La venta de listados de supuestos sindicatos en las maquilas se realiza de hace mas de diez años y se ha convertido en negocio de inescrupulosos activistas sindicales, licenciados en derecho y trabajadores.
El asunto funciona así: un grupo de trabajadores cansados de estar en una empresa desean irse pero no renuncian para no perder las prestaciones, ellos se han dado cuenta del gran miedo de las empresas a los cindicatos y de que muchos han sido despedidos por intentos de organización. Entonces el grupo decide hacer el simulacro organizativo “para que los boten y les den su pisto”.
Se comienza por levantar un listado de las personas que supuestamente desea organizarse en sindicato, algunos de los que se enlistan saben que es una treta pero muchos en verdad desean crear la organización. Cuando ya está un buen grupo se busca alguna asesoría externa y de alguna manera se filtra la información a la empresa y comienzan los despidos.
A muchos les ha ido mal con esta jugada, porque la empresa en lugar de despedirlos con prestaciones, busca la manera de deshacerse de ellos presionándolos para que renuncien o “haciéndoles la cama para que se vayan lisos”.
COMO EMPEZÓ EL NEGOCIO
La Federación sindical de Trabajadores Nacionales de Honduras FESITRANH en 1993 impulsó un proyecto de organización sindical y con el apoyo financiero de una organización estadounidense contrató diez promotores y promotoras para organizar sindicatos en la maquila. En menor medida lo hicieron otras federaciones.
Los promotores se situaban a la salida de los parques industriales, convencían a los trabajadores de la importancia de la organización y los invitaban a jornadas de capacitación.
Todo iba bien hasta que las empresas se enteraron, pronto comenzaron los despidos y por el miedo a la organización pagaban todas las prestaciones. Esto despertó interés de muchos trabajadores que nunca habían tenido tales cantidades de dinero junto en su vida. Los despedidos agradecidos entregaban a los organizadores gratificaciones que en aquel tiempo rondaba en los cincuenta lempiras, es decir unos siete dólares, que a veces se multiplicaba por más de cien despedidos.
Salían contentos los organizadores con varios miles de lempiras y los incipientes sindicalistas con las prestaciones que de otra manera difícilmente hubieran conseguido. También quedaba tranquila la empresa al evitar la presencia sindical.
Hasta ahí se trata de una acción represiva de las empresas, que escapaba del control de los organizadores, pero luego algunos de ellos a propósito facilitaron la destrucción de cada proyecto de sindicato, para obtener las gratificaciones.
Quien perdía era la organización sindical al desprestigiarse, a tal grado que ahora se relaciona directamente sindicato con el propósito de arrancarle las prestaciones a la empresa. Al preguntarle a las obreras porque nos se organizan es frecuente que respondan “porque todavía no quiero que me boten, hasta que me toquen mas prestaciones”.
Recientemente hemos conocido casos de licenciados en derecho que le han entrado al negocio y cobran entre 300 y 500 lempiras por conseguir las prestaciones a través de las amenazas de organización sindical.
Obreras de diferentes empresas en El Progreso, entre ellas la QR fashion y la Porvenir Manufacturing, han denunciado por lo menos a dos licenciados que en contubernio con autoridades del Trabajo extorsionaban y aun intentan extorsionar a las empresas con los supuestos listados de sindicalistas. Los empresarios de ZIP El Porvenir dicen que ya se han dado cuenta de esa treta y no se dejan engañar tan fácil de los extorsionadores.
El año pasado, Vida en la Maquila conoció de fuentes confiables que altos funcionarios de una empresa del ZIP San José en San Pedro Sula pagaron unos 30 mil lempiras a un alto directivo sindical para liquidar un esfuerzo de organización.
Los funcionarios de la empresa no revelaron el nombre del directivo, pero obreras involucradas en el esfuerzo señalaron que quien les apoyaba era Julio Figueroa de la oficina de La Central General de Trabajadores CGT en San Pedro Sula.
Los dirigentes sindicales niegan estas acusaciones y las señalan como inventos de otras personas afectadas por su trabajo organizativo.
HAY MUCHO MAS
La múltiple complicidad de falsos interesados en organizarse, corruptos dirigentes sindicales y de los empresarios y autoridades del trabajo hace difícil recabar la suficiente información y las correspondientes pruebas sobre este atentado contra el sindicato, este gran instrumento de lucha de los trabajadores por el cual han muerto tantos dignos hombres y mujeres de Honduras.
Conmemorar los cincuenta años de la gran huelga del 54 debe significar también recuperar los instrumentos de lucha y desenmascarar a los falsos luchadores. Vida en la Mquila cuenta ya con abundante información preliminar que una vez corroborada estaremos publicando en las próximas ediciones.