Durante el gobierno de Maduro, siendo presidente del Congreso Nacional, después de manipular la Constitución de la República, se hizo candidato a la presidencia de Honduras por su partido. En la campaña, cuyo símbolo principal era una especie de amenazante garra de hierro, de puño cerrado, en señal de poderío, de fortaleza, nos ofrecía la pena de muerte para resolver los conflictos del país. En rechazo a tan salvaje como trasnochada propuesta, el pueblo no lo votó.
En la presente campaña ha dicho que al salir presidente, en sus primeros cien días de gobierno terminaría con la delincuencia. En el fondo la propuesta es la misma: en la primera nos decía cómo, aunque no identificaba los sujetos de la acción penal; en la presente nos dice a quiénes, pero se cuida de precisar cómo.
El peso de sus argumentos, así como los de su candidato a ministro de seguridad, recaen en los grupos de jóvenes rebeldes a quienes conocemos como “maras”; mismos a los que, el señor Maduro y su ministro de seguridad, habían declarado una guerra mediática, pues, como lo apunto la señora de Maduro en su oportunidad, montaban un sainete en el patio de la residencia particular del presidente, rendidos varios jóvenes contestatarios y el gobernante de fatiga y armado los sometía.
Lo que puede inferirse de la solución que pretende el candidato nacionalista, es que “Pepe” Lobo está interesado en castigar al pecado y no al pecador; pues es más fácil condenar al ladrón que resolver la causa por la que roba.
Los jóvenes “mareros” son el resultado de multitud de actos de violencia perpetrados por los grupos de poder; sometidos a diversas formas de tortura, los jóvenes aprendieron a contra atacar a la sociedad que los ha marginado, excluido, abofeteado, rechazado y los ha condenado a morirse de hambre. En consecuencia a quienes habría que condenar, encarcelar y castigar de todas las formas posibles es a los políticos tradicionales, a los empresarios mezquinos, a los grupos fácticos que le han negado al pueblo en general la posibilidad de una existencia humanamente justa y decente. Pero el mensaje que nos envía “Pepe” Lobo es que, de salir presidente, desatará una ola de terror durante sus primeros cien días de gobierno, para castigar a los mismos, al pueblo llano, a menos que como la vez anterior, los votantes descifren el mensaje y lo castiguen de la misma manera.