«CONADEH despide a funcionario que investigó Programa «Guardianes de la Patria»

Por: Sandra Marybel Sánchez

El Programa “Guardianes de la Patria” está teniendo más repercusiones de las publicitadas. Unas de ellas, hasta ahora desconocida, es el despido de Carlos Moisés del Cid García, Coordinador del Programa Derechos Humanos de Niñez y Adolescencia del Comisionado Nacional de los Derechos Humanos en Honduras (CONADEH), apenas unas horas después que presentara a su jefe, las conclusiones de una investigación sobre dicho programa.

El informe colocó en una posición bastante incómoda al nuevo comisionado, Roberto Herrera Cáceres, quien para nadie desconocido, debe su nombramiento al huésped titular del Palacio José Cecilio del Valle, Juan Orlando Hernández, el más apasionado defensor de los “Guardianes de la patria”.

Su problema es que, por mandato de ley, el CONADEH tiene que “garantizar a todos los hondureños y hondureñas, la vigencia de los derechos y libertades reconocidas en la Constitución de la República y los Tratados y Convenios Internacionales, ratificados por Honduras.” Y también, las acciones y medidas que emprendan las autoridades, con el propósito de lograr el efectivo cumplimiento de las leyes y disposiciones que garanticen los derechos humanos.

Pero eso lo coloca en el otro extremo de donde se ubica su jefe político, el Presidente de la República, quien ya cansa de tanto hablar sobre los beneficios del programa.

Herrera Cáceres debe pagar ahora con su independencia, el precio haber accedido al al cargo sin mayor experiencia en el tema gracias a su apadrinamiento, de lo contrario haría valer la Ley del CONADEH que manda que “en el ejercicio de sus atribuciones legales y reglamentarias, gozará de independencia funcional, administrativa y técnica.

¿Pero, qué es lo que molestó al Comisionado?

Al parecer, al Comisionado no le gustaron, ni tantito, las recomendaciones de la investigación, y no es para menos, una de las más importantes dice que Honduras necesita un programa de prevención como “Guardianes de la Patria”, sólo que con un nombre diferente y con un ejecutor que no sean las Fuerzas Armadas.

En otra, urge la definición y establecimiento de una institucionalidad responsable de la atención y ejecución de las políticas públicas, programas y proyectos en favor de la niñez y adolescencia y recomienda que éstas sean permanentes y trasciendan los periodos de gobierno, para una sana y correcta continuidad, con la anuencia y respaldo de todos los sectores.

Y advierte que ello requeriría una asignación presupuestaria adecuada, que todas las políticas públicas, programas y proyectos en favor de la niñez y juventud sean manejados con transparencia y bajo la auditoria social de la sociedad civil y la cooperación internacional.

Todos esos señalamientos se contraponen a lo que hasta ahora se percibe, será la manera de conducir los asuntos públicos de la actual administración del estado hondureño.

Al Comisionado, también le habría molestado que al Coordinador del Programa Derechos Humanos de Niñez y Adolescencia, se le haya ocurrido en el ejercicio de sus funciones, solicitar al coronel Gustavo Amador, coordinador nacional por las FFAA del programa “Guardianes de la Patria”, que le informara sobre los resultados del proyecto en su primer período; el presupuesto general del programa asignado por el Estado de Honduras para el segundo periodo; listado de instalaciones militares en todo el país donde se ejecuta el programa y presupuesto para casa una de ellas y el listado de instructores civiles y militares, con su respectivo nivel de formación académica, que están al frente del mismo.

A la fecha de la entrega del informe final a Herrera Cáceres, 29 de mayo del 2014, el coronel Gustavo Amador no había entregado la información solicitada un mes antes (28 de abril del 2014) por Del Cid García. De nada sirvieron las múltiples llamadas telefónicas tanto al coronel como a su secretaria, porque la respuesta fue siempre la misma “Se está tramitando, cuando la tengamos lista, se lo haremos saber”. Aún hoy, la información no ha sido entregada.

