Las cifras contrastan con las acciones exageradas que ha realizado el gobierno central al decretar emergencia nacional y hacer un llamado a la comunidad internacional solicitando su ayuda. Se suma a lo anterior el excesivo manejo mediático de la tormenta Agatha, ya que los titulares de los diarios de circulación nacional hablan de “destrucción y muerte” y en los noticieros de radio y televisión no dejan de alarmar a la población con imágenes anteriores a los hechos.
Según los datos de COPECO, a las 8 de la mañana del día de hoy el recuento de personas muertas era de 14 (dos de ellas pendientes de confirmación por parte de los alcaldes); 4 personas heridas y una desaparecida. Respecto a la situación de la población, reportan 3,268 personas en albergues y 428 damnificadas en todo el país. El daño a viviendas indica que hay 144 destruidas y otras 709 dañadas en todo el país; y en cuanto a infraestructura, hay 32 vías de comunicación dañadas, 8 puentes o vados dañados, 14 destruidos; 5 escuelas y 2 edificios públicos dañados, así como 2,526 manzanas cultivadas perdidas.
No hay duda que con la ayuda de emergencia movilizada, solo en el día de ayer, es posible suplir todas las necesidades de las personas afectadas, pero de lo que si hay duda, es de las reales intenciones de las autoridades frente a esta situación, ya que obviamente la misma no justifica los niveles de alarma. Sin menospreciar la vida de las personas, la cifra es la misma que reportan los noticieros de la nota roja cada fin de semana, víctimas de la violencia, que no ha generado una declaratoria de emergencia nacional.
Quisiera que a través de este medio, los miembros de la cooperación internacional y los embajadores y representantes de sus países en Honduras, no se dejen sorprender por el manejo político y mediático de esta tormenta encaminado a un reconocimiento tácito del régimen y una movilización desproporcionada de recursos en días de lipidia económica gubernamental, por el desconocmiento del régimen por la comunidad global. Asimismo, quiero poner en alerta a la población damnificada, que ha sufrido pérdidas cuantiosas, que demande a las autoridades por la cooperación que en su nombre continúan solicitando.