¿Estoy satisfecho? ¿Es una tortura?
Toda persona tiene derecho al trabajo, sin embargo no es garantizado aunque las Naciones Unidas apoyen este derecho.
Consideremos la importancia de tener un trabajo. Lo primero es el recibir el pago o remuneración por nuestra labor, el obtener un ingreso también contribuye al bienestar mental y emocional. Sentir que es útil a la sociedad y ser miembro productivo mediante el trabajo es vital tanto para el niño, adolescente o bien a la edad senil. Verdaderamente el trabajo dignifica al hombre, es tan primordial que su carencia provoca reacciones negativas o problemas a una sociedad.
¿Esta satisfecho con su trabajo?
El trabajador que esta insatisfecho, o que cae en la monotonía, siente que su trabajo es una lucha diaria. Hay muchas razones para ello: la presión laboral, la formación académica, el estancamiento de puesto, las distancias, el trato laboral, y sobre todo la falta de comunicación jerárquica y el ambiente laboral entre otros.
A nuestros compañeros de trabajo debemos considerarlos parte de nuestra familia, diariamente tenemos que estar con ellos queramos o no. Tener que estar en un lugar donde nos trae conflicto o simplemente hacer el trabajo por tener que efectuar un pago o el sustento de una familia, y NO porque disfruto de lo que hago, provoca que cuando llego a mi hogar descargo con mis seres amados o con quien se me cruce en mi camino lo que no puedo decir en mi empleo, y lo hago inconscientemente.
Los buenos hábitos de trabajo no se cultivan por casualidad; se aprenden de niño. Los padres o encargados sensatos educan a los niños dándoles labores adecuadas a su edad, aunque no les agraden algunas tareas, con el tiempo los niños se sentirán útiles.
Adictos al trabajo si los hay, y está primero que cualquier cosa o lo anteponen a todo lo demás. Pero trabajar demasiado es contraproducente, puede echar a perder lo que nos da mayor felicidad, como la relación con la familia o los amigos y la espiritualidad, pero el mayor problema es que dañamos nuestra salud.
Nuestra balanza con el trabajo es que tengamos en nuestra mente que vivimos en un mundo consumidor y lo primero es sentirse feliz o por lo menos estar satisfecho con lo que puede obtener con menos ganancias materiales. No quiere decir que seamos conformistas, pero el transcurrir del tiempo nos demuestra que estar trabajando horas extras, o días feriados, lo único que nos da solo es dinero, cansancio, disputas y amargura.
En la mayoría de los países centroamericanos, al llegar a los 37 años ya no le ofrecen empleo como a los jóvenes, al llegar a los 40 es más difícil. Es por eso que cuando llegamos a trabajar es necesario meditar si ¿estoy en el trabajo optimo-?¿Me agrada este empleo? ¿Cuál es mi proyección en él?. Después de por lo menos 5 años de empleo y todavía sigue en el mismo puesto, hay algo que no está funcionando bien o la monotonía le está atrasando. Piense y busque en usted, pregúntese ¿Cuántos estudios he recibido en los últimos 5 años? Escalar significa subir, proyectarse.
Muchas veces pensamos que son nuestros jefes los que no nos quieren o simplemente prefieren a los demás porque no nos llevamos con ellos; eso sólo vemos desde adentro de nosotros, pero si analiza lo anterior comprenderá que si le dan un trabajo en que no se puede desempeñar, pronto se observarán los resultados negativos, y es vergonzoso obtener algo de lo cual no es merecedor.
No esperemos ser indispensables en nuestros trabajos, sino necesarios, es por eso que existen leyes que rigen el tiempo prudente del día laboral, para que durante el tiempo que estemos trabajando sea productivo, nuestro rendimiento sea el óptimo y nuestro proceder sea el adecuado; gocémonos cada día en él y demos gracias por tener un lugar donde podamos valorarnos y ser útiles a nuestra sociedad y demostrar que el trabajo verdaderamente dignifica al hombre y a la mujer.