Eso no impidió que el funcionario la obtuviera por otros medios, con el propósito de analizar el Programa “Guardianes de la Patria”, desde diversas perspectivas, incluyendo la realización de una encuesta de opinión, el posicionamientos de las organizaciones que trabajan con la niñez y juventud, y por supuesto, contrastándola con la legislación nacional, que asigna atribuciones a cada una de las instituciones del Estado de Honduras, entre ellas la Fuerzas Armadas. Los hallazgos son reveladores.

No hay mandato constitucional

Ninguno de los 22 artículos de la Constitución de la República (272-293) referentes a las Fuerzas Armadas (FFAA), le atribuye la responsabilidad de formar a niños y jóvenes en principios y valores. Tampoco la formación de líderes comunitarios y mucho menos el rescate de menores en “riesgo social”. Esas tareas son funciones fundamentales de la Secretaria de Educación y el Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (IHNFA).

Sólo el artículo 274 menciona que “… podrán cooperar en labores de alfabetización y educación cuando una secretaria de estado (en este caso la de educación), se los solicite”, pero no da por sentado en ningún momento son labores esenciales de las FFAA. El informe hace constar que se consultó tanto a la Secretaría de Educación como al IHNFA si habían solicitado tal cooperación, y la respuesta fue que no existe ningún convenio de cooperación con el instituto armado.

También recuerda que Honduras es signataria de la Convención de los Derechos del Niño (CDN) desde el año 1990, misma que en su artículo 3 obliga a los estados signatarios el respeto al “interés superior de los niños y niñas” en todos aquellos aspectos que les atañen o afecten. El artículo 38 dice que “ningún niño menor de 15 años debe ser enrolado en un ejército ni debe combatir en una guerra”.

En igual propósito, el “Protocolo Facultativo de la CDN relativo a la participación de niños en los conflictos armados y vigente en Honduras, prohíbe el reclutamiento de menores de 18 años y la participación de estos en hostilidades” y aunque aparentemente los niños, niñas y jóvenes que participan en el Programa “Guardianes de la Patria” no están en condición de reclutados, el espíritu del protocolo es que “…no estén expuestos a algún tipo de reclutamiento, ni a ningún tipo de formación belicista, ni a participación en conflictos armados”.

¿Pero, qué es el programa Guardianes de la Patria?

Desde septiembre del 2010, niños, niñas y jóvenes con edades comprendidas entre los 5 y 23 años, que viven en “barrios marginales”, identificados por las FFAA como “en peligro de desviar sus vidas”, se instruyen semanalmente en 17 unidades militares distribuidas a lo largo y ancho del país, supuestamente para fortalecer sus valores. Todo ello bajo la coordinación de las Fuerzas Armadas, aunque también participan “instructores” civiles (religiosos y laicos) en el desarrollo de las distintas actividades que comprende.

Es importante anotar que un documento de circulación restringida al interior de las Fuerzas Armadas, reconoce que “Guardianes de la Patria” ha estado ejecutándose como programa piloto desde hace nueve años.

La meta del proyecto es integrar a unos 25,000 por año, cantidad que según los voceros del programa ha sido superada con creces en lo que va del 2014, luego del relanzamiento hecho el 29 de marzo pasado, por el Presidente de la República, Juan Orlando Hernández, en el Campo de parada Marte del Primer Batallón de Infantería con sede en Tegucigalpa, en compañía del jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general de División, Fredy Santiago Díaz Zelaya; el titular del Congreso Nacional, Mauricio Oliva; el ministro de Defensa, Hugo Samuel Reyes y su esposa, Ana García.

Según el “Manual de Guardianes de la Patria” en nuestro poder, elaborado por la Dirección de Planes, Políticas, Programas y Asuntos Civiles del Estado Mayor Conjunto, validado por el Comando de Doctrina y Educación Militar y autorizado por el propio Jefe del Estado Mayor Conjunto de las Fuerzas Armadas, general Díaz Zelaya, el programa tiene como objetivo general el “Contribuir con el estado de Honduras en la formación de niños, niñas y jóvenes en riesgo social, con una labor preventiva y formativa, fundamentada en indicadores que fortalecen el cuerpo, la mente y el espíritu, en beneficio de la sociedad”. La redacción del objetivo habla de la contribución de las Fuerzas Armadas con el Estado de Honduras, como si ellas no formaran parte de su institucionalidad.

