2- Ya acabó el momento de seguir echando más leña al fuego, y conviene tomar distancia de todo aquello que atice posturas que radicalizan cualquiera de los polos que definen el conflicto actual. Nos encontramos en un momento extremo de inflexión, en el cual, sólo nos salvará apostar por un escenario de mínimos consensos en torno a la preservación de la institucionalidad del Estado de derecho.
3- Ese mínimo consenso ha de partir del rechazo absoluto a todo lo que tenga que ver con un golpe de Estado, sea técnico o violento, puesto que en una situación de ingobernabilidad, la sociedad entera queda expuesta a la violencia y a expresiones de descomposición que sólo beneficiará a sectores que se nutren a la sombra de la inestabilidad y de la ausencia de institucionalidad.
4- Las posiciones de los dos polos siguen radicalizándose. Ni el Presidente parece dar un paso hacia un diálogo ni el otro sector está dispuesto a dar marcha atrás en su decisión de inhabilitar al titular del Ejecutivo. Para avanzar hacia un escenario de mínimos consensos, son necesarias la actuación y presencia de otras fuerzas que contribuyan a romper con esa lógica en la que uno a otro sector se satanizan y se buscan aplastar mutuamente.
5- Frente a esta peligrosa polarización, es muy importante trasladar y mantener toda información posible a toda la sociedad, pues sólo con una población informada se puede avanzar hacia una salida política no manipulada y sólo así se puede esperar una respuesta consciente y ciudadana de parte de los diversos sectores de la sociedad hondureña.
6- La alta y radicalizada polarización involucra de manera especial a quienes conducen los tres poderes del Estado, y por eso mismo sus propuestas y decisiones gozan actualmente de muy poca aceptación y credibilidad. Por ello, consideramos pertinente la necesidad de la intervención de sectores que, desde posiciones independientes y no apasionadas, puedan convocar a los sectores involucrados en la actual crisis política e institucional, con el fin de buscar, tan pronto como sea posible, una salida negociada a la crisis creada al interior de los poderes del Estado.
7- Sugerimos la necesidad de solicitar la conformación de una Comisión con actores de alto reconocimiento político, jurídico y ético internacionales y nacionales, como un factor que contribuya a abrir el diálogo hacia una salida negociada al conflicto actual. Una Comisión que podría estar constituida por representantes de la ONU, la OEA, quizás un miembro Nóbel de la Paz, un organismo internacional de derechos humanos y un rector de una prestigiosa universidad.
8- Racionalidad desde la inclusión de todos los sectores de la sociedad, es de lo que más está urgiendo la presente y convulsa coyuntura política. Reducir posiciones cerradas, y una mirada de país y de bien común, mucho más allá de posiciones de grupos o sectores en particular, es lo que más está necesitando la nación para revertir la ingobernabilidad e inestabilidad de las que ya estamos siendo víctimas, y para avanzar hacia la recuperación del Estado de Derecho, la democracia y la paz que tanto hacen falta para hacer frente a las verdaderas tareas del desarrollo del país.
9- Hoy estamos a tiempo, los políticos, los altos dirigentes de los poderes del Estado, los medios masivos de comunicación, las iglesias, los diversos sectores de la sociedad civil, tenemos que dar cada uno un paso adelante en esta construcción de una salida dialogada y negociada. Mañana, sin duda será demasiado tarde, y las presentes y las siguientes generaciones lo lamentaremos para siempre.
El Progreso, Yoro, 26 de junio del año 2009
Radio Progreso y Equipo de Reflexión, Investigación y Comunicación, obras del Apostolado de la Compañía de Jesús en Honduras.
Karla Rivas kaparisa@hotmail.com