Las leyes señalan que es más agua y demás recurso subterráneos pertenecen a Estado, sin embargo durante décadas dos de la grandes industria refresqueras no pagaron un ta sólo centavo a la municipalidad po la descomunal extracción de agua que efetuaban de sus pozos privados, mientras se enriquecían a costillas del vital líquido que petenece al municipio.
Para que las dos grandes refresqueras del país: Cervecería Hondureña, representante de la Coca Cola y una variedad de cervezas; y Embotelladora de Sula, representante de la Pepsi Cola, junto con Aguazul, localizadas en San Pedro Sula, tuvieran que pagar por la extracción de este recurso, la División Municipal de Aguas, DIMA, debió enfrentar una seria lucha hasta obligarlas a pagar, aunque se un raquítico impuesto.Alfredo Rodríguez, gerente de DIMA, informa que fue hasta el año pasado, cuando tras una larga ronda de negociaciones que la Cervecería Hondureña y Embotelladora de Sula se vieron obligadas a instalar macromedidores en sus pozos privados.
La Cervecería Hondureña posee 10 posos, y 6 la Embotelladora de Sula. De alguna manera u otra, a ambas refresqueras ahora se les puede medir las inmensas extracciones de agua que efectúan. Pero el asunto está para reír, puesto que mientras los sampedranos en sus residencias pagan 2.80, 3.80 y 7.80 por cada metro cúbico de agua que consumen, las refresqueras solamente pagan treinta y dos centavos (0.32) de lempiras por cada metro cúbico de agua que extráen. Ese es el chiste de haberles instalado los macromedidores.
Dicen que el medidor es nuestro amigo
Las las operadoras del servicio de agua potable difunden comunicados para explicar que el micromedidor de agua es un aparato mecánico necesario para registrar el consumo real del líquido que pasa a través de el. La lectura del micromedidor factura el pago “equitativo” que el abonado debe por los volúmenes de agua consumidos y derrochados. A los abonados les ayuda a recibirun servicio con mayor eficiencia, a parte de permitir la detección de fugas domiciliares.
Las concesionarias basan la instalación de los medidores en el artículo 4 del Capítulo IX de la Ley Marco de Agua Potable y Saneamiento donde detalla que: “los usuarios deben permitir la instalación de medidores, ayudar a su conservación y facilitar su lectura, así como a las labores de revisión y mantenimiento efectuadas por el prestador del servicio”. Las concesionarias agregan que si no instalamos los micromedidores “estamos faltando a la Ley”, e incitan a los abonados a unirse para detener el derroche del agua instalando medidores en las viviendas. Al final dicen que el “medidor es nuestro amigo”.
Objeción a los contadores A los operadores de agua como Aguas de Puerto Cortés, Aguas de San Pedro y a Dimach, con los próximos 3,000 medidores de agua que instalarán en Choloma, “se les hace agua la boca” cuando las sensibles agujas de los contadores dan miles de vueltas de manera acelerada para facturar y cobrar. Previo a la instalación de los contadores las concesionarias deben garantizar continuidad, presión y calidad del agua potable. Al no haber continuidad del agua no hay presión, pero al retornar empujan grandes burbujas de aire acumuladas en la tubería que de manera acelerada hacen girar las sensibles manecillas de los contadores.
¿Entonces por qué cobran hasta por las burbujas? Es de recordar que las burbujas de aire se acumulan en cada momento cuando el suministro del líquido es cortado o racionado, pero el contador siempre las contabiliza. Si las concesionarias no garantizan continuidad y presión, es muy poco probable que haya suficiente calidad. Significa que no deberían cobrar por la mala medición que tampoco corresponde a las tarifas de la verdadera agua potable que están obligados a proporcionar.