Las demandas van dirigidas a los tres poderes del Estado y aunque parezca que son muchas, debe saberse que ahí no están todas las necesidades y reclamos diarios del pueblo, es más, es lo menos que se puede exigir al gobierno. Tampoco se trata de demandas nuevas. Las mayoría se han hecho desde hace unos cinco años y sólo algunas han encontrado respuestas parciales; sin embargo el pueblo en general no conoce porqué se están realizando las acciones como marchas o tomas de carretera y aún quienes participan en ellas con frecuencia no manejan todo el planteamiento o no entienden el mismo, más que lo que corresponde a su sector. De hecho, algunas demandas son en beneficio de sectores no incorporados a la lucha popular, no porque estén en contra, sino porque no están enterados que también se está luchando por ellos.
Todos los reclamos son importantes, pero parece que los más sentidos en todo el país son la derogación de la Ley Marco del Sector Agua Potable y Saneamiento aprobada por el Congreso Nacional el 2003. Esa Ley permite la municipalización del agua y su posterior privatización. De igual manera en todo el país se demanda una nueva Ley de Minería que proteja el ambiente y los intereses de las comunidades y el país. De igual manera está la exigencia de frenar las privatizaciones de las instituciones de Estado como la ENEE, Hondutel, Correos, salud y educación, lo cual se hace poco a poco y con diferentes maniobras.
La lucha debe mantenerse constante, y parte de ella es hacer un esfuerzo de orientación masiva para que la gente sepa porque se lucha, que tome conciencia y se sume a las acciones. No basta con leer el planteamiento; debe procurarse mantener las acciones conjuntas con todas las organizaciones, a pesar de las diferencias en la forma de pensar y sus métodos de lucha. Es posible que no trabajemos siempre juntos y que no estemos de acuerdo en todo, pero debemos luchar unidos si queremos tener éxito y beneficiar al pueblo.
En esta ocasión también es oportuno recordar el ejemplo de Dagoberto Padilla, el compañero dirigente de sindical, asesinado hace 25 años junto a tres compañeros más en el sector de El Bálsamo, al sur de El Progreso.
La firmeza de convicción, la valentía para desafiar al poderoso, la honestidad en las acciones y la humildad en la dirigencia son cualidades que tenía Dagoberto y de las cuales deben llenar quienes están al frente de la lucha popular. La consigna de la organización a la que pertenecía Dagoberto debe ser tomada en cuenta por la conducción de la CNRP y las centrales: “En las calles está el poder, con el pueblo hasta el final”.
Del Paro Cívico Nacional de este 17 de abril debemos pasar a un mayor acercamiento de todo el Movimiento Popular que nos permita lograr la tan ansiada UNIDAD POPULAR, requisito indispensable para lograr mucho mas que las demandas que ahora reclamamos: la transformación del país en otro donde se respeten los derechos y se viva dignamente sin las enormes necesidades que ahora tiene sumido al 85% de la población.
Fuente: Vida Laboral Edic. # 35, Abril 2008