A pesar de las constantes movilizaciones de oposición realizadas por moviendo campesino, en marzo de 1992 el Congreso Nacional aprobó la Ley para la Modernización y Desarrollo del Sector Agrícola, misma que trajo nefastas consecuencias para el proceso de reforma agraria.
Producto de esta ley, entre 1992 y 1994 fueron despedidos 29 mil empleados públicos del sector agrícola, esto representaba un 70 por ciento de reducción del presupuesto asignado al área rural, al Instituto Nacional Agrario (INA), de 300 millones de lempiras se redujo su presupuesto en 70, situación que obligó al INA a convertirse en una ventanilla tramitadora de títulos para los terratenientes.
En este proceso fueron despedidos 2mil 500 agrónomos, se cerró la Dirección de Agricultura y Ganadería, se privatizó la asistencia técnica, se condonaron deudas a los grandes terratenientes y se desmanteló el Banco Nacional de Desarrollo Agrícola BANADESA.
La modernización agrícola comprendía cuatro aspectos: el incremento en la producción de alimentos, desarrollo de políticas de empleo rural, mejoramiento en las exportaciones agrícolas y la creación de un clima de paz en el campo.
Luego de doce años de vigencia de la ley, ninguno de estos aspectos se han cumplido, los hondureños cada día dependemos de la agricultura norteamericana y en lugar de paz, en el campo hubo mayor represión, En los últimos doce años 117 campesinos han sido asesinados por el derecho a la tierra.
Se ha demostrado que los gobiernos se olvidaron del campesinado y cuando hablan de desarrollo agrícola, siempre piensan en el fortalecimiento de los grandes productores terratenientes, que gozan de sistemas de riego, tecnología y dinero, mientras el campesino pobre sigue en la incertidumbre sin educación, salud y vivienda digna.
La Ley de Modernización Agrícola provocó que parte de las tierras que estaban en posesión de los campesinos volvieran a manos de los terratenientes, es decir, los campesinos perdieron las tierras que habían conquistado a través de la Reforma Agraria.
Muchos campesinos han sido amenazados e intimidados para que vendan su tierra, durante los últimos cinco años, numerosas cooperativas y campesinos independientes han renunciado a la posesión de sus terrenos a través de acuerdos de arrendamiento, declinando en sus aspiraciones de legalizar la tierra que durante muchos años han mantenido.
Las famosas mesas agrícolas anunciadas por el presidente Maduro levantaron muchas expectativas entre el movimiento campesino, se elaboraron planes de desarrollo y conclusiones aparentemente favorables, pero a pocos meses de culminar su mandato, no se ven los resultados esperados y según se ven las cosas, todo quedará como un ‘show’ más del gobierno.