EL PUEBLO-Pedro Serrano García

El 15 de septiembre en Honduras se celebra anualmente la independencia nacional, que este año 2012 hace el 191 aniversario. Ya no somos región española; y está muy bien; pero nuestros gobernantes ocultan que ahora estamos colonizados por el imperio norteamericano y sus dirigentes; por sus transnacionales y sus ejecutivos.
Mirando la realidad

Los que se encuentran favorecidos por una determinada situación social suelen hablar bien de ella, pero los que se encuentran perjudicados forzosamente para mejorar su calidad de vida han de señalar las contradicciones sociales.

Precisamente la visión sobre el golpe de Estado del 2009, los grandes empresarios y oligarcas dicen que fue algo necesario para frenar el declive izquierdista; mientras que las organizaciones populares consideran una escandalosa violación de la dignidad y los derechos humanos de la ciudadanía hondureña.

La progresiva concentración de la tierra, la ven positiva para el desarrollo de Honduras los oligarcas que se benefician de ella; mientras que los campesinos cada vez más perjudicados y empobrecidos no les queda otro remedio para sobrevivir que protestar, aun a riesgo de sus vidas.

Las ciudades modelos, que serán pequeños estados dentro del Estado de Honduras, los potentados nacionales y extranjeros que se beneficiarán de ellas, las ven positivas; mientras que para cualquier ciudadano honrado es una indecorosa humillación contra la patria.

Que los sucesivos gobiernos que elige el pueblo en cada periodo electoral, sean los sumisos ejecutores de lo que dispongan los poderes económicos transnacionales y poderes políticos imperiales, siempre es un desgraciado perjuicio para los sectores populares. Están conformes los de la clase alta que se enriquecen y críticos los de la clase baja que los empobrecen.

Acaban de asesinar otras siete personas en San Pedro Sula, que se suman a las miles que anualmente mueren violentamente, contrastando con el hecho de que los humildes hondureños son de los habitantes más pacíficos de América. Eso sí, como ocurre siempre, no se buscarán ni juzgarán a los culpables.

El buen pueblo
A veces, los articulistas, con el deseo de mejorar las relaciones humanas somos críticos con las injusticias que separa y enfrentan a las personas y colectividades; pero el buen papa Juan XXIII, a la hora de trabajar por una nueva sociedad y una nueva Iglesia, nos aconsejó preocuparnos más en lo que nos une, sin olvidarse de ir corrigendo lo que nos separa.

Mons. Romero, refiriéndose a sus compatriotas salvadoreños, llegó a proclamar: “con este pueblo no cuesta mucho ser buen pastor”. Eso mismo pudiéramos decir del pueblo hondureño, pues destaca por la bondad, la alegría y la generosidad de sus gentes.

Es más, el mismo Jesucristo bendice al Padre por que ha sabido dar esas cualidades de misericordia y pacifismo a los pobres. En Honduras son bienaventurados más de 6 millones de sus habitantes, empobrecidos por la clase dominante.

Los hondureños, a pesar de la escasez en cultura, salud, y salarios a que les someten los detentadores del poder económico, son cordiales, lúcidos, inteligente, humoristas, hospitalarios, religiosos y solidarios.

No se rinden ante los desprecios y marginaciones que sufren; por el contrario se abren y estimulan a los que se encuentran con ellos. Los empobrecidos campesinos y trabajadores, tanto varones como mujeres, son animosos y animadores, receptores y dadores de cariño, solidarios en su pobreza. Aman aunque los pisoteen.

El pueblo hondureño, en esta nueva celebración patria de la independencia, es capaz de libertad en medio de la neocolonización imperial; vivir en relaciones fraternas y justas con sus vecinos, cuando más los oprimen los ambiciosos de riqueza y poder.

El pueblo hondureño a pesar de sus defectos y carencias personales, saben vivir conforme al consejo de Jesús: “que el mundo vea como os amáis y así alaben al Padre que está en los cielos”.

Esperemos en que las próximas elecciones salgan elegidos nuevos dirigentes políticos, capaces de contribuir a dar al buen pueblo hondureño la independencia, la justicia, la paz y el desarrollo que se merece.

24 de septiembre 2012

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