Más de un millón y medio de mujeres jóvenes se ganan la vida confeccionando vestidos en las fábricas de Bangladesh. Las condiciones son malas y el salario desesperadamente bajo. La mayor parte de las mujeres ganan menos de 1 dólar con cincuenta centavos por día de traba¬jo, pero se trata de unos ingresos vitales y tanto “as mujeres como sus familias dependen de ellos.
En el año 2000, los EE.UU. aprobaron una ley de comercio que confería un tratamiento preferencial a los países pobres. No obstante, a pesar de que Bangladesh es uno de los países más pobres del mundo, fue excluido de la ley. Desde entonces, los pedidos de prendas de ropa realizados por clientes estadounidenses han caído entre un 30 y un 40 por ciento.
Y las cosas empeorarán aún más cuando, en el año 2005, venza el “Acuerdo multifibras” que protege actualmente a Bangladesh de la competencia de exportadores más grandes. Los países ricos podrían darle la vuelta a la situación si redujeran sus altas tarifas de importación y si otorgaran a Bangladesh su justa cuota de mercado.
La industria de la confección en Bangladesh se levantó gracias al trabajo de las mujeres, pero éstas serán las que paguen el precio si la industria se derrumba. Hasta un total de 300 mil ya han perdido su trabajo.