Las cifras son algo más bajas que las que reflejaba el anterior informe correspondiente a diciembre de 2005, pero desde la OnuSIDA explican que estas diferencias se deben, sobre tOdo, “a la mayor cantidad de datos disponibles y al mayor número de población analizada, más que a un descenso en la prevalencia del VIH”.
El trabajo, llevado a cabo en 126 países, ha tenido en cuenta, por primera vez, a todos los adultos mayores de 15 años y no sólo a los que se encuentran entre los 15 y los 49 años, como era habitual. Pese a los avances en el acceso a los medicamentos, se considera que la respuesta a la enfermedad sigue siendo muy débil. A lo largo de 2005, sólo el 9% de los hombres que mantuvieron relaciones con otros varones recibió algún tipo de información sobre la prevención del VIH, el mismo porcentaje visto en las mujeres embarazadas.
“El informe global de la epidemia de SIDA 2006” de OnuSIDA alerta de que tanto los gobiernos como las iniciativas internacionales han fracasado a la hora de proporcionar el apoyo y el cuidado necesario a los 15 millones de niños que se han quedado huérfanos por culpa de la enfermedad. ¿Dónde está la mayor incidencia? África es el epicentro de la enfermedad en el mundo y, pese a los logros realizados por algunos países como Kenia y Zimbabue, no existen evidencias de que estén disminuyendo los contagios en el resto del continente.
En algunos países las tasas de infección son excepcionalmente elevadas. En Suazilandia, el 33,4% de los adultos tiene el VIH. La incidencia de la enfermedad en las mujeres embarazadas ha pasado del 4% en 1992 al 43% en 2004. En Latinoamérica, 140.000 personas se contagiaron por VIH en 2006. Las zonas con más incidencia de la enfermedad son aquellas que tienen más población, como Brasil. Sin embargo, la epidemia es un problema creciente en países más pequeños como Honduras, donde 120 personas se contagian mensualmente.
Al mismo tiempo, la falta de información y los prejuicios, factores que afectan a la sociedad y a los propios interesados, traban el avance de la prevención y el tratamiento del VIH. La insuficiencia de recursos humanos capacitados, la débil decisión de los gobiernos y la sociedad en combatir la pandemia y el alto costo de los medios de prevención, diagnóstico y tratamiento son identificados como dificultades comunes en los distintos países de la región.
Ofrecer el acceso universal a estos servicios es el objetivo acordado mundialmente para 2010. En América Latina y el Caribe, donde el virus cobra la vida de 300 personas por día, se evitarían 1,4 millones de nuevas infecciones y 300.000 muertes en los próximos cinco años, según la OPS.
También la falta de integración de los distintos sectores de salud pública y entre tratamiento y prevención son otros problemas que entorpecen su combate. La falta de recursos y la oposición religiosa al uso de condones representan otras barreras. Los prejuicios son el “obstáculo más grave”, remarcó Carol Vlassoff, jefe de la Unidad de VIH/SIDA de la OPS. Muchos no quieren someterse al diagnóstico o tratarse “por temor al estigma”. Una batalla del mundo en desarrollo, en particular de América Latina y el Caribe, es abaratar los precios de los insumos, como condones, pruebas de diagnóstico y especialmente los antirretrovirales.
Para eso hay que actuar en conjunto en las negociaciones, hacer compras unificadas, buscar aliados para que los acuerdos económicos internacionales sean favorables a esa reducción de costos, crear una red de transferencias tecnológicas y buscar soluciones favorables para las patentes que encarecen los productos. Veremos si esto se cumple.
Fuente: Vida Laboral Edic. # 33, Diciembre 2008