cámara; Luego pudo bajar las fotos que le enviaban y guardarlas.
Entre las dificultades presentadas durante el curso están los problemas de la vista en los de mayor edad y la dificultad para encontrar las letras en el teclado.
De los 20 seleccionados algunos apenas asistieron a un par de cla¬ses y otros por diversas razones no concluyeron la totalidad de las mismas; pero se puede asegurar que todos y todas ellas tenían condiciones para completar y asimilar el curso y ninguna se retiró porque no pudiera aprender. Uno de los obstáculos es que tenían que viajar 20 kilómetros desde la aldea de Agua Blanca hasta El Progreso. Efectivamente terminaron 13 personas.
De esta forma, personas que no sabían leer y escribir saltaron hacia el conocimiento inicial de las nuevas tecnologías, primero en tres meses leyendo y escribiendo y en dos meses más colocándose adelante de muchos profesionales universitarios e incluso de altos funcionarios gubernamentales al realizar actividades básicas en una computadora.
Nuestra afirmación quedó totalmente demostrada. El pueblo tiene enormes capacidades que puede desarrollarlas cuando se le brinda la oportunidad.
Esta experiencia fue de gran estímulo para los participantes y también para motivar a otros a alfabetizarse, venciendo la barrera psicológica inmovilizadora del “No puedo”, por la actitud positiva del “Yo si Puedo”.
Los participantes recibieron su diploma en el marco de la celebración de la primera jornada Nacional de solidaridad con Cuba realizada el 19 de julio de 2007 en El Progreso.
Aprender a manejar una computadora puede ser perfectamente una opción de seguimiento para algunos alfabetizados. Esa posibilidad sería altamente motivadora.
Según nos han informado quienes dirigen las actividades del Yo si puedo en la región, esta experiencia ha sido única en Centro América. Nos sentimos contentos por ser pioneros pero no quisiéramos que quede nada mas como ensayo.
El acceso a la educación es un derecho constitucional que incluye a todas y todos los hondureños.
Es un gran paso que los adultos que en su tiempo que en su tiempo no pudieron logren ahora aprender a leer y escribir o aunque sea a firmar. Pero creemos que de los miles que han logrado abrirse puertas al conocimiento como la lecto escritura, algunos tienen el deseo de aprender mucho más no es justo que les neguemos la posibilidad.
La invitación es a que impulsemos con la población, y dentro de ellos los recién alfabetizados, el “Yo si puedo aprender computación”. Dentro de ese esfuerzo deberían de estar incluidos quienes sirven como facilitadores y facilitadoras, quienes en su mayoría tampoco saben de computación y seria un gran estimulo ofrecerles esa oportunidad como recompensa por su apoyo.
Dentro de los objetivos de Desarrollo del Milenio la meta 18 establece “En cooperación con el sector privado, poner al alcance de todos, los beneficios de las nuevas tecnologías y comunicaciones” y como indicador del progreso señala aumentar el “Porcentaje de la población que tiene computadora personal y usuarios del Internet…
ALAFABETIZADOS QUE CULMINARON CURSO DE COMPUTACION
• María Inés Lara
• Marta Lilian Nataren
• María Nohemí Lara
• Carmen Mendaz
• Elsy Cañas
• Wilmer Villalobos
• María Gregoria Guzmán
• Argelia Chávez
• Antonia Banegas
• Blasina Villalobos
• Salomón Jiménez
• Luz Graciela Castellanos
• Germán Arita Mejía