Insulza llegó hacia el mediodía al aeropuerto Toncontín de la capital hondureña a bordo de un avión de la Fuerza Aérea brasileña y en medio de fuertes medidas de seguridad.Sin dar declaraciones a la prensa, inmediatamente se dirigió a la sede de la Corte Suprema.
Su entrevista con el presidente de esa institución, Jorge Rivera, duró más de una hora y ha sido el primer punto de la agenda de una visita que incluye a diputados y representantes de sectores sindicales y de la sociedad civil, de acuerdo a fuentes diplomáticas.
Insulza busca que las autoridades que ejercen el poder desde el golpe de Estado contra el presidente Zelaya, el pasado domingo, “cambien lo que han estado haciendo” hasta ahora y “encuentren maneras de retornar a la normalidad”, en un país sumido en una profunda crisis política desde entonces.
Zelaya fue detenido y expulsado del país por los militares el domingo, y ese mismo día el Congreso lo destituyó y nombró en su lugar a Roberto Micheletti.
Tras la llegada de Insulza, el nuevo canciller, Enrique Ortez, declaró a medios locales que la presencia del secretario general implicaba “un reconocimiento” del Gobierno de Micheletti, al subrayar que “el mundo sabe que (el secretario) está en Honduras y protegido por el gobierno” que detenta el poder desde el domingo.
Ortez también declaró hoy a Efe que si Insulza venía “a exigir la restitución del presidente Manuel Zelaya, mejor que no venga”, porque eso “no es negociable”.
Insulza no tiene previsto reunirse con el nuevo presidente, según adelantó el jueves el propio Micheletti, quien, sin embargo, ha manifestado su predisposición a hacerlo.
Mientras tanto, y en un clima de mayor agitación en las calles que en días anteriores, miles de seguidores y detractores de Zelaya se congregaron en sendas manifestaciones multitudinarias.
Cada uno de los grupos logró juntar a entre 10.000 y 15.000 personas para tomar las calles de forma pacífica, en la primera jornada en que ambos bandos han sido capaces de convocar en masa a la población.
Hasta hoy, los seguidores de Zelaya sólo habían congregado a unos centenares de seguidores, mientras que los partidarios del nuevo Gobierno habían reunido a unas 5.000 personas el martes.
Frente a la Casa Presidencial, con carteles de apoyo al presidente y lemas como “estamos con la paz y la democracia”, y “viva la constitución”, Micheletti encabezó la movilización de los detractores de Zelaya.
“Esto no es un golpe, esto no es un golpe”, gritó Micheletti con el resto de manifestantes, a los que agradeció su apoyo a la “sucesión constitucional” que, según mantiene desde el domingo, tiene lugar en el país.
Los seguidores de Zelaya marcharon por las calles muy cerca de la sede de Gobierno, pero evitaron a la otra manifestación y de manera pacífica se dirigieron hacia la sede de la OEA para apoyar a los gremios y organizaciones que tienen previsto reunirse hoy con Insulza.
Allí aguardaron con pancartas en las que se podía leer “Queremos a Mel (Zelaya) ya”, “Gorilas retírense del poder” y “Bienvenido Insulza, gracias por restituir a Mel como presidente”.
Paralelamente, la premio Nobel de la Paz 1992, Rigoberta Menchú, llegó hoy a Tegucigalpa para acompañar a las organizaciones defensoras de los derechos humanos de Honduras.
A su llegada señaló que espera estar “el tiempo suficiente” en el país y que está abierta a conversar “con todos los que se acerquen”, aunque evitó dar más detalles hasta que sostenga alguna entrevista con interlocutores que no precisó.
Fuente EFE
03 de julio 2009