En cuanto a los objetivos específicos del Programa “Guardianes de la Patria”, enlistan los siguientes: fortalecer el desarrollo físico y mental de los niños y jóvenes; fortalecer los principios y valores éticos, morales y espirituales; mejorar el rendimiento escolar; desarrollar destrezas y habilidades; incentivar y fortalecer la práctica del deporte; fortalecer la cultura de servicio y el amor a la patria; prevenir las infecciones de transmisión sexual; promover la abstinencia sexual para disminuir los embarazos; disminuir la delincuencia juvenil y las maras; fortalecer el amor y la unidad familiar en la comunidad; elevar la autoestima, y evitar el consumo de estupefacientes en la juventud.

La mayoría de esos objetivos parecen ser responsabilidades de los padres, la familia y la escuela y en algunos casos, de otras instituciones del estado que si tienen mandato de ley para hacerlo.

¿Cuál es la estructura del programa? ¿De dónde depende?

Además de los objetivos formales que ya apuntamos antes, otras preguntas martillan nuestro cerebro al pensar en los “Guardianes de la Patria”. ¿De quién depende y cuál es su estructura? ¿Cómo funciona? ¿Cuáles son los contenidos y las actividades que se desarrollan en el marco del programa?, son algunas de ellas.

Los dos organigramas de abajo, son más que ilustrativos acerca de quién controla el proceso de formación de los niños y jóvenes que participan en el Programa “Guardianes de la Patria” y quienes son los que cada fin de semana están en contacto directo con ellos y ellas, transmitiéndoles sus ideas sobre una importante diversidad de temas.

¿Qué hacen allí los niños, niñas y jóvenes?

Según el Manual de Guardianes de la Patria elaborado por la Fuerzas Armadas, “el alumno graduado como guardián de la Patria es un joven formado en principios y valores morales y espirituales, acendrado amor a la Patria, una autoestima elevada, capacidad de trabajo en equipo y solidario con sus semejantes y esto como producto de un periodo de formación básica”.

Sin embargo las críticas de varias organizaciones de sociedad civil que trabajan en defensa de los derechos de la niñez y la juventud apuntan a que es una manera de disfrazar, de naturalizar la relación de los niños, niñas y jóvenes con las armas y una cultura belicista, y el acercamiento de las Fuerzas Armadas, a este importante pero vulnerable, sector de la población. Además le acusan de usurpación de funciones propias de otras instituciones del estado, como las de las Secretarías de Salud y Educación y el Instituto Hondureño de la Niñez y Familia (IHNFA).

Sobre lo que allí aprenden, el manual tiene como anexo un “Plan Maestro de Adiestramiento” que señala que el período de “formación” de los “Guardianes de la Patria” dura tres meses, con 8 horas de actividades cada fin de semana, sobre materias categorizadas en función de la edad de los/las participantes.

Por ejemplo, el programa para los niños y niñas de 7 a 9 años contempla las asignaturas de formación espiritual, juegos infantiles, lectura de cuentos, lecto-escritura, valores, autoestima, motivación y creatividad. Los de 10 a 14 años cursan las asignaturas: habilidades para la vida, prevención de la violencia, prevención del VIH/SIDA, principios y valores, creatividad, educación ambiental, trabajo en equipo, autoestima, planes de vida, logro de metas y salud sexual y reproductiva.

El manual indica que a los niños/as de 15 a 18 años, inclusive adultos hasta 23 años, se les da “capacitación” sobre: liderazgo, orientación laboral, orientación vocacional, orientación emprendedora, competencias socio-laborales, toma de decisiones, comunicación efectiva, trabajo en equipo, autoestima, logro de metas y VIH/SIDA. Pero también incluye entre otros temas generales a considerar en el programa, el Entrenamiento de Ejercicios de Orden Cerrado (EDOC) de orden estrictamente militar y las pruebas de confianza.

