Todo comenzó el 15 de enero del presente año, cuando fecha empresa Alcoa se vio obligada a reintegrar a 46 de los 60 obreros la que a finales del año anterior había despedido de manera injustificada. Previo al reintegro de los empleados despedidos, el entonces gerente de planta, Mauricio Ricco, se encargó de reunir a todos los empleados del plantel para amenazar a aquellos que llegaran a establecer nexos, contactos o amistad con los obreros sindicalizados reintegrados. Una de las medidas de desprestigio en contra de los sindicalizados fue confinarlos en una sola área de producción dentro del plantel, a manera de alejarlos de sus demás compañeros de trabajo, porque en efecto los castigaban, les quitaban el carnet de empleado y los amonestaban por haberse acercado a los sindicalistas.
Esta medida de represión hacia los sindicalizados implicó incremento en las metas de producción, la que cada día era mayor en comparación a la de los demás. Fue hasta cierto día en que lograron llegar a la dichosa meta, pero en los subsiguientes días las metas incrementaron a más no poder, los presionaban y los obligaban a cumplir con horas extras. Al no poder cumplir con las metas la empresa los amenazaba con despedir a los 46 compañeros sindicalizados, y en efecto los amonestaron, acto que les colmó la paciencia.
Si asesinan a cualquiera de los compañeros dirigentes ya hay responsables
Una de las infortunadas consecuencias del cierre de la Planta de Alcoa en El Progreso es la serie de intimidatorias amenazas a muerte de manera verbales y escritas hacia los dirigentes de SITRAFLH. “Ustedes ya son un encargo para nosotros, pero nos da lástima asesinarlos porque no valen ni e costo de las balas…”, les dijeron un grupo de tres hombres que en la mediodía del lunes 21 de julio llegaron a las instalaciones de Teleprogreso para intimidar a los miembros de la junta directiva del sindicato.
“Sabemos de sus paso. Usted doña Lorna, ya sabemos a que hora llega a su casa, al igual que sus demás compañeros… lo mejor es que ya dejen esta cosa y no continúen en esta babosada del sindicato…”, les manifestó uno de los tres hombres que tranquilamente se bajó de un vehículo de paila cuando llegaron a esa televisora sólo para amedrentar a los sindicalistas, quienes en ese instante, luego de una férrea campaña en contra del sindicato, estaban prestos a defender su organización. A celulares Otros de los mensajes recibidos en los celulares de los sindicalistas están: “Cómo se comieron nuestros derechos, pero eso les durará muy poco”.
Las amenazas a muerte por parte de llamadas y mensajes anónimos han sido dirigidos en contra de los dirigentes Lorna Redel Jackson, Jessenia, Juana, Fanny, Óscar y German López y el regidor municipal de la UD, Bartolo Fuentes. De todas estas amenazas las autoridades de la Fiscalía del Ministerio Público ya tienen conocimiento. Las amenazas también han incluido al personal de la revista Vida Laboral, al Padre Ismaél Moreno, quien es miembro de la Compañía de Jesús y a periodistas de Radio Progreso, que es propiedad de los jesuítas.