Una ex obrera de la fabrica JC International dijo a Vida en la Maquila que el inspector del Trabajo Rene Guevara se confabulo con los propietarios de la empresa para que los trabajadores aceptaran el 50 por ciento de sus prestaciones a momento de liquidar operaciones.
JC International, propiedad de José Arturo Atala Jaar, cerró operaciones el 12 de junio del año anterior dejando sin empleo a más de cien trabajadores (as), que en su mayoría solo recibieron el 50 por ciento de sus derechos laborales convencidos por el Inspector del Trabajo, Guevara.
“Nosotras buscamos ayudar a las obreras para que les pagaran sus prestaciones conforme a la Ley, pero el Ministerio del Trabajo avaló la situación”, aseguro Rita Romero, del Equipo Legal del Centro de Derechos de Mujeres.
Romero, dijo que cuando ellas iniciaron las investigaciones, la inspectoría del Trabajo ya había levantado el acta donde aparecían las firmas de José Arturo Atala Jaar y de las trabajadoras que aceptaban las condiciones. Muchas de las obreras tenían entre 12 y 15 años de laborar para la empresa, quienes se resistían a renunciar a sus derechos.
Aunque algunas lograron negociar a largo plazo el 100 por ciento del pago de sus derechos, el compromiso de honrar las cuotas mensuales no ha sido cumplido por parte del patrono, según informo una ex obrera.
La fabrica inicio operaciones a finales de los ochenta con el nombre de Princes en un local frente al Hospital Leonardo Martínez, luego se trasladó a la colonia Trejo y por Ultimo a la colonia Altiplano de San Pedro Sula, donde también cambió de razón social bajo la denominación de JC International.
Siempre se dedicaron a la confección de buzos y camisetas para exportación, pero poco antes del cierre mantenían contratos de camiseta con Ivory para la marca Mudd Stretch.
La obrera también reveló que la empresa les deducía las cuotas del seguro social y no pagaban la cotización, por lo que siempre tuvieron dificultad cuando necesitaron asistencia medica.
Asimismo expresó que la Última cotización de FOSOVI realizada por la empresa fue el 31 de junio del 2003, es decir que un año completo estuvieron deduciendo las cuotas a los trabajadores para quedarse con ellas.
El horario era de diez horas (7:30 a.m. a 5:30 p.m.), sin pago de los excedente de la jornada normal de ocho horas, ni de producción, tan poco los obreros recibían el beneficio de transporte.