Al revisar el anexo del manual que contiene el Plan Maestro de formación de los “Guardianes de la Patria”, encontramos que además de las asignaturas ya mencionadas, se incluye instrucción sobre caminata, pista de obstáculos, paso de comando, descenso de la torre, pruebas de supervivencia, torre de paracaidismo y estilo de corte de cabello, las que desarrolladas en instalaciones militares, parecen encaminadas a inducir la afección de los niños/as y jóvenes con las Fuerzas Armadas.

Además, como las sedes de ejecución del programa son instalaciones militares, el Manual de Guardianes de la Patria elaborado por la Fuerzas Armadas ordena al personal militar participante, el uso del uniforme “E” (Fatiga digitalizada y gorra), instalación de pancartas alusiva al Ejército,

¿Los niños, niñas y jóvenes que opinan?

Al amparo de la Convención de los Derechos del Niño, que manda que “tanto los niños como sus padres tienen derecho a opinar y ser escuchados en todos aquellos temas que les atañen”, el Programa Derechos Humanos de Niñez y Adolescencia del CONADEH, desarrolló un proceso de inspección y consulta, a niños, niñas, adolescentes y adultos participantes del Programa Guardianes de la Patria, en sus delegaciones de los departamentos de Francisco Morazán, Comayagua, Cortes, La Paz, Olancho, Valle, Choluteca, Colón, Copán, Gracias a Dios y Atlántida.

Se aplicaron 417 encuestas, 131 a niños y niñas de 7 a 9 años, 118 a niños y niñas de 10 a 14 años, 74 a adolescentes de 15 a 18 años, 53 a adultos padres de familia de los niños asistentes al programa y 41 encuestas a adultos líderes de iglesias que lo apoyan.

Los objetivos fueron: constatar en situ las condiciones logísticas, operativas y anímicas, bajo las cuales se desarrollan las diferentes actividades del programa y el comportamiento de todas las personas que participan en el mismo; identificar la influencia que el personal militar, el personal civil y el ambiente militar ejercen en la conducta, sentir y pensar de los niños, niñas, adolescentes, padres de familia y líderes de iglesias que participan en el programa durante el desarrollo de las actividades; e identificar el sentir y pensar de los niños, niñas, adolescentes, padres de familia y líderes de iglesias que participan en el programa, sobre el mismo.

Según el Informe Final de la Investigación sobre el “Programa Guardianes de la Patria”, se constató que las condiciones logísticas y operativas bajo las cuales se desarrollan las diferentes actividades del programa como son óptimas, ya que las mismas cuentan con instalaciones recreativas a campo abierto como canchas, columpios y casetas. También las instalaciones cerradas como salones y aulas a disposición de los niños/as y adolescentes, estaban limpias y en buenas condiciones.

Sobre el comportamiento y el estado de ánimo de todas las personas participantes, un 90% de los niños, niñas y adolescentes encuestados dijeron que les gustaba participar en el programa; un 72% que se sienten bien cada vez que van; un 92% expresó que reciben un buen trato por parte de los demás niños, niñas y adolescentes en el desarrollo de las actividades y un 98% que reciben un trato bueno y muy bueno, por parte de los adultos (militares y civiles) durante el desarrollo de las actividades.

En cuanto a la importancia de las diversas actividades que realizan, los niños/as y adolescentes encuestados ubicaron en primer lugar las charlas sobre los temas de prevención de violencia, principios, valores y otros. En segundo lugar colocaron los juegos infantiles, ejercicios físicos y caminatas. En tercer lugar los servicios religiosos y en cuarto y último lugar, los ejercicios militares.

Cuando se les consultó si los amigos del barrio y compañeros de escuela y colegio saben que son “Guardianes de la Patria” un 58% respondió que sus amigos del barrio y compañeros del colegio lo saben y un 64%, dijo que sus amigos del barrio y compañeros de escuela y colegios los animan a seguir en él.

Los resultados de esta pregunta fueron interpretados en el informe, como un potencial peligro para los participantes en el programa, siendo que el criterio de selección es que vivan en “barrios marginales” y haber sido identificados por las FFAA como “en peligro de desviar sus vidas”, lo cual los coloca en el foco de las maras y otros grupos criminales que operan en barrios y colonias, que pudieran estar interesados en reclutarlos o sentirse amenazados por su cercanía con los militares, siendo que ahora existe una Policía Militar del Orden Público (PMOP) que se nutre de elementos del ejército.

Y un hallazgo relevante para los efectos del debate que se ha generado con relación al programa “Guardianes de la Patria”, el 44% de los niños, niñas y adolescentes encuestados expresaron que de adultos desearían ser militares o policías, el restante 56% se distribuye entre otras diversas profesiones. La interpretación de los investigadores es que eso evidencia de la influencia que el personal y ambiente militar están ejerciendo en el sentir y pensar de los niños, niñas y adolescentes que participan.

Sobre lo que no les gustaba del programa, los consultados respondieron que los entrenamientos muy pesados; que les ponen apodos; venir con uniforme; la impuntualidad en el inicio de las actividades; la duración prolongada de las charlas; que no les daban comida; marchar; que cuando no están firmes los ponen a hacer pechadas y culucas; mucho tiempo de pie en el sol, que los compañeros no ponen atención; que siempre dan la misma comida; tienen que llegar muy temprano y no se desayuna, hacer dinámicas y que el pan de los refrigerios es muy duro.

Sobre cómo se dieron cuenta del programa un 53% respondió que en sus escuelas a través de los maestros, un 29% a través de la promoción hecha por los militares en su comunidad o escuela y un 18% por otros medios como las iglesias y la televisión.

¿Y los adultos, padres de familia y líderes de iglesias, que piensan?

Sobre la importancia de las actividades que desarrollan en el programa, la mayoría de los adultos encuestados ubicaron en primer lugar las charlas sobre prevención de violencia, principios, valores y otros, en segundo lugar los ejercicios físicos y caminatas, en tercer lugar los servicios religiosos y en cuarto y último lugar, los ejercicios militares. El 89% creen que dichas actividades que realizan son de mucho beneficio para ellos/as y el 100% de los padres consultados, expresaron sentirse muy bien, y bien de asistir con sus hijos.

Un 96% de los padres de familia y líderes de iglesias encuestados dijeron que el trato que los militares y civiles dan a los/as participantes en el desarrollo de las actividades, es amable, servicial, paciente y comprensivo. El 92% de los líderes de las iglesias dijo observar cambios favorables en el comportamiento de los niños, niñas y jóvenes de su iglesia que asisten al programa “Guardianes de la Patria”.

77 de cada 100 padres desean que cuando adultos sus hijos sean doctores, ingenieros, abogados, profesores, pastores o sacerdotes y sólo un 13% que sus hijos fueran militares o policías.

El informe recoge igualmente la opinión de organizaciones de sociedad civil y no gubernamentales que trabajan en la defensa de los derechos de niños, niñas y jóvenes.

La Coordinadora de Instituciones Privadas pro las Niñas, Niños, Adolescentes, Jóvenes y sus Derechos (COIPRODEN), que agrupa unas 30 organizaciones de esa naturaleza en todo el país, ha manifestado su total desacuerdo con el programa “Guardianes de la Patria”, porque considera que transgrede los derechos de las niñas, niños y adolescentes contenidas en la Convención sobre los Derechos del Niño.

En un pronunciamiento público expresaron entre otras cosas, que de acuerdo a la Convención de los Derechos del Niño, “… por su falta de madurez física y mental, los niños/as necesitan protección y cuidados especiales, procurando que se desarrollen y sean educados en condiciones de paz, lo cual se contraviene con el desarrollo del programa “Guardianes de la Patria”.

También dijeron que “corresponde a los padres, madres, representantes legales, sistema educativo nacional, iglesias y otras instituciones no formales, el fomento del amor a la Patria, la generación de valores, la promoción de una cultura de paz y la instrucción para formar ciudadanos de bien y no a las Fuerzas Armadas.”

Y que no es su función “rescatar” a niños o niñas que califican de “riesgo social”, pues de conformidad con el Código de la Niñez y la Adolescencia, esta responsabilidad corresponde a los Juzgados de la Niñez y la Adolescencia y al Instituto Hondureño de la Niñez y la Familia (IHNFA).

Señalaron asimismo que la educación de la niñez y la adolescencia bajo tutela de las FFAA, es una práctica cuestionable desde la perspectiva de los derechos humanos; por tanto la existencia del mencionado proyecto es una contradicción con el Estado de Derecho, a la institucionalidad democrática y a las declaraciones y tratados internacionales suscritos por el Estado de Honduras.

Y pidieron al presidente Juan Orlando Hernández, girar instrucciones al Secretario de Defensa y al Estado Mayor Conjunto de las FFAA de Honduras para que suspendan, de inmediato, la implementación y expansión del programa “Guardianes de la Patria” y que en lugar de invertir recursos en las FFAA para esa finalidad, se eleve el presupuesto en este año fiscal de las instituciones estatales que tienen como misión la atención de la niñez y adolescencia vulnerable.

También demandaron que la Fiscalía Especial de la Niñez y el Comisionado Nacional de los Derechos Humanos que externen su opinión al respecto.

¿Fortalezas?

La investigación del CONADEH dice haber identificado algunas fortalezas en el programa “Guardianes de la Patria”. Una de ellas es que tiene atractivos significativos para los niños, niñas y adolescentes y para los adultos (padres de familia y líderes de iglesias) participantes, sobre todo por los entornos en que se desarrolla (planteles abiertos, recreativos y limpios), la alimentación, el trato y atenciones que se les dan, lo que hace que una mayoría de los participantes tengan una opinión favorable respecto al programa. La mayoría de los/as participantes también cree que las temáticas y las actividades que desarrollan en el programa, les son y serán de mucha utilidad.

Otra de las fortalezas identificadas, es la disposición de los recursos necesarios para la ejecución del programa a nivel nacional por parte del Poder Ejecutivo, aunque las Fuerzas Armadas no tengan funciones educativas. El informe señala asimismo, que no existe ninguna ley nacional o internacional que prohíba e impida a las FFAA el desarrollo de programas de atención a población civil, en especial a menores de edad, con fines preventivos y educativos.

Además se concluye que un sector de la población adulta (representada en los padres de familia y líderes de iglesias encuestados) probablemente está de acuerdo y ve con buenos ojos programas como “Guardianes de la Patria”, porque la niñez y juventud están viviendo tiempos de crisis, y la atención y protección que el Estado les proporciona es poca o ninguna.

“Para la población adolescente 15 a 18 años que viven en poblaciones marginadas donde lo que más abunda es la pobreza y la falta de oportunidades de estudio y trabajo, conocer las oportunidades de formación, capacitación y hasta empelo que ofrecen las FFAA es un poderoso atractivo para querer superarse”, agrega.

Debilidades

Una las principales debilidades encontradas es que “La exposición a la cultura de las armas y la guerra a una edad a la que sus mentes aún no están lo suficientemente maduras para entenderlo, puede distorsionar las percepciones infantiles y juveniles, sobre todo en los temas de violencia, armas y fuerza”.

El enfoque excluyente del proyecto que sólo “recluta” a niños y jóvenes de “barrios marginales”, expone a los mismos a consecuencias insospechadas por parte de los grupos de maras y pandillas, que al darse cuenta de este programa y de quienes son los niños, niñas y jóvenes participantes, pueden arremeter contra ellos o peor aún también “reclutarlos forzosamente” para sus fines particulares.

También se señala como debilidad la participación de la iglesia católica y evangélica, que desarrollan procesos de formación influenciados por enfoques religiosos, puede incorporar distorsiones fundamentalistas en temas que requieren enfoques laicos y científicos.

Y algo preocupante, es que en el instructivo que regula las actividades del programa, las FFAA ordena elaborar un documento que les exima de responsabilidad en caso de accidentes o incidente, firmado por el Padre o Madre de Familia y recomienda solicitar asesoramiento a los Jueces de Primera Instancia Militar de su región para tal efecto. Esta instrucción es grave, ya que en casos de niños y niñas, toda institución que les acoge es responsable de su salud y resguardo integral, mientras estén en las mismas.